Los diabéticos pobres o de minorías reciben peor atención, según un estudio
Una investigación de la Universidad de Granada ha puesto de manifiesto que las personas con un menor nivel socioeconómico o de grupos étnicos minoritarios reciben en los países desarrollados una peor atención sanitaria que el resto de pacientes en el tratamiento de la diabetes.
El estudio, según ha informado hoy la institución académica en un comunicado, ha realizado la revisión bibliográfica «más completa hasta la fecha» sobre la atención sanitaria de esta enfermedad en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que tienen sistemas sanitarios de cobertura universal.
El objetivo principal era determinar si los sistemas sanitarios proporcionan o no una atención sanitaria equitativa a todas las personas diabéticas, independientemente de su sexo, raza, nivel socioeconómico o país de origen.
Los resultados muestran que existen desigualdades, de forma que a las personas con menor nivel socioeconómico se les diagnostica más tarde la enfermedad, por lo cual en muchas ocasiones sufren complicaciones que podrían evitarse con un diagnóstico a tiempo.
«Estos colectivos controlan peor sus niveles de azúcar en sangre, porque no saben cómo hacerlo o no son conscientes del importante papel que juega el autocontrol de su enfermedad en la prevención de las complicaciones», ha indicado el autor, Ignacio Ricci.
El investigador del Departamento de Nutrición y Bromatología ha destacado que «la peor parte se la llevan los grupos étnicos minoritarios», los cuales no sólo son diagnosticados más tarde y controlan peor su enfermedad, sino que también reciben un tratamiento diferente y tienen mayores dificultades en el acceso a los servicios sanitarios.
Para realizar este trabajo, los datos fueron recogidos a partir de estudios ya publicados, pues la metodología seguida fue la de una revisión sistemática de la literatura médica.
Si estas desigualdades existen en el tratamiento de la diabetes «no sería de extrañar», a juicio del investigador, que puedan existir en el caso de otras enfermedades crónicas como el SIDA, enfermedades cardiovasculares o relacionadas con la salud mental.
Para el autor, «dado que las desigualdades sociales en la atención sanitaria son innecesarias, injustas y evitables», los resultados de este trabajo deberían ser tenidos en cuenta por parte de políticos o gestores de salud para poner en marcha políticas sociosanitarias dirigidas a eliminar estas desigualdades.
Ricci ha alertado de que estos resultados podrían ser «la punta del iceberg» de las desigualdades sociales en salud en el mundo», ya que, si en los países económicamente más desarrollados y con una cobertura sanitaria universal existen importantes desigualdades, «la situación del resto de países debe de ser mucho peor».
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