La inyección del gen de la enzima de la descarboxilasa del ácido glutámico (GAD) directamente en el cerebro es un método seguro que puede mejorar significativamente la función motriz en enfermos de Parkinson que no responden a los tratamientos convencionales.
Eso es lo que indican los resultados de un estudio publicado en la última edición de de internet de la revista médica «The Lancet» y que pone de relieve el potencial de ese tipo de terapias para aliviar los síntomas de otros trastornos del cerebro.
A pesar de los resultados prometedores de otros estudios de terapia génica, hasta ahora ninguno se había visto confirmado en pruebas posteriores al azar y en «doble ciego» (método en el que ni los sujetos de la prueba ni los administradores saben si están en el grupo de control o en el experimental).
En los enfermos de Parkinson se da una fuerte disminución de los niveles del neurotransmisor GABA (responsable de la coordinación del movimiento) en la zona del cerebro conocida como núcleo subtalámico, lo cual da lugar a una falta de control de movimientos y temblores, entre otras cosas.
TRATAMIENTO
Los científicos han desarrollado ahora una terapia de transferencia de genes capaz de aumentar la producción de GABA y restablecer la función motriz insertando un gen GAD (descarboxilasa del ácido glutámico) en el núcleo subtalámico utilizando un virus como vector (adenoviral).
Un equipo dirigido por Andrew Feigin, del Instituto Feinstein de Investigaciones Médicas de Nueva York, diseñó ese estudio para poder comparar los resultados ese método de terapia génica en 22 pacientes con los de otro grupo de 23 enfermos a los que sólo se administró un placebo.
Todos los pacientes sobrevivieron a la intervención y sufrieron sólo algunos ligeros efectos secundarios como náuseas o dolores de cabeza.
En cambio se observaron importantes mejoras en sus síntomas motores. Seis meses después de sufrir la intervención, en el grupo sometido a la terapia génica se dio una mejora del 23,1 por ciento en la escala unificada de valoración de la enfermedad de Parkinson frente a sólo un 12,7 por ciento en el grupo de placebo.
MEJORA DE OTROS SINTOMAS
Y lo que es más interesante, los pacientes del primer grupo manifestaron también mejoría en otras pruebas clínicas de sus principales síntomas motores, especialmente en los resistentes a los fármacos en fase avanzada de la enfermedad.
Michael Hutchinson, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, reconoce que se trata de un estudio positivo y «meticuloso», pero agrega que quedan preguntas por responder como la de cuánto durará el efecto o qué consecuencias a largo plazo puede tener la introducción de virus en el cerebro.
«¿Ofrece esa nueva técnica ventajas sobre la estimulación cerebral profunda que parece proporcionar el doble de mejoría clínica?», se pregunta también el investigador.
PREVENCION
Otra novedad científica muy importante sobre esta patología radica en que un estudio científico español de la Universidad de Granada ha demostrado que el consumo de melatonina, una molécula natural sintetizada por prácticamente la totalidad de los seres vivos, puede ayudar a prevenir la aparición del Parkinson, al ser un potente agente antioxidante y antiinflamatorio.
La investigación ha confirmado además que otras sustancias análogas a la melatonina también tienen un importante papel protector frente al daño oxidativo e inflamatorio y en la recuperación de la actividad del complejo I, cuya inhibición es un evento fisiopatológico fundamental en el desarrollo del Parkinson, según se informó en la Universidad de Granada.
El hallazgo puede tener una consecuencia importante para el diseño de nuevos fármacos que ayuden a prevenir la dolencia, según los responsables del estudio.
En la enfermedad de Parkinson hay una reducción del 40% en la actividad del complejo I de la cadena de transporte electrónico en la sustancia negra de estos pacientes, con una pérdida de entre el 70 y el 80% de las neuronas localizadas en este tejido antes de que aparezcan los primeros síntomas.
En los ratones tratados para este estudio, la actividad del complejo I se reduce en un 65 % en la sustancia negra, y el tratamiento con melatonina o sus análogos estructurales contrarrestan esta disminución, normalizando la función mitocondrial.
Parte de los resultados del trabajo han sido publicados en las revistas científicas «Journal of Neuroscience Research» y «European Journal of Medicinal Chemistry».
LUTEINA
En otro orden, científicos australianos buscan desarrollar una especie de «píldora de la felicidad» para que las personas de la tercera edad se sientan más activos y puedan disfrutar del ejercicio físico.
Investigadores del Centro de Investigación de Fisiología Nutricional de la Universidad de Australia del Sur en la ciudad de Adelaida investigan si ciertos suplementos nutritivos pueden generar un aumento de la actividad física en la tercera y conseguir que ejercitarse sea más placentero.
El jefe del equipo de expertos, Jon Buckey, indicó que han tomado como punto de partida un estudio realizado en Japón con ratas, que demostró que en estos animales se produce un aumento espontáneo de la actividad física tras consumir leche con luteína.
La luteína es un antioxidante que se encuentra en algunas verduras de hojas verdes como las espinacas, frutas y la yema del huevo, entre otros alimentos, y se comercializa en suplementos vitamínicos.
Buckley, especialista en nutrición, manifestó que la sustancia facilita la realización de ejercicio físico, y así el nuevo fármaco beneficiaría a las personas de avanzada edad que deseen «estar más activos o posiblemente hacer que la experiencia del ejercicio físico sea más placentera».
Actualmente, los científicos australianos ensayan el medicamento con un grupo de voluntarios de entre 60 y 80 años.