Nuevas tecnologías, nuevas adicciones
lunes, 19 septiembre 2005
Alcohol, tabaco, juego, sexo o drogas. Estas son las dependencias más conocidas y censuradas por la sociedad. Pero hay otras adicciones comúnmente aceptadas que pueden ser igual de nocivas, como la dependencia al teléfono móvil, al ordenador, a Internet o incluso al trabajo. Fruto de las nuevas tecnologías, estas manías no son tóxicas pero reducen nuestra libertad y alteran nuestro comportamiento social.
Las nuevas adicciones fruto de las nuevas tecnologías son, por ejemplo, el envío de mensajes de texto, el chat por teléfono móvil y los chats por InternetLas nuevas tecnologías no sólo nos hacen la vida más fácil, también producen cambios en las costumbres y hábitos sociales. Su uso compulsivo puede provocar patologías relativamente nuevas, como es el caso de la adicción a Internet o al teléfono móvil, aparecida hace poco más de diez años, aunque en países como Estados Unidos tienen una trayectoria más larga.
Un hecho importante es que el consumo excesivo de estas tecnologías se enmarca dentro de los patrones de la sociedad moderna, por lo que el individuo no suele ser consciente de su problema adictivo. Así, las personas afectadas, aunque pierden su poder de autocontrol, no piden ayuda hasta que tocan fondo o se ven presionadas por la familia.
El caso más extremo de las consecuencias que puede tener la dependencia a las nuevas tecnologías se produjo hace unos días cuando un joven de 28 años moría de un ataque al corazón, tras pasar cincuenta horas seguidas jugando con un ordenador en un cibercafé. Según la policía de la ciudad surcoreana de Daegu, el muchacho pasó sus últimas horas enganchado a un juego de estrategia y rol con el que estaba obsesionado. Apenas paraba para ir al lavabo, hasta que finalmente el agotamiento pudo con su corazón.
Por suerte, estos sucesos no ocurren todos los días. Pero es cierto que las personas inseguras, inmaduras, incapaces de resolver problemas, inestables emocionalmente o con tendencia a buscar el placer de forma inmediata son las más proclives a caer en la dependencia al uso de Internet o al teléfono móvil.
Estos medios son el ingrediente perfecto para evadirse de la realidad estresante y compensar, de manera ficticia, nuestras carencias. Así, lo que empieza por ser una solución, acaba convirtiéndose en una conducta obsesiva, que origina el abandono de las obligaciones familiares, laborales y culturales. Sin embargo, hoy el problema es que esta patología es cada vez más frecuente en los jóvenes.
Como explica el doctor Otín Grasa, uno de los profesionales que dirige la página de Internet adictosainternet.com, al principio, los usuarios de la red eran empresarios y profesionales, aumentándose paulatinamente a la población general, siendo los más jóvenes los que tienen mayor riesgo de adicción, especialmente los adolescentes. La telefonía móvil, en constante desarrollo, facilita ahora el acceso a chats de Internet y son dichos adolescentes los que cada vez más disponen de móvil.
El culto a internet
Esta creciente adicción entre la población más joven fue censurada recientemente por Sofía Tomás, directora general de Drogodependencias de la Comunidad Valenciana. Según Tomás, ya se han atendido varios casos de adictos al móvil o a Internet en esta región, por lo que los profesionales de las Unidades de Conductas Adictivas (UCA) se están preparando para atender estas nuevas adicciones, ya que probablemente irán aumentando.
Para Tomás es importante reconocer que se tiene un problema y pedir ayuda, ya que la motivación personal es fundamental para la rehabilitación. Esta experta también recomienda que el adicto sea considerado como un enfermo que requiere una asistencia sanitaria como cualquier otra patología, y no como un vicioso que está enfermo porque quiere.
Los Internet o móviladictos tienen los mismos síntomas que los de cualquier otro grupo: síndrome de abstinencia, insomnio, falta de apetito, dependencia y una necesidad compulsiva de engancharse a la red para calmar la ansiedad. El sonido del módem o del celular puede provocarles incluso taquicardia. Para María del Mar Ortiz, profesora de Psicología Educativa de la Universidad, uno depende de Internet cuando el ordenador se convierte en el instrumento central de su vida, maneja la red incontroladamente y experimenta fuerte placer durante el tiempo de conexión.
Entre las consecuencias más notorias destacan la pérdida del trabajo, el ingreso hospitalario o incluso, como ya hemos visto, la muerte. Además, en los niños se ha observado una falta de concentración y estrés en el colegio.
Pero hay más. Trastornos en las relaciones sociales, discusiones familiares o problemas en el desarrollo académico. Unos más que otros, todos los jóvenes están afectados. Según un estudio de la Universidad de Granada, un 39 por ciento de los estudiantes españoles declara sentirse enganchado a la red, mientras que un 29 por ciento de los usuarios, con edades comprendidas entre los 14 y 25 años, se conectan a Internet más de cuatro horas al día durante todos los días de la semana. Además, el 95 por ciento de los encuestados se considera usuarios habituales de la red, y el 69,7 por ciento le dedica más de dos horas al día.
Otra encuesta elaborada por America Online muestra que la mayoría de los internautas de EE UU son adictos al correo electrónico, ya que la mayor parte lo chequea cinco veces al día. Así, un 41 por ciento de los encuestados declaró que chequear el correo es lo primero que hace nada más levantarse, antes incluso que tomar un café, y uno de cada cuatro usuarios afirma que no podría estar sin correo electrónico más de tres días.
Susana Jiménez, psicóloga de la Unidad de Psiquiatría del Hospital de Bellvitge de Barcelona, asegura que a mayor oferta y un acceso más fácil, hay un mayor número de personas en contacto y, por ende, hay más riesgo. La prevención consistiría en tener más información, estar alerta en la desproporción del tiempo dedicado a Internet, organizar charlas informativas y programar más actividades sociales fuera de casa.
Como ejemplo del riesgo, el espectro de adicciones que trata la Asociación Centro Catalán de Adicciones Sociales (Acencas) aumenta considerablemente cada año. Según esta asociación, las nuevas modas que enganchan son los mensajes de texto y el chat por teléfono móvil y los chats por Internet -adicciones que afectan especialmente a jóvenes entre 16 y 19 años- y la ludopatía ligada a las apuestas deportivas por la red.
Y es que deberíamos empezar a tomar medidas porque, según el doctor Otín, en la mayoría de los países aún no existen centros específicos que atiendan estos casos y se derivan a centros de salud ordinarios donde se tratan otras adicciones, aunque en EEUU y algunos países europeos ya existen programas específicos.
Móviladictos
En cuanto a la adicción al móvil, entre los mayores no es nueva pero entre los niños sí. Por ello, expertos en infancia y nuevas tecnologías dieron en mayo la primera señal de alerta sobre un posible desorden de este tipo. El estudio elaborado por la asociación Protégeles mostraba que el 38 por ciento de los menores que tiene un móvil se agobia o lo pasa muy mal cuando no cuenta con él y un 25 por ciento gasta más de 20 euros al mes.
Aunque aún no se habla de adictos, sí se hace de niños que padecen características propias del desorden de adicción, por lo que para estos profesionales es necesario que los padres se sensibilicen ante el móvil y que las compañías proveedoras comiencen a facilitar sistemas de filtrado, algo ya ha hizo hace un mes Telefónica Móviles.
Esta compañía ya comercializa en España los móviles para niños a partir de ocho años que permiten a los padres controlar los números a los que pueden llamar sus hijos. Aún así, varias organizaciones de consumidores denunciaron el intento de ampliar la cuota de mercado fomentando el consumismo a edades tempranas.
Como la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que señala que Telefónica Móviles se ha saltado en este caso la ética a la torera y la consecuencia será que habrá niños consumidores desde pequeños, enganchados al móvil y a los mensajes, cuando tanto psicólogos como psiquiatras certifican que es innecesario que un niño de ocho años realice llamadas.
Preocuparse no es para menos pues, según un análisis realizado por un equipo de psicólogos británicos en colaboración con la compañía informática Hewlett Packard, escribir mensajes con el teléfono móvil y correos electrónicos de manera obsesiva puede reducir el coeficiente intelectual hasta dos veces más que fumar marihuana. Estas formas de comunicarse, que se han convertido en un fenómeno que los expertos han llamado infomanía, pueden reducir hasta diez puntos el Coeficiente Intelectual de quien las practica de manera obsesiva.
Sin embargo, no todos piensan lo mismo. El psiquiatra Enrique González Duro critica las adicciones que no tienen base física como el alcohol, el tabaco o las drogas. En su libro El riesgo de vivir, este médico expone que etiquetar como nuevas adicciones el sexo, las compras o el trabajo, además de Internet, el sexo cibernético o el móvil es peligroso porque se ofrece la coartada de una pretendida enfermedad, para la que surgen numerosos grupos de ayuda y medicamentos que, a su juicio, son un negocio.
La paradoja de una sociedad que en apariencia es más libre no se corresponde, según el psiquiatra, con la exigencia de que todo es peligroso. Al final, el problema no está en los aparatos electrónicos sino en la personalidad de sus consumidores.