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Los niños sufren miedo y estrés en el hospital

Alberto Bartolomé

Los niños sufren miedo y estrés en el hospital

Sufrir una hospitalización causa miedo y estrés entre los niños. El temor al daño corporal y a la muerte destacan como los problemas más agudos, según investigadores de la Universidad de Granada.

Muchos niños manifiestan alteraciones afectivas y emocionales durante su proceso de hospitalización. El temor no sólo afecta a los pequeños; también a los padres, afirma Antonio Fernández Castillo, que junto a Isabel López Naranjo, ambos del Departamento de Psicologí­a Evolutiva de la Universidad de Granada, han medido el miedo y el estrés de pacientes ingresados en el Hospital Universitario Santa Cecilia, de Granada, y el de Antequera, en Málaga.

El estudio se ha centrado en enfermos de entre 4 y 16 años mediante el Inventario de Miedos de Pelechano, con el que se evaluaron cuatro dimensiones: miedo al daño corporal y a la enfermedad, a los lugares cerrados y desconocidos, a la violencia, real o imaginada, y a la muerte.

Hay dos temores que destacan entre la población infantil: el relacionado con el daño corporal debido al miedo a los procedimientos, como inyecciones o intervenciones quirúrgicas, y el temor a la muerte, que se manifiesta más en los más mayores, afirma Fernández Castillo, que ha observado que el temor a la muerte entre los más pequeños es particular: Los niños de tres a cinco años piensan que es algo reversible, similar a un sueño; por eso su miedo a este hecho se debe relativizar.

La edad también influye en el estrés: Los que más lo manifiestan son los más pequeños; conforme se incrementa la edad, disminuye gradualmente.

Según el Instituto Nacional de Estadí­stica, la estancia media en un hospital es de cinco noches. El equipo de la Universidad de Granada ha analizado si el tiempo de ingreso influye en este factor: El estrés se incrementa tras la primera noche. Paradójicamente, dormir sólo una en el centro sanitario es lo menos estresante, y a partir del segundo dí­a los niños empiezan a pasarlo peor. Este hecho tal vez se produzca al interactuar más con el ambiente hospitalario, con el personal y con los procedimientos diagnósticos. La segunda noche se produce un incremento significativo del estrés, que se mantiene hasta el séptimo dí­a (el equipo sólo ha investigado estancias de seis noches). Lo hemos denominado sensibilización a la estancia hospitalaria.

El estudio ha demostrado que el hospital en sí­ no es una de las fuentes principales de miedo. Según Fernández Castillo, hay que valorar el esfuerzo por mejorar el ambiente hospitalario, sobre todo en las plantas de pediatrí­a: Los cambios son claros; no sólo en la decoración, que permite que el ambiente sea más acogedor, sino en muchos detalles que hacen más agradable la estancia de los niños, como el acceso a aulas hospitalarias y permitir la estancia de un progenitor en la habitación del menor.

Padres
El análisis también ha querido estudiar los factores que inciden en la ansiedad de los padres. La mayor parte (un 58 por ciento) se encuentran estresados debido al ingreso de su hijo.

Se analizaron cuáles eran los factores que provocaban este hecho: La dimensión que más estresa a los padres es la apariencia fí­sica del menor y la apreciación de sus sí­ntomas. Los cambios en su vida personal es el segundo factor que afecta a los padres: tener que pernoctar, dejar de trabajar… influye en su nivel de estrés. Sin embargo, el tratamiento que reciben sus hijos no afecta a los progenitores: Este resultado se debe a que los padres tienen confianza en el personal médico.

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