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La policía científica española, aupada por el éxito de ‘CSI’

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La policía científica española, aupada por el éxito de CSI
Una serie que prepara Discovery Channel sobre casos forenses pone de manifiesto la destreza de los investigadores de la Guardia Civil
MERCEDES RODRÍGUEZ/MADRID

El interés por la investigación científica se ha disparado gracias a CSI.

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El cuchillo con el que se cortaron unas ramas para preparar el escenario del asesinato de un joven, muerto a tiros en León, terminó por delatar al criminal. Para ello fue necesario que los investigadores científicos de la Guardia Civil realizaran un trabajo de precisión en el rastreo de indicios del delito. Este y otros casos se verán en una serie documental que rueda Discovery Channel, en colaboración con el servicio de criminología de la Benemérita, en la que se comprobará cómo los casos de CSI no están alejados de la realidad. Además, la célebre serie estadounidense ha provocado un fenómeno de arrastre y hoy son muchos los estudiantes universitarios -biólogos, médicos- que quieren estudiar esta especialidad forense.

José Antonio Lorente, conductor de la serie, uno de los forenses españoles de mayor prestigio, explica que «CSI está muy bien hecha, tiene bastante relación con la realidad, salvo algunos extremos, como que en la serie los investigadores forenses que están en el laboratorio también se mueven en la calle y en la vida misma son funciones separadas», comenta. Por otra parte, la ficción muestra cómo en un santiamén se resuelve el caso de manera perfecta en cada capítulo, cuando la verdadera policía científica tarda tiempo. «Pero ha servido para poner de relieve el trabajo intenso y científico de los investigadores de criminología», prosigue Lorente, director del Laboratorio de Identificación Científica de la Universidad de Granada y presidente de la recién creada Academia Iberoamericana de Ciencias y Estudios Forenses. Por lo demás, asegura que CSI ha espoleado a muchos universitarios, que desde hace algunos años quieren ingresar en la policía con esta especialidad.

¿Y no dará pistas la serie para enseñar, por ejemplo, como borrar huellas con lejía? Los especialistas de un congreso celebrado en EEUU sobre las ciencias forenses determinaron que, efectivamente, la producción televisiva muestra maneras de eliminar indicios, pero también expusieron que CSI ha provocado un efecto disuasorio: los investigadores forenses son tan eficaces en seguir el rastro de cualquier indicio, dan tal imagen de perfección a la hora de resolver los casos que puede desaconsejar intentos. En todo caso, el tipo de delitos en EEUU ni ha aumentado ni disminuido desde que la serie está en antena.

El cuchillo delator

En España, los CSI españoles no se quedan atrás. El coronel José Antonio García Sánchez-Molero, jefe del servicio criminalístico de la Guardia Civil, está especialmente orgulloso del caso Wanninkholf, en el que se pudo inculpar al presunto autor del doble asesinato a partir de la concienzuda labor de un perito, que no se conformó como examinar los restos de un faro de coche. Su misión era averiguar a qué clase de vehículo podría pertenecer ese trozo de faro, pero observó una minúscula mancha que resultó ser de sangre tras varios análisis, con el mismo ADN que se encontró en los restos de una colilla tirada al suelo por el presunto asesino.

Este caso no aparecerá en la serie que realiza Malvarrosa Producciones para Discovery Channel porque en los documentales sólo se contarán casos cerrados, ocurridos en España, México y Colombia. Serán diez expedientes divididos en cinco episodios que se estrenarán a finales de este año. Pero el que también destaca Sánchez-Molero, el del cuchillo delator, no es menos curioso. Éste, que se cuenta detalladamente en uno de los capítulos de la serie, ocurrió en León, en enero de 2001. Un hombre conduce su camioneta por un camino de tierra entre campos de maíz que se estrecha, al bloquear el paso unos troncos de chopo. Cuando sale del vehículo recibe varios disparos que acabaron con su vida. Un perito se detuvo en examinar el corte de esas ramas y finalmente -ayudados por microscopios- identifican la navaja con la que el sospechoso cortó las ramas del camino para tender la trampa. El asesino acabó en la cárcel gracias a la pruebas identificativas realizadas sobre esos elementos vegetales. Por primera vez, se presentaría ante un jurado esta clase de base probatoria.

Revolución

Sánchez-Molero comenta que la capacidad de observación, la curiosidad y perseverancia de los investigadores forenses, los peritos, son clave a la hora de resolver los casos. Su labor ha vivido toda una revolución desde 1991 a partir de la informática y las nuevas tecnologías, así como con un mejor equipamiento. La serie, destaca este coronel, servirá para unir el trabajo de España con los especialistas de América Latina. «Pero la ley tiene que apoyarnos, porque muchas veces va por detrás de nuestras investigaciones, especialmente con las pruebas de ADN», sostiene.

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