REPORTAJE
Una escuela de largos pasillos
El colegio rural Bembézar se creó en mayo de 1988 y, desde entonces, responde a las necesidades educativas que presenta cada pedanía de Hornachuelos.
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24/01/2007 RAFAEL HERAS
Entre los años 1983 y 1984, apremiados por el aislamiento y la soledad en el trabajo y, animados por el estímulo del inspector de zona Luis Batanaz, los maestros de las escuelas unitarias de Mesas de Guadalora, Bembézar del Caudillo, Céspedes, Puebla de la Parrilla, localidades de Hornachuelos y Rivero de Posadas toman la iniciativa de unirse formando el Seminario Permanente de Escuelas Rurales Bembézar. Se escogió ese nombre por ser el del río que con sus aguas riega los cultivos de estos poblados de colonización. Este seminario era un foro en el que se ponían en común programas, temarios, actividades y se forjaba una amistad entre los maestros que reforzaba su labor educativa.
Entre las actividades que se promovían para abrir la escuela al entorno se realizaron varias semanas culturales itinerantes. Se organizaban actividades en cada uno de los poblados de colonización, de manera que todos los alumnos conocían los demás poblados, realizando pintura, modelado, competiciones deportivas y juego. También se editó un periódico escolar Luna lunera que muchas veces trascendía las actividades escolares para hablar de lo que sucedía en cada pueblo.
Con el afán de progresar y conocer otras experiencias similares, los maestros de este seminario participaban en todas las jornadas y encuentros tanto a nivel provincial y autonómico como nacional que sobre escuela rural se convocaban. Así que cuando en mayo de 1988 apareció el decreto de creación de los colegios públicos rurales, este colectivo se acogió a dicha normativa para formar el CPR Bembézar. Para ello contaron con la participación de la escuela de Cortijuelos, una barriada periférica de Hornachuelos.
Así ha estado configurado este colegio hasta el pasado curso en el que, por un descenso drástico de la matrícula en Rivero, hubo que cerrar esta escuela. Cada localidad, según el número de alumnos, tiene las aulas necesarias. En una, como La Parrilla, una sola maestra tiene alumnos desde los tres años hasta sexto; en Bembézar hay un maestro para educación Infantil y primer ciclo; en Cortijuelos hay tres maestras que se reparten Infantil y primer ciclo de Primaria; en Céspedes existe toda la educación Infantil y Primaria repartida entre una maestra y dos maestros, y la localidad de Mesas, que es la mayor y con mayor número de alumnos, cuenta con cinco maestras para estas mismas etapas.
Además, se cuenta con maestros especialistas de Inglés, Educación Física, Religión y Educación Musical, que son los que se desplazan a las distintas escuelas, transportando en sus vehículos particulares el material específico de su materia.
Esta dispersión de las aulas, estos pasillos tan largos, a veces generan pequeños inconvenientes, como en el caso de una enfermedad de corta duración de algún maestro, en ese caso el equipo directivo o incluso los maestros especialistas tienen que acudir a hacer la sustitución, teniendo que remodelar los horarios de otras de las escuelas. La existencia de distintos niveles de edad en una misma clase podría parecer a primera vista un problema, pero un reciente estudio realizado por Antonio Bustos Jiménez, investigador del departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Granada, viene a confirmar lo que los maestros de este colegio conocen a través de su experiencia, aprendizaje contagiado por impregnación mutua. Los alumnos menores aprenden lo de los mayores y los mayores refuerzan su aprendizaje con la repetición de los menores. La experiencia demuestra que los niños que salen de este colegio al llegar a los institutos de Hornachuelos o Palma del Río tienen una preparación similar a la de otros alumnos.