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La mayoría de los problemas en púberes se pueden prevenir

La mayoría de los problemas en púberes se pueden prevenir

Los adolescentes no sacan a relucir sus problemas en las consultas de atención primaria, pero gran parte de su patología se puede prevenir si se dispone de las herramientas adecuadas. Los factores ambientales intervienen en el desarrollo de la mayor parte de sus alteraciones.

Las alteraciones y problemas de la adolescencia podrían prevenirse, aun reconociendo que hasta la fecha los programas y acciones implantadas con este objetivo no han conseguido el éxito que pretendían. Pero el hecho de que la edad pediátrica en España haya llegado en algunas comunidades hasta los 16 años ha servido para afianzar el papel del pediatra en la llamada Medicina de la Adolescencia, que podría ayudar también en los años clave de la preadolescencia mediante las denominadas recomendaciones anticipadoras, dado que la realidad deja bien a las claras que los adolescentes no suelen consultar sus problemas en los centros de salud convencionales.

Estas son algunas de las conclusiones de los 75 profesionales de la salud que han analizado los problemas que afectan a la adolescencia, y que se recogen en un libro editado por la Universidad de Cantabria con el título Atención al adolescente.

Se trata de una obra pionera, ya que no hay tratados exclusivos sobre adolescentes, tal y como han comentado sus autores, Carlos Redondo y Miguel García Fuentes, profesor asociado y catedrático de Pediatría, respectivamente, de dicha universidad, además de Gabriel Galdó Muñoz, de la Universidad de Granada.

El problema de los adolescentes en los países desarrollados es muy amplio y comprende múltiples aspectos médico-sanitarios y psicosociales, ya que se trata de una etapa de la vida compleja y con especiales dificultades, aunque quizás factores ambientales condicionan un mayor riesgo para los jóvenes de hoy», ha asegurado el catedrático.

Según Redondo y García Fuentes, la sociedad actual se caracteriza por la pérdida de valores éticos tradicionales, la primacía de criterios economicistas frente a criterios morales y una orientación hedonista de la vida, lo cual induce al adolescente a disfrutar plenamente de todo, cuanto antes y sin esfuerzo. «Esta actitud ante la vida implica conductas de riesgo que con frecuencia son la causa de problemas que pueden revestir una máxima gravedad, caso de las enfermedades de transmisión sexual, embarazo, comportamiento violento, abuso de sustancias tóxicas, muerte violenta, depresión y otros trastornos de naturaleza psiquiátrica».

Consultas específicas
Los dos expertos han resaltado que, a partir de iniciativas individuales, se han puesto en funcionamiento consultas dirigidas a adolescentes, a las que éstos pueden acceder fácilmente sin ninguna traba burocrática, y en las que se garantiza la confidencialidad.

«En estas consultas, denominadas Consulta Joven, a través de un equipo multidisciplinario en el que el pediatra tiene un papel destacado, se realiza una asesoría integral de salud, ocupándose de aspectos biológicos y psico-socio-sexuales», ha añadido García Fuentes.

A juicio de ambos especialistas, es necesario estar atentos a estas experiencias piloto, y evaluar adecuadamente sus resultados para una eventual aplicación a mayor escala en los próximos años. «En Cantabria, la asistencia pediátrica se mantiene hasta los 16 años, mientras que en otras comunidades es sólo hasta los 14 años, aunque el deseo de los pediatras es que sea hasta los 18 años. Esto podría mejorar una carencia importante de la atención sanitaria en esas edades. Como los adolescentes están sanos acuden poco a las consultas y es más difícil detectar otros problemas que no son físicos, sino psicológicos: depresión, anorexia, bulimia o problemas de comportamiento, entre otras enfermedades».

Y pese a que parece una contradicción, el nivel de bienestar de la sociedad del nuevo milenio ha mejorado la salud de los jóvenes, pero, sin embargo, uno de los aspectos cada vez más frecuentes en las consultas de pediatría es la obesidad, estrechamente relacionada con la mala alimentación infanto-juvenil.

Atajar la obesidad
«Los intentos para prevenir y atender los casos de obesidad se están multiplicando, pero la prevalencia sigue creciendo, a pesar de la cada vez mayor intervención comunitaria. Es fundamental la educación en las escuelas, pero también en la familia, por lo que habría que impartir talleres de alimentación para padres y niños en las consultas de pediatría», ha recomendado el catedrático García Fuentes, quien ha admitido que cada vez se consume más comida basura y más barata.
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