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Un puente de costillas infinitas

“Un objeto tallado y liviano desde el exterior y un espacio urbano, racional y contemporáneo desde el interior”. Así describe el estudio SV 60 Arquitectos el puente sobre el río Guadalete que ha diseñado y que se construirá a la altura de los bloques de Pescadería.

Si no hay contratiempos o retrasos, la pasarela podría estar lista en 2012 (el Ayuntamiento ha apuntado la posibilidad de que sea a finales de 2011 pero esta es una previsión más que optimista). Eso sí, si todo marcha según lo previsto, la de Pescadería será la tercera conexión que tendrá la ciudad entre las dos márgenes del río. Así, a la ya existente del puente de San Alejandro se espera que para finales de año se inicie la construcción de una pasarela peatonal a la altura de la calle Luja (este proyecto lo presentará oficialmente el Gobierno local la próxima semana) que comunicará con la explanada de la antigua zona pesquera, que se utilizará para aparcamientos.

Mientras, el de Pescadería servirá para unir la avenida de Bajamar con la rotonda de la carabela La Niña, en la antigua travesía de la N-IV (la de acceso al parque comercial Bahía Mar) y supondrá una verdadera revolución en la fisonomía del frente ribereño. Su estética entroncará con la que ya tiene el tramo de Bajamar recientemente reurbanizado y peatonalizado. Al respecto, el estudio de arquitectura dirigido por Antonio González Cordón indica que su objetivo ha sido el de diseñar una pasarela con referencias a “elementos del lugar y de la memoria”. Así, el tablero estará conformado por una viga principal de la que partirá hacia ambos lados una celosía metálica. Estas láminas, de acero inoxidable y con diferentes alturas, estarán unidas mediante placas acristaladas y con luminarias en su parte superior, de ahí que el estudio de arquitectura describa la imagen exterior de la pasarela como un “sistema infinito de costillas” y lo asemeje a una “espina de pez” o las estructuras de barcos realizados mediante carpintería de ribera.

El puente tendrá unos 100 metros de longitud y un ancho que variará entre los 16 y 18 metros. Tendrá dos tramos, uno de ellos móvil (de unos 24 metros de longitud). En su parte central, tendrá una altura máxima de tres metros sobre el cantil, lo que permitirá que puedan pasar barcos de hasta 3,5 metros en pleamar y cinco en bajamar. La calzada para vehículos y peatones tendrá una pendiente que oscilará entre el 2 y el 6%.
El sistema hidráulico que requerirá el tramo móvil se instalará en el interior de un foso de más de seis metros de profundidad y que se emplazará en la margen de la ciudad. Mientras, la torre de control de este vano se construirá en la zona portuaria. Finalmente, la pasarela se apoyará en el río sobre un pilar ubicado a unos 30 metros del cantil de la avenida de Bajamar.

Para su ejecución, el diseño contempla que el tablero se pueda construir en astillero lo que permitirá, según los autores del proyecto, perfilar especialmente los detalles de la imagen exterior de la pasarela. Posteriormente se trasladará con una barcazas a su emplazamiento una vez estén listas la pila, los estribos y el foso de la maquinaria del tramo móvil.

En el proyecto se señala que se barajaron otras opciones tales como hacer un puente sin pilares en el río o con un tramo móvil giratorio pero se descartaron. De la primera se apunta que la pasarela requeriría de una altura cuyo impacto visual sería considerable ya que es condición sine qua non la de seguir permitiendo la navegación río arriba, al menos de embarcaciones de pequeño y mediano tamaño. Además, y dada la configuración de la margen ribereña de la ciudad, esta opción provocaría que la estructura debiera tener una pendiente excesivamente considerable, lo que haría inaccesible el paso por el puente especialmente a personas minusválidas.

También se rechazó la posibilidad de hacer un tablero con un tramo móvil giratorio pues ello obligaría a la construcción de dos pilares en el río (uno de ellos de grandes dimensiones ya que tendría que albergar el sistema que haría girar la plataforma). Según los redactores, esta posibilidad se descartó por su mayor interferencia sobre el lecho fluvial.

La propuesta está complementada con un informe hidrológico elaborado por la Universidad de Granada que apunta que el pilar tendrá una escasa incidencia en el flujo de la desembocadura del Guadelete. Sólo advierte de la posibilidad de que acumule algunos restos de materiales y vegetación que suele arrastrar el río. Asimismo indica que se tendrán que tomar medidas para evitar posibles inundaciones en el foso que guarda el sistema hidráulico del tramo móvil del puente en el caso de que se produzca una enorme e inusual crecida del Guadalete.

En cuanto a la plataforma, contará con una calzada de doble sentido de la circulación con carriles bici y pasos exclusivos para el peatón a ambos lados. Tal y como se ha venido apuntando desde el Ayuntamiento, este puente se proyecta con una finalidad fundamentalmente peatonal ya que la intención es la de permitir únicamente el paso de vehículos de transporte público y residentes. Los estudios de tráfico y movilidad realizados durante los últimos años en la ciudad apuestan firmemente por la progresiva disminución del tráfico rodado a lo largo del frente ribereño. Sostienen que la mayoría de vehículos que colapsan diariamente puntos como la avenida de Bajamar o Pozos Dulces tiene como destino el casco histórico (según las cifras del análisis, los que utilizan esta vía como zona de paso para dirigirse a otras partes de la ciudad no superan el 10% del total). De este modo, se apuesta por ofrecer bolsas de aparcamiento en las proximidades del centro de la ciudad para evitar el tránsito hacia el interior, como es el caso de los aparcamientos subterráneos que se prevén en Pozos Dulces y Plaza de Toros.

El puente de Pescadería sigue esta filosofía ya que lo que pretende es ofrecer una nueva vía de conexión peatonal entre el casco histórico y la otra margen del río, donde se contemplan proyectos comerciales y hosteleros así como bolsas de aparcamiento.

Lo que no recoge las obras del puente es la recuperación de la antigua plaza de Pescadería. Esta actuación, aunque que es complementaria a la pasarela, forma parte de una nueva fase de la reurbanización de la avenida de Bajamar. De este modo, está prevista la demolición de dos de los bloques de viviendas ubicados en la calle Compositor Javier Caballero y Domingo Veneroni (de hecho ya hay cerrado un acuerdo con los propietarios para su traslado a unos pisos en la avenida de Menesteo). En unos meses se procederá al derrumbe de estos inmuebles y se iniciará el proceso para adjudicar las obras de reurbanización.

Mientras, la construcción de la pasarela está pendiente aún de algunos trámites administrativos. El proyecto está actualmente en proceso de obtener el visto bueno medioambiental y, posteriormente, se deberá aprobar el de ejecución y el de actuación arqueológica, así como iniciar el proceso de licitación. No obstante, la empresa municipal Impulsa El Puerto, a la que se le ha encomendado la ejecución de la pasarela, insiste en que todo puede estar listo antes de final de año. El plazo de ejecución de las obras se estima en unos 11 meses.

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