A la caza de los trastornos de ansiedad desde la universidad
¿Qué sucede cuando la sensación de ansiedad ante una situación de amenaza persiste en el tiempo y se convierte en algo patológico? Para ayudar a los miembros de la Universidad de Granada a superar sus miedos, la Unidad de Psicología Clínica ofrece asistencia personal.
Esther Román Cantón
14/11/2006
La ansiedad es una respuesta emocional de miedo intenso que se produce ante estímulos o situaciones que se perciben como peligrosas y amenazantes. Para ayudar a afrontar este tipo de situaciones a alumnos, profesores y resto de personal, la Unidad de Psicología Clínica de la Universidad de Granada ha iniciado para el nuevo curso el programa Evaluación y Tratamiento de los Trastornos de la Ansiedad, coordinado por Jaime Vila Castellar y María del Carmen Fernández-Santaella, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico.
Consiste en hacer una evaluación completa del trastorno de ansiedad que tiene la persona y diseñar un plan de tratamiento acorde a su problema. El proceso de evaluación es común, pero el tratamiento es específico, ha explicado a Diario Médico Fernández-Santaella.
En primer lugar, y durante los meses de noviembre y diciembre, se realiza la evaluación de las personas afectadas por algún trastorno de la ansiedad. Con esta finalidad se utilizan técnicas de entrevista clínica, cuestionarios, observación conductual, auto-registros específicos y registros psicofisiológicos.
Los programas de tratamiento se estructuran en tres etapas secuenciales, que se inician con una fase de preparación al tratamiento, en la que se da información detenida al paciente sobre los problemas de ansiedad que presenta, y una segunda fase de tratamiento propiamente dicho, con contenidos específicos de cada trastorno. No obstante, en esta etapa hay un componente común a todos ellos: la exposición a los estímulos y situaciones que generan el problema.
Evitar la situación
Según explica Fernández-Santaella, la mayor parte de los trastornos de ansiedad cursan con una evitación de la situación amenazante y se sabe que esto no es positivo para la evolución del trastorno. Hay que cambiar el comportamiento de ese patrón de conducta.
Si la persona tiene miedo a la sangre, a las inyecciones y heridas, un componente fundamental del programa es que poco a poco y de forma controlada sea capaz de exponerse a lo que le da miedo. El programa que se aplica está basado en el modelo cognitivo-conductual. De acuerdo con él, un objetivo del tratamiento es modificar aspectos del comportamiento de las personas, también sus pensamientos y sus emociones. Se trata de abordar diversas cuestiones sobre cómo responde la persona en situaciones que le están generando problemas.
Para ello, se utilizan todo tipo de procedimientos. Pero lo más importante es la implicación activa del paciente en el proceso de cambio, porque la transformación fundamental no se da en la clínica, sino fuera de ella, cuando la persona aplica en su contexto real lo que está aprendiendo. Finalmente, en la fase de mantenimiento se programan sesiones de seguimiento, tanto para evaluar la continuidad de los logros como para abordar nuevos problemas que puedan presentarse.
Las sesiones terapéuticas son semanales, individuales y en grupos reducidos. Tanto el terapeuta como el paciente disponen de un libro-guía en el que se describen los contenidos de cada sesión y las tareas previstas entre cada una de ellas. Desde la primera edición del programa, en el año 2002, hasta hoy, han sido atendidas 199 personas, la mayoría mujeres y estudiantes.
Para todos los gustos
Existen diferentes trastornos de la ansiedad, cada uno de ellos con sus características particulares, siendo los principales las fobias específicas (miedo a algunos animales, a la sangre, a las alturas, etc.); ansiedad social (miedo a reuniones, fiestas, etc.); ansiedad generalizada (preocupación excesiva por distintos temas relacionados con la vida diaria); trastorno de pánico (repentinos ataques de miedo intenso acompañados de síntomas físicos: palpitaciones, sudores, mareo, tensión, ahogo, etc.); trastorno de pánico con agorafobia (miedo intenso a sufrir un ataque de pánico en determinados lugares); trastorno por estrés post-traumático (miedo intenso en distintas situaciones después de haber vivido o presenciado un acontecimiento traumático o algo que amenazara la propia vida); y trastorno obsesivo-compulsivo (miedo intenso a determinados pensamientos e imágenes, junto a una necesidad imperiosa de repetir una y otra vez comportamientos para reducir ese miedo, por ejemplo, lavarse las manos, comprobar cosas, ordenar, etc.)