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La sobreexigencia por cuidar a los nietos puede ser nociva para la salud

La sobreexigencia por cuidar a los nietos puede ser nociva para la salud

Cuidar a los nietos por placer y durante un rato, suele ser algo anhelado y disfrutado por los abuelos. Hacerlo por obligación, muy frecuentemente y por espacio de varias horas, parece no brindar la misma satisfacción.
En los últimos años, muchos abuelos (especialmente abuelas) han tomado un nuevo lugar en la estructura familiar: son quienes cuidan a los hijos de sus hijos mientras éstos están trabajando o estudiando; por ende, son quienes los alimentan, los visten, los llevan a la escuela o al club, los hacen dormir y los atienden en sus necesidades diarias.
Esta nueva responsabilidad, que los abuelos generalmente no se niegan a tomar y cumplir, puede dar lugar a lo que se denomina “Síndrome de la abuela esclava”, término acuñado por el cardiólogo español Antonio Guijarro Morales, quien le dedicó un libro al tema que referencia como “pandemia del Siglo XXI” y que define como exclusivo de las mujeres.
El problema de ser una abuela a tiempo completo es que esa responsabilidad —que llega a una edad en la que la naturaleza de la mujer ya no le permite ser madre— puede repercutir en la salud de ella: cansancio, cuadros de hipertensión arterial, taquicardias, caídas fortuitas, malestar general y tristeza, son algunos de los síntomas (ver apar te).

CASOS EN AUMENTO. Se trata de un fenómeno que crece, tanto porque la situación económica obliga a ambos padres a salir a trabajar (y a algunos les impide contratar una niñera o pagar una guardería), como porque a ellos les da más seguridad que sea un familiar y no un extraño quien cuide a sus pequeños.
“Más que nada se da en los últimos tiempos por la situación económica mundial, que está tocando nuestro país. La familia ha perdido el formato original que tenía, con el padre trabajando afuera y la madre en la casa con los chicos. Ahora ambos salen a trabajar y, en esta situación, los nietos quedan a cuidado de los abuelos. A veces, fundamentalmente cuando hay una separación o un divorcio, hasta sucede que los hijos se van a ir a vivir a la casa paterna con todos sus hijos”, describió a EL DIARIO el gerontólogo Mario Vivas. Y aclaró que también hay casos en los que son los abuelos los que se ofrecen para el cuidado full time de los nietos, sin que alguien se los haya solicitado.
“Principalmente se ve esta responsabilidad y sobrecarga en las abuelas, no en los abuelos. Es generalmente la madre la que se hace cargo de ayudar a su hija o hijo en el cuidado de sus nietos; es generalmente ella la que trata de ayudar a sus hijos para aliviarles la vida diaria, sobreexigiéndose ella misma”, puntualizó.
La toma de esta responsabilidad, en algunas ocasiones, es promovida por el sentimiento que suelen vivir las personas después de haberse jubilado: “No quieren sentirse inútiles y, por eso, se ofrecen para criar a los nietos”.

DIAGNÓSTICO. ¿Cómo llegan estas personas al consultorio médico? Generalmente por una cuestión secundaria, no porque hayan detectado que el volver a cumplir el rol de padres les trajo deterioros físicos o emocionales.
“Llegan cansados, sobreexigidos, con cuadros de angustia o depresión y, en los casos de los que padecen enfermedades crónicas, llegan porque empiezan a sufrir descompensaciones. En general no se animan a decir que están sobrecargados, porque no les quieren dar a sus hijos un nuevo problema. Sólo aparece el tema de la sobreexigencia cuando están solos, sin sus hijos, en la charla con el médico”, detalló Vivas.
El profesional confió que en los últimos meses ha visto varios casos de este tipo de síndrome, en su consultorio.
“Recuerdo el caso de una mujer diabética a quien no le encontrábamos el porqué de sus descompensaciones, hasta que contó que estaba a cargo de varios nietos y se olvidaba de hacerse los controles; además, dijo que había dejado de hacer la dieta correspondiente porque no le quería dar a los chicos la misma comida que tenía que comer ella. En otros casos hemos visto que dejan de tomar la medicación porque se olvidan o dejan de hacerse los controles y eso les provoca las descompensaciones; a esto lo hemos visto hasta en casos de cuadros que estaban muy bien controlados, muy compensados”, advirtió el gerontólogo.
Y comentó dos casos más: “Vino una mujer que tiene hipertensión, diabetes y artrosis, que estaba muy controlada pero se le empezaron a exacerbar los problemas. Para colmo, por cocinar apurada para los nietos, se cayó y se quebró la muñeca. También vimos a una señora que vino con un cuadro ansioso-depresivo y contó que era porque se había separado su hija y ella estaba a cargo de sus tres nietas”.

CÍRCULO VICIOSO. Un punto a destacar en esta cuestión es que no resulta fácil darle un corte.
“Muchos abuelos se dan cuenta de que están sobrecargados, pero no quieren manifestárselo a sus hijos porque ven que éstos están sobreexigidos en el trabajo o porque quieren ayudarlos a que se organicen en familia. Así llegan los deterioros físicos y emocionales. Luego vienen los hijos, asustados, porque a la dificultad de encontrar quién les cuide a sus chicos se les suman las complicaciones de tener que cuidar a sus padres que se enfermaron”, relató, para finalizar, el gerontólogo.

CLAVES DEL SÍNDROME

* Algunos de los síntomas son hipertensión arterial, sofocos en la cara, taquicardias, dolores en el pecho, dificultad para respirar, mareos, debilidad, caídas fortuitas, malestar general, tristeza.
* Si no es diagnosticado precozmente, la paciente puede sufrir molestias crónicas durante muchos años.
* Es difícil de diagnosticar por el desconocimiento médico sobre la patología e incluso porque las afectadas prefieren ocultar que viven bajo una relación familiar estresante.
* La abuela no dice a nada que no, y acepta más y más cargas. Simultáneamente, su fortaleza se va deteriorando sin que nadie se dé cuenta.
* El comienzo de una solución es replantear la relación con los hijos y nietos, dejar de hacer tareas con un alto grado de responsabilidad y mantener un gratificante contacto con la familia.

Fuente: Antonio Guijarro Morales; El Síndrome de la Abuela Esclava. Pandemia del Siglo XXI.
El autor es cardiólogo, jefe clínico de Cardiología del Hospital Clínico Universitario S. Cecilio y profesor de la Universidad de Granada, España.
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