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La UCO es el único centro andaluz que destaca en investigación de España

– La UCO es el único centro andaluz que destaca en investigación de España

El profesorado universitario tiene que realizar dos labores: impartir docencia e investigar. Medir la calidad de la enseñanza en los centros de educación superior es complejo por lo que tiene de subjetivo ya que, de momento, sólo se hace a través de encuestas a los alumnos. Sin embargo, sí que existen indicadores que miden la productividad científica del personal universitario y de otros centros de investigación.

De hecho, en los últimos años se han intensificado los estudios y sistemas capaces de trazar con fiabilidad la calidad de la investigación que se lleva a cabo en los centros de educación superior. Uno de ellos es el llamado Atlas de la Ciencia, un ambicioso programa dirigido por el catedrático de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Granada Félix Moya. Este proyecto cuantifica la producción científica de universidades y centros de investigación de nueve países iberoamericanos en el periodo 1990-2004. Para ello toma las referencias de publicaciones científicas contenidas en la base de datos Thomson-ISI, una de las más completas del mundo.

Pero como la cantidad no dice nada si no se tiene en cuenta la calidad -un profesor puede publicar mucho en un boletín regional, con escasa o nula relevancia- el Atlas de la cienciaelaboraasimismo los datos del potencial investigador de cada institución, corrigiendo la producción total de cada organismo por el índice de impacto internacional de cada publicación a través de un complejo sistema de cálculo.

Sólo falta ahora cruzar los datos de la producción científica internacional de cada universidad, ponderada por el índice de impacto de cada publicación, con el número de docentes que posee cada institución. Se obtiene así un índice abstracto cuya función es proporcionar una foto fija de la capacidad investigadora de impacto internacional de las 48 universidades públicas españolas. El resultado que arroja este intercambio de datos es revelador. Entre las diez primeras hay nada menos que cuatro universidades catalanas y sólo una andaluza, la de Córdoba, en un meritorio séptimo lugar.

La siguiente universidad andaluza en aparecer en este ranking es la de Granada, en el puesto 14. Las de Jaén y Almería ocupan lugares consecutivos, el vigesimosegundo y vigesimotercero respectivamente. Más atrás aparecen las universidades de Sevilla (número 29) y la de Málaga (31).

Sólo dos universidades, la Universidad Nacional de Educación a Distancia y la de Las Palmas de Gran Canaria obtienen peores resultados que las de Cádiz (la 45 de 48) y Huelva (46).

En este particular ranking se mide la calidad de la investigación a nivel internacional, de modo que aquellas áreas de conocimiento que no tienen tradición de publicar en revistas de fuera de nuestro país, y por extensión aquellas universidades fuertemente especializadas en carreras de esta tipología, obtienen una infrarrepresentación en el mismo. Éste es el caso de universidades jóvenes y prestigiosas como la Pompeu Fabra de Barcelona, la Carlos III de Madrid y la sevillana Pablo de Olavide, tres instituciones que han centrado la mayoría de su oferta académica en el área jurídico-económica, en la que rara vez se publica en ediciones extranjeras. Por este motivo, estas tres universidades salen mal paradas en el ranking, con unos discretos puesto undécimo (Pompeu), trigesimocuarto (Carlos III) y cuadragesimotercero (Olavide). Circunstancia que no impide que no haya grupos individuales de nivel en otros campos científicos.

Por el contrario, las universidades con una fuerte presencia de las áreas científico-técnicas -como las politécnicas-, acostumbradas a competir a nivel internacional, obtienen mejores resultados cuando lo que está en el punto de mira es la productividad científica de relevancia mundial.

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