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«La cerveza con moderación es buena, como pasa con el deporte o el jamón»

Este catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada descubrió en Sierra Nevada las bondades del consumo moderado de la cerveza.
Manuel Joaquín Castillo
«La cerveza con moderación es buena, como pasa con el deporte o el jamón»
Este catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada descubrió en Sierra Nevada las bondades del consumo moderado de la cerveza.
FRANCISCO CORREAL | ACTUALIZADO 05.01.2013 – 08:22
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ESTE catedrático de Fisiología se ha convertido en un gurú de corredores de varias ciudades norteamericanas. Todo empezó en Filadelfia, donde, después de salir a correr, los miembros del Beer Runner brindan a la salud del doctor Manuel Castillo (Granada, 1955). Su onda expansiva, basada en la ecuación salud-deporte-cerveza, llegó hasta el parque del Alamillo.

-La cerveza después de correr tiene una relación anímica, placentera, que se explica desde las endorfinas. ¿Ha descubierto la pólvora?

-Lo que hemos planteado, y es lo novedoso, es que existe una relación científica.

-¿Cómo surgió el tema?

-De una forma muy curiosa, como casi todos los descubrimientos. Surgió cuando estaba esquiando en Sierra Nevada. Yo practico dos deportes, el tenis y el esquí. El tenis todo el año y el esquí cuando se puede. Ese invierno se podía y estaba esquiando con la familia, incluido mi cuñado, que es farmacéutico y es muy conservador en temas de alimentación.

-¿El contrapunto de la tesis?

-En parte sí. En Sierra Nevada se suda mucho. Aunque no haga calor, la presión atmosférica es baja y da mucha sed. Hicimos un descanso para refrescarnos. Mi cuñado bebió agua, porque entonces no existía el Aquarius ni las bebidas isotónicas. Yo bebí cerveza. Me dijo que no iba a coordinar, que me iba a caer. Yo soy médico y él farmacéutico y pensé que no había nada publicado al respecto.

-¿Y decide romper una lanza?

-No fue fácil. Buscamos financiación para realizar el estudio. Hablamos con Cervezas Alhambra, pero no estaban interesados. La Universidad de Granada nos remitió a una Fundación, que costeaba el estudio para casos de cerveza sin alcohol. No era ése el tema.

-¿Con quién lo hace por fin?

-Entre la Facultad de Medicina y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con cuyo grupo de Inmunonutrición yo había trabajado en efectos de los polifenoles de la cerveza.

-¿La prueba se hace en el laboratorio o en el bar?

-La investigación se hizo con veinte supuestos reales. Estudiantes de Ciencias del Deporte y de Medicina. Se buscaban personas jóvenes, sanas y sin antecedentes legales o familiares con el alcohol.

-¿En qué consistió?

-La prueba consistía en un ejercicio físico, una hora corriendo a cuarenta grados de temperatura. En la rehidratación, a unos se les daba agua, a otros cerveza. Cuatro de ellos no pudieron terminar la prueba. Dos horas después los volvimos a evaluar y no había diferencias relevantes en los parámetros de unos y otros. De hecho, los que bebían cerveza no orinaban más que los que tomaban agua.

-¿A qué público se dirige?

-Yo no estaba pensando en los deportistas de élite, sino en esa legión de aficionados al deporte que en todos sitios, en Granada y en Sevilla, en Madrid y en Barcelona, después de hacer ejercicio les apetece tomar una cerveza.

-Y llegó la repercusión internacional…

-Tuve conocimiento de que a un club de corredores de Filadelfia llegaron noticias de la tesis doctoral que yo dirigí y desde entonces, los ochenta miembros de ese grupo quedan después de correr en un bar donde brindan con cerveza a mi salud. Y también lo han empezado a hacer en Toronto.

-¿Cómo surge el apostolado?

-Cuatro de ellos vinieron a Granada a la lectura de la tesis que le dirigí a Mónica Cervantes, una estudiante mexicana de la Universidad de Chihuahua. Se titula La cerveza como bebida rehidratante después del ejercicio. Efectividad y seguridad del consumidor. Dos estaban de vacaciones en Barcelona y otros dos vinieron expresamente desde Estados Unidos.

-¿Usted también le dedicó su tesis a la cerveza?

-No. Yo trabajé con animales estudiando los efectos del fosfato y la secreción de insulina.

-¿Convenció a su cuñado?

-Sigue con el agua.

-¿Es consciente de que hay mucha sensibilidad por la presencia de alcohol en los accidentes de tráfico o la botellona?

-La premisa fundamental es que todo lo que no se hace con moderación deja de ser bueno. Pero hablo de la cerveza y del mismo deporte. El ejercicio físico sin moderación te puede costar la vida. El jamón sienta muy bien si se toma con moderación.

-En Granada, la ciudad donde nació e hizo la carrera, los cien años de Francisco Ayala se vieron eclipsados porque ese día hubo una botellona de Guinnes.

-La botellona es una costumbre a desterrar.

-¿Se ha interesado alguna cervecera por el estudio?

-Yo no recomiendo ni aconsejo la ingesta de cerveza, lo único que afirmo es que tomar cerveza con moderación después de hacer ejercicio es recomendable y saludable.

-¿Ha condicionado sus hábitos deportivos?

-Sí, porque yo jugaba al tenis y esquiaba y ahora también salgo a correr, siempre con música clásica.

-¿Qué está leyendo?

-Un libro de Eduardo Punset.

-¿Teme que lo encasillen?

-Yo sigo con mi trabajo en el departamento de Fisiología del Ejercicio de la Universidad de Granada y participo en un programa europeo, el Proyecto Elena sobre la salud en los adolescentes.

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