Las células madre podrían reparar corazones infartados en cinco años
R. GARCÍA DEL RÍO / MÁLAGA
El milagro se acerca, pero se reabre la polémica. Los avances que se están produciendo en el entorno de la medicina regenerativa van ligados, irremediablemente, a las células madre. Este recurso clínico ha despertado desde su descubrimiento grandes controversias, por lo que los expertos coinciden en señalar que se deben marcar claramente los límites morales del asunto. Pero la posibilidad de alargar la vida, mejorarla e, incluso, evitar enfermedades parece dejar la ética cada vez más a un lado.
Málaga registra cada año más de 2.000 infartos, una media algo superior a la española, por la mayor prevalencia de factores de riesgo -diabetes, colesterol, obesidad, hipertensión- entre la población; a lo que hay que sumar que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad entre la ciudadanía. Pero esta tendencia puede dejar de ser una realidad.
En un plazo aproximado de cinco años, el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria podría comenzar a inyectar a sus pacientes células madre para regenerar la parte del corazón que muere cada vez que se sufre un infarto de miocardio. Según indicó el coordinador de la Unidad de Medicina Regenerativa del centro malagueño, Jesús González, “a principios del mes de junio se comenzaron a recoger las primeras muestras de sangre de enfermos cardiovasculares, tanto del corazón como del torrente sanguíneo, y ya contamos con una veintena de las 120 pruebas que realizaremos para conocer con detalle el comportamiento de las proteínas y las células que toman partido en la regeneración del órgano infartado”.
En este sentido, el experto explicó que en este cometido interviene la ‘citocina’, que es la proteína que se libera tras una ataque cardiaco y la encargada de mandar la información hasta la médula ósea, la cual responde enviando a la sangre una serie de células reparadoras, que son capaces de transformarse en miocardiocitos”, un hecho que ya ha podido ser comprobado in vitro por científicos de la Universidad de Granada (UGR).
Para obtener un estudio más exhaustivo, González precisó que se trabajará sobre tres grupos de pacientes: “con infarto reciente, con infarto tardío (hace más de un año) y personas con leves problemas cardiacos”.
El objetivo final es usar las células madre para aumentar el número y la funcionalidad de esas unidades regeneradoras inyectándoselas a los enfermos. De esta manera, Málaga se puede convertir en centro de referencia del tratamiento con células madre.
El estudio liderado por el jefe del Servicio de Cardiología del Clínico, Eduardo de Teresa, cuenta además con el apoyo del Servicio de Hematología y el Área de Investigación del centro, con el laboratorio de terapia celular del Hospital Carlos Haya, la Facultad de Medicina de Málaga y la UGR, quienes centrarán sus investigaciones en células madre adultas.
tres caminos. Pero, ésta es sólo una línea de trabajo de un ambicioso proyecto en el quetambién está implicado el Banco de Tejidos malagueño, que se encargará de trabajar con células procedentes de cordón umbilical; mientras que el Instituto sueco de Kandinska lo hará con las embrionarias. De este modo, se garantizará el proceso de regeneración miocárdica con las células que lo hagan de la forma más efectiva y completa.
De hecho, el equipo de De Teresa ya ha realizando paralelamente un estudio clínico en pacientes para conocer los factores y el proceso por el que durante un infarto, la médula ósea genera células madre que el cuerpo pone en circulación a través de la sangre, pero que finalmente no consiguen llegar a los tejidos del corazón para regenerarlos. Por lo que se ha dado un paso de gigante para la actual fase del proyecto.
Las consejerías de Salud e Innovación, Ciencia y Empresa son las encargadas de financiar esta investigación, aportando 250.000 euros, “sólo para estos dos años”, apuntó el director general de Calida, Investigación y Gestión del Conocimiento de la Junta, Antonio Torres, pues es muy difícil que los grandes laboratorios farmacéuticos inviertan, ya que no detectan en las células madre adultas una oportunidad de generar importantes beneficios.