El proyecto DNA– Prokids lucha contra el tráfico de seres humanos mediante la identificación genética de las víctimas y sus familiares, especialmente de menores
Al menos 25 mil niños desaparecen todos los años de los escenarios de catástrofes naturales, secuestrados por las redes de prostitución o adopción ilegal
Las inundaciones de la última semana en Rio de Janeiro que provocaron el desalojo de más de 2.800 niños de sus casas, ha reforzado la alerta de la comunidad internacional en defensa de los derechos de la infancia
Los datos de Naciones Unidas reflejan que todos los años se trafica con entre 250 y 800 mil niños. Según José Lorente, responsable de DNA–Prokids, en declaraciones al diario ionline, “al menos el 10% de las situaciones están asociadas a desastres naturales”. De los 25 mil niños que todos los años desaparecen en estas circunstancias, son una minoría los que acaban en situaciones de adopción ilegal”. La mayoría acaban siendo explotados sexualmente o como esclavos. Esto ocurre sobre todo en lugares donde antes de los desastres ya había redes de tráfico de personas. «Se mueven rápido y llegan a los niños antes de que las autoridades tengan tiempo de protegerles o del reencuentro con la familia”, explica Lorente.
La Universidad de Granada creó el primer programa internacional basado en identificación de los niños por ADN para devolverlos a sus familias. Tras una fase piloto entre 2006 y 2009, el ritmo de actividad del año pasado reveló la eficacia del programa: en 12 meses de colaboración con 15 países, entre ellos México, Filipinas e Indonesia, se consiguió devolver 250 niños a sus familias.
Primer caso en Haití
Uno de los primeros casos resuelto con éxito tuvo lugar pocas semanas después del terremoto que devastó Haití hace un año. En ese caso se devolvieron 13 niños que habían sido llevados a Bolivia.
El caso surgió cuando las autoridades bolivianas investigaron la llegada de 70 inmigrantes ilegales por la frontera con Perú. El Ministerio Público comprobó que 25 niños formaba parte del grupo sin estar acompañados por adultos y pidió la colaboración del laboratorio nacional de genética forense, asociado al DNA-Prokids.
El objetivo, explica Lorente, es reducir los casos de tráfico de personas pero también prevenir adopciones ilegales. “Los traficantes y las personas que planean este tipo de adopciones deben ser conscientes de que el ADN consigue descubrir sus crímenes”.
La vulnerabilidad de los niños en zonas de catástrofe o escenarios de conflicto ha sido abordada en las últimas reuniones mundiales de emergencia y defensa de la infancia. La ONU informa de que los campos de refugiados son lugares de actuación de las organizaciones criminales o traficantes. “En circunstancias caóticas, los traficantes consiguen esquivar los esfuerzos de los gobiernos por proteger a la población”, alerta la plataforma.
El Informe de Acción Humanitaria 2010, publicado por UNICEF el año pasado, presentó el fenómeno de las desapariciones de niños. «En los campamentos, los niños corren un mayor riesgo de ser separados de sus familias y los más vulnerables al abuso sexual, el tráfico, el secuestro o el trabajo forzoso», dice el informe. Otro estudio realizado por ECPAT Internacional, una ONG contra el tráfico sexual, advierte del aumento de niñas vendidas a matrimonios tras las inundaciones de 2007 en Swazilandia y 2008 en la India.
Sin embargo, el problema no se limita a los países pobres. En 2008, un estudio patrocinado por Shared Hope International, una organización para defender a las mujeres y los niños, estudió el crecimiento de la industria del sexo en Baton Rouge después del huracán Katrina en 2005. En dos años, el albergue para jóvenes en riesgo de la capital de Luisiana, recibió 157 jóvenes, de ellos un 57% está considerados víctimas de la trata sexual, con una edad media de 12 años. La investigación resolvió que muchos fueron reclutados poco después del desastre.