Inicio / Historico

Juan Eslava Galán: ‘Nicholas Wilcox vende cuatro veces más que yo’

NOTICIAS

Juan Eslava Galán: Nicholas Wilcox vende cuatro veces más que yo
El escritor andaluz participó ayer en la segunda jornada del Encuentro de Escritores
Josep Maria Marsal |

«Nicholas Wilcox vende cuatro veces más que yo, pero no le envidio porque lo que él gana me lo quedo yo». Y es que Wilcox es el seudónimo con el que escribe para el público de habla inglesa Juan Eslava Galán, que ayer participó en el Encuentro de Escritores de la URV. Un escritor que lleva más de sesenta libros a sus espaldas. Sus dos últimos, La Mula y Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie .

Ese fue el tema que abordó ante los estudiantes de la URV, Juan Eslava Galán , uno de los escritores de más éxito de nuestro país, que alcanzó una gran popularidad en 1987 tras ganar el premio Planeta con la novela En busca del Unicornio , como recordó C . Wait , la presentadora del acto.

Eslava Galán comentó, de entrada que: «He cumplido los 58 años y todavía no tengo muy clara mi vocación literaria. Toda la vida me he debatido entre la novela y la historia y últimamente veo con cierto alivio que, cuando escribo novela me sale la historia y viceversa, y todo ello con el beneplácito de los lectores». Para después entrar de lleno en los propósitos de Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie , título que le sugirió Arturo Pérez Reverte .

«Lo escribí con una intención muy clara. Tengo dos hijas, una de 28 y otra de 26 años que siempre me habían preguntado sobre los buenos y los malos de nuestra conflagración. Uno de sus abuelos luchó con el bando de la República y el otro con los nacionales. Así que intenté escribirla pensando en ellas como si fuera un extranjero que acababa de conocer el tema. En aquella época hubo dos tipos de víctimas, las que padecieron directamente la guerra y los que la sufrimos más tarde, en la postguerra. Yo viví la represión social, la política, la sexual. Como diría mi amigo Terenci Moix , demasiada misa para tan poco niño».

Nacido en el seno de una familia de sencillos y honrados labradores que se empeñaron en darle estudios, aunque su abuelo advertía que aquel dinero era como tirarlo al estercolero, Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) cursó los estudios primarios y el bachillerato a trancas y barrancas en diversos colegios religiosos o seglares durante los años álgidos del nacionalcatolicismo, circunstancia que le posibilitó la realización de numerosos ejercicios espirituales y comuniones generales, además de dos rezos del santo rosario al día en el colegio y en casa, e innumerables eucaristías.

Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Granada y posteriormente amplió estudios en el Reino Unido. Al regreso obtuvo una Cátedra de Instituto de Bachillerato y se doctoró, en la Universidad de Granada, con la tesis «Poliorcética y fortificación bajomedieval en el reino de Jaén». (Un resumen de esta tesis la publicó en 1999 la Universidad de Jaén y la Editorial Osuna de Granada «Castillos de Jaén»).

En este contexto se desarrolló su afición por la arquitectura, por la arqueología y por la historia en general. Recordó a los alumnos de la URV que, de sus más de 60 libros escritos, sólo tres se refieren directamente a la Guerra Civil, Señorita y los dos antes citados La Mula (del que ahora se va a realizar una película) y Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie . En este aspecto, comentó a los estudiantes que «vuestra generación debería cerrar de una vez la herida de la guerra, limpiarla y esterilizarla para siempre».

Juan Eslava Galán comentó, por último, antes de iniciar un diálogo con alumnos y profesores que, «mi literatura siempre ha pivotado entre los temas históricos, porque son entre los que me encuentro más cómodo. Después tengo otro tipo de novelas, la que hago para el público de lengua inglesa bajo el seudónimo de Nicholas Wilcox, porque quedaría mal llamarse Juan y vender una novela en Nueva York, cuando allí, los Juanes son taxistas o camareros. Pero Nicholas Wilcox vende cuatro veces más que yo, pero no estoy celoso, no le tengo envidia porque lo que él gana me lo quedo yo», lo que provocó la risa general de los alumnos del Aula Magna de Lletres.

Esta es la tercera vez que viene al Encuentro de Escritores…

Sí, en Tarragona me siento muy cómodo y cada vez veo más Roma en Tarragona. Aquí siempre vengo con sumo placer. En reuniones como esta siempre se aprende.

¿Se aprende más de los colegas o de los estudiantes?

Se aprende de los dos. Se aprende mucho del lector, del estudiante, porque te plantean cosas que te desconciertan.

Con sus dos últimas obras, La Mula y Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie vuelve a tocar la Guerra Civil. ¿Queda mucho por escribir sobre este tema?

Desgraciadamente creo que sí, la Guerra Civil es un cadáver mal enterrado que debemos estudiarlo para sepultarlo como es debido. Hay gente que piensa que hay mucha inflación de libros sobre la guerra, pero lo que yo creo es que hay lectores que quieren saber más y no lo encuentran.

En La Mula cuenta la historia de su padre y de lo que ocurrió en su pueblo Arjona (Jaén). Es extrapolable al resto del Estado?

Perfectamente. En Una historia de la Guerra Civil… hago la historia en general. La guerra no entiende de regiones y nacionalidades.

En el momento actual de la situación política, ¿se podrá llegar a una situación como la de la Guerra Civil?

No, no podemos volver a esa situación. Entonces había al menos un treinta por ciento de la población que no tenía nada que perder. Ahora hemos generado una clase media muy potente que impide que se pueda llegar a esa involución, pero por otra parte, si establecemos cierto paralelo con lo que ocurrió en los Balcanes también vemos que, el hombre siempre puede dar pasos hacia atrás. Siempre tenemos que estar vigilantes para que no ocurran estas cosas.

La discusión del Estatut de Catalunya o la situación en Euskadi, ¿nos pueden llevar a esta situación?

Viéndolo desde fuera pienso que los pueblos que configuran la península Ibérica, para decirlo de una forma neutra, tenemos distintas virtudes, pero los mismos defectos y eso, los defectos, nos unen mucho. La queramos a no, tenemos una historia común que también nos ordena mucho. La principal virtud del catalán es su sentido común, y el catalán no llevará las cosas al extremo para perjudicarse. Creo que uno puede ser a un tiempo catalán y español y se debe buscar la fórmula para que no haya una colisión entre esos dos conceptos.

¿En qué está trabajando ahora?

Hago los comentarios de los libros que saca El País los domingos y cuando termine con eso voy a proseguir una novela que tengo aplazada.

Descargar