El grupo Ecología acuática y acuicultura de la Universidad de Almería, en colaboración con expertos de la Universidad de Granada y personal de Instituto Español de Oceanografía, valorará harinas procedentes de insectos como alternativa a las harinas de pescado que se utilizan en acuicultura. Los investigadores persiguen evaluar la viabilidad de esta nueva fuente de proteínas, ya que el agotamiento de las fuentes alimenticias actuales supondrán un factor limitante para la industria acuícola del futuro, según apuntan los expertos.
Por ello, proponen piensos basados en insectos, que no suponen una competencia con fuentes de alimentos para el ser humano, y porque, dada su procedencia animal, pueden adecuarse a la fisiología digestiva de los peces con facilidad. En el proyectoque la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa calificó de excelencia y financió con 98.055 euros, los expertos analizarán el valor nutritivo de las harinas de insectos. Asimismo, evaluarán la eficacia de estos piensos en ensayos de alimentación in vivo con peces, valorando tanto la cantidad como la calidad del producto y, por último, el balance económico del uso de estas harinas de insectos.
Los investigadores evaluarán varias especies habituales en la cría de mascotas exóticas como ejemplares de gusanos, grillos y saltamontes, por su facilidad de adquisición en el mercado. También utilizarán la larva de un lepidóptero, gracias a la colaboración con la empresa Insectos.med S.L. de El Ejido. «La idea es que, estas harinas basadas en insectos, no sean sólo nutritivas sino que también sean apetecibles para los peces,» explica uno de los investigadores de la Universidad de Almería que participan en el proyecto, Fernando García.
Con estos insectos, los expertos contrastarán la respuesta en dos especies acuícolas diferentes en cuanto a su tipo de alimentación, así como a su capacidad digestiva y metabólica de utilizar los nutrientes. En concreto, han seleccionado la dorada, de alimentación carnívora y, por otra parte, la tilapia, una especie omnívora, que consume larvas de insectos en su hábitat natural. «Hemos seleccionado esta última como especie representante de agua dulce y por el especial interés que hay en desarrollar su cultivo en Almería, además de su proyección mundial y elevada productividad», explica la responsable del proyecto en la UAL, María José Sánchez-Muros.