Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han confirmado que un bajo nivel plasmático de cobre y zinc en mujeres embarazadas puede ser un factor asociado al aborto espontáneo, una hipótesis que hasta ahora no había sido confirmada y que nunca se había comprobado en humanos, según ha resaltado este lunes la propia institución académica. Este descubrimiento supone un gran avance científico, ya que se trata de trastornos corregibles a través de simples medidas dietético-farmacológicas. En este estudio participaron 265 mujeres embarazadas, de las que 132 padecían un aborto espontáneo –todas las que lo sufrieron en a lo largo de un año–. Las 133 restantes eran mujeres con embarazo evolutivo seleccionadas de entre las embarazadas que acudían a la consulta programada para el control del embarazo. A todas ellas se les practicó una ecografía, se les extrajo una muestra sanguínea para realizar determinaciones analíticas y se les pasó un cuestionario. En total, se recogieron 131 variables en cada participante. Mediante la comparación controlada entre el grupo que abortaron y el de embarazadas con normal evolución de su embarazo, se pudo determinar la existencia de diferencias en las concentraciones plasmáticas maternas de cobre y zinc. Estos hallazgos sugieren que la deficiencia materna de uno o ambos oligoelementos puede asociarse a la aparición de aborto espontáneo, lo que abre nuevas líneas de investigación en este campo, hasta el momento poco explorado. Aparte de la influencia que el cobre y el zinc puedan ejercer en la aparición de abortos, la investigación realizada en la UGR ha encontrado datos de interés acerca de otras variables algo más estudiadas, pero igualmente poco conocidas como la homocisteína, la suplementación preconcepcional y prenatal con yodo y folatos, la disfunción tiroidea o el consumo de fármacos en las primeras semanas del embarazo. Este trabajo ha sido llevado a cabo por Jesús Joaquín Hijona, investigador del Departamento de Farmacología de la UGR, y dirigido por los profesores Manuel García Morillas y Juan Antonio Maldonado. El estudio determinó que la mayoría de los embarazos (64%) que acabaron en aborto de los estudiados fueron planificados, si bien sólo un 12 por ciento de las pacientes habían utilizado los suplementos recomendados de yodo y folatos antes de intentar el embarazo (éstas sustancias han demostrado disminuir la tasa de abortos y malformaciones). Además, un tercio de las abortadoras se declararon fumadoras habituales y el 16,6 por ciento consumían habitualmente café a una dosis que sobrepasaba el umbral abortígeno y teratogénico. El consumo de tabaco y cafeína sobre ciertas dosis ha sido firmemente asociado a la aparición de aborto espontáneo. El 81 por ciento de las que abortaron consumió algún fármaco durante el embarazo estudiado, y el 2,27 por ciento utilizó fármacos formalmente contraindicados durante la gestación. El 13,63 por ciento estuvieron expuestas a medicamentos de desaconsejados durante la misma. LA COMPLICACIÓN MÁS FRECUENTE Según ha apuntado el doctor Hijona, «aun hoy y a pesar de los enormes avances que ha experimentado la medicina de la reproducción, el aborto permanece como la complicación más frecuente del embarazo. Se estima que afecta al 15 por ciento de las mujeres, principalmente en el primer trimestre y aunque la mayoría de las veces es esporádico y no recurrente, existe una tendencia a la repetición en el 2-5 por ciento de las parejas». Junto a estas circunstancias, existen datos que alertan acerca del creciente papel que esta complicación del embarazo adquiere en nuestra población. En los últimos años, el numero de pacientes atendidas por aborto espontáneo se ha venido incrementando progresivamente. Dicho aumento no sólo responde a un aumento en el numero total de embarazos por año, sino que también la tasa de abortos se ha elevado (desde un 10,39% en 2003 hasta un 13,70% en 2010). Los resultados de este trabajo de investigación han sido publicados en las revistas ‘Progresos de Obstetricia y Ginecología’, de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, y ‘Toco-ginecología Práctica’, y aparecerán próximamente en ‘Obstetrics and Gynaecology’.
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