«La Bahía necesita que el club siga vivo, requerimos apoyo institucional»
José María Escribano Ivison (Sevilla, 1.945) preside el Real Club Náutico, institución casi centenaria, desde 1.991. La sociedad, que cuenta con una extensión de 11.000 metros cuadrados, incluye dotaciones como dos pistas de tenis, dos de pádel, dos piscinas, un restaurante y 212 atraques, agrupando a 500 unidades familiares, lo que supone, teniendo en cuenta que los hijos de los socios guardan la condición de abonados hasta cumplir los 28 años, unas 800 personas. Hablamos en la terraza, rodeados de una luz que se acuna en los veleros.
-La concesión de Autoridad Portuaria finaliza con la conclusión del próximo año, tras cumplir los 25 estipulados en su día. ¿Cómo se siente ante esa realidad?
-Requerimos el apoyo de las instituciones: la Bahía necesita que el club siga vivo. La Ley de Puertos, promulgada en 2.003, recoge que las concesiones sobre el dominio público marítimo terrestre tienen que salir a concurso, para lo cual Autoridad Portuaria abrirá un pliego de condiciones al que podrá optar cualquier empresa que desee montar una actividad de dicho tipo. Uno de nuestros problemas para acudir a la siguiente concesión reside en que las actuales instalaciones, que pasarán a ser propiedad de la APBC, presentan una valoración distinta de la que se nos dio en su momento, cuando la realidad es que el club ha levantado todo lo que se conoce, pues en su día el terreno se encontraba baldío. La tasa que tendríamos que pagar para permanecer sería cinco veces la actual, pero nos encontramos ante una sociedad sin ánimo de lucro que carece de aprovisionamiento económico para ello, a no ser que las cuotas se eleven notablemente.
-En medio de todo esto, el club mantiene también conversaciones con el Ayuntamiento.
-Casi paralelamente a la expiración de la concesión, el Ayuntamiento está elaborando el PGOU, un documento que nos afecta de lleno, toda vez que el Consistorio contempla, en la zona que ocupamos, un espacio libre para el uso ciudadano, noción a la que suelen referirse como recuperar la margen del río para los portuenses. El equipo de gobierno nos ha propuesto remodelar las instalaciones para permeabilizar el club, de modo que exista un paseo marítimo entre el río y las dependencias, propuesta que nosotros aceptamos en el caso de acceder a la concesión. Lo cierto es que, con todo, la entidad dejaría de disponer de los 11.000 metros cuadrados de que goza en la actualidad para quedarse con 4.500, pasando la diferencia a disfrute de las instituciones públicas y perdiendo la sociedad las dos pistas de tenis y las dos piscinas. Ello puede conllevar una fuga de socios, sobre todo de los que no son propietarios de las embarcaciones, que suponen la mitad del total.
-¿Cuál es la estrategia ante esas hipotéticas marchas?
-Hemos solicitado al Ayuntamiento la ampliación de la zona de atraques como forma de compensar la previsible fuga de abonados. Nos contestarán a final del verano, en función de un estudio hidrológico de la Universidad de Granada.
-La verdad, presidente, es que la coyuntura no se presenta muy halagüeña…
-La Ley de Puertos coloca a los clubes náuticos al borde del abismo, cuando nuestras instituciones son, por ejemplo, las que han generado los regatistas, dándose la circunstancia de que la vela es el deporte que más medallas ha proporcionado a España.
-¿Cómo valora el papel económico y social que representa el Náutico?
-Tenemos que quitarnos el sambenito de club elitista, porque no lo somos en absoluto. Aquí trabajan actualmente unas 20 personas, cifra que aumenta en determinados momentos. Las escuelas deportivas se abren para todos con una cuota testimonial y se organizan múltiples actividades culturales y solidarias. Mantenemos cubiertos los atraques, a precios asequibles, y las regatas aportan mucho dinero a la ciudad. A lo largo del año somos embajadores de El Puerto y la Semana Náutica, que organizamos, supone un evento excepcional.
-¿Qué le pide al futuro?
-Lo mejor para la entidad, que las autoridades valoren la trascendencia del Náutico, que ha llevado el nombre de El Puerto por los cinco continentes. Nosotros no estamos en crisis, nuestros brotes verdes consisten en superar el trámite de la fecha de defunción que nos han puesto y para eso necesitamos colaboración pública: le he dicho al alcalde, Enrique Moresco, que no quiero ser el presidente que amortaje al club.
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