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Nuevas exigencias de fabricación en mamaderas

Las mamaderas de policarbonato, poseen una sustancia que al calentarse en determinadas condiciones puede desprender bisfenol A en pequeñas cantidades, deberán consignar en su rótulo distintas precauciones para el uso de esos biberones.

La ANMAT a través de la disposición 2269/2012 estableció que los fabricantes de mamaderas tendrán un plazo de 180 días hábiles para realizar las adecuaciones tecnológicas necesarias, para el reemplazo de los materiales.

La medida, publicada en la jornada en el Boletín Oficial, exige a los fabricantes que comercialicen mamaderas de policarbonato que dentro de ese plazo, deberán consignar en su rótulo «con caracteres de buen tamaño, realce y visibilidad» la información: «Atención: No caliente alimentos dentro de este biberón».

Además, según lo indicado por el Ministerio de Salud en un comunicado, debe decir «deje entibiar los alimentos calientes previo a su llenado. Reemplace este biberón cuando presente desgaste, rayones, grietas o pérdida de color».

La norma también otorga a los fabricantes «diez días hábiles para presentar ante el Instituto Nacional de Alimentos (INAL), dependiente de la cartera sanitaria nacional, «en carácter de declaración jurada», un plan de adecuación del rotulado y la cantidad de mamaderas en stock.

En tanto, una vez vencido el plazo de 180 días hábiles, las empresas «deberán realizar el retiro de los productos remanentes en el mercado».

Esa nueva medida, que complementa una disposición anterior, permite a la industria adecuarse a las actuales exigencias no sólo de reemplazo de material utilizado, sino también planificar las áreas productivas e incorporar las transformaciones tecnológicas requeridas para los nuevos procesos de fabricación.

El bisfenol A en el Mundo, prohibiciones, recomendaciones y estudios

La principal noticia es que Francia se ha convertido en el país pionero en la lucha contra el ubicuo compuesto químico. El pasado 12 de octubre la Asamblea Nacional gala aprobó su prohibición en cualquier envase alimentario a partir del 1 de enero de 2014, iniciativa que supone una ampliación de la actual normativa europea.

Desde junio de este año, ningún biberón de la UE podrá contener bisfenol A. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, según sus siglas en inglés) considera que la población infantil merece una especial protección, pero estima que no existe ninguna evidencia científica de que la presencia de la sustancia en contenedores de plástico destinados a consumidores adultos suponga un riesgo para la salud.

Los políticos franceses no están de acuerdo con la EFSA y fundamentan su decisión de ir un paso más allá en dos informes elaborados por la Agencia Francesa de Seguridad y Salud Alimentaria, Ambiental y Ocupacional (Anses, según sus siglas en francés). El primero de ellos repasa los riesgos para la salud. En animales se ha probado que el bisfenol A tiene efectos en la reproducción, las glándulas mamarias, el metabolismo, el cerebro y el comportamiento.

En humanos, las evidencias científicas son más débiles, pero hay estudios que permiten albergar sospechas fundadas de que afecta a la reproducción y al metabolismo de los azúcares y las grasas y está relacionado con las enfermedades cardiovasculares. Todos los efectos citados se han observado incluso con niveles bajos de exposición, por debajo de los límites establecidos por la UE.

Estos peligros se deben a que se trata de un disruptor endocrino, es decir, una sustancia química que interfiere en el funcionamiento de las glándulas endocrinas, que son los órganos responsables de la secreción de hormonas.

El segundo documento aborda los múltiples usos del compuesto en la industria alimentaria. Se utiliza para fabricar productos plásticos de policarbonato (presentes, por ejemplo, en botellas de plástico, en los envases de comida precocinada o en los recipientes de tipo ‘tupper’). También se emplea en la elaboración de las resinas de epoxi que recubren algunas latas de conservas (de fabada, atún, espárragos…), evitando que el plomo y el estaño de la soldadura interior se disuelvan y entren en contacto con el alimento. La agencia francesa ha lanzado una consulta pública para encontrar compuestos alternativos que permitan reemplazar al bisfenol A.

En opinión de Nicolás Olea, catedrático de la Universidad de Granada, el conjunto de países de la UE debería tomar nota de la iniciativa francesa. «Ya existen pruebas de que el bisfenol A aumenta el riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares. Lo que hace 15 años era sólo una sospecha ya cuenta con confirmación epidemiológica», asegura. Por esta razón, cree que si las autoridades esperan a obtener una mayor evidencia científica, «tal vez sea demasiado tarde».

Otro de los defensores de la prohibición es Miquel Porta, del Instituto de Investigación Hospital del Mar (IMIM) de Barcelona, quien reconoce que los estudios en humanos no son totalmente concluyentes, pero sí «suficientemente preocupantes». Según su parecer, «el bisfenol A no es agua bendita, es un disruptor endocrino» y se están produciendo múltiples llamadas de atención que deben llevar a que «la industria encuentre alternativas».
Recomendación para la Salud

El Ministerio de Salud recomendó, al preparar la mamadera para administrar leche materna o fórmulas infantiles, que todo el material haya sido minuciosamente limpiado y lavado antes de usarlo.

También, lavarse las manos con agua y jabón antes de limpiar y esterilizar el material y lavar con mucho cuidado todos los utensilios involucrados en agua jabonosa caliente.

Precisó que deben utilizarse cepillos exclusivos para esta tarea, los cuales deben encontrarse limpios al frotar el interior y el exterior de los biberones y enjuagar con agua segura.

Recomendó esterilizar las mamaderas y las tetinas siguiendo las indicaciones del pediatra, lavarlas minuciosamente y si para hacerlo las sumerge, antes de utilizarlas deje escurrir por goteo.

Indicó que debe enfriarse los biberones después de realizada la limpieza y antes de agregar el alimento y evitar el contacto con las manos del material que ya se limpió.

Para reconstituir la fórmula en polvo, se debe utilizar agua hervida (durante al menos 3 minutos) y enfriada hasta no menos de 70 grados en el momento de su utilización.

En tanto, para llegar a esa temperatura, se dejará enfriar el agua un máximo de 30 minutos después de la ebullición.

Además, deberá asegurarse de que la cuchara o medida utilizada para servir la porción necesaria se encuentre perfectamente limpia y seca y no dejarla guardada en el interior de la lata.

También, sugirieron no suministrar al bebé aquellos productos cuyas características organolépticas (color, olor, sabor) sean diferentes a las habituales y proteger los productos alimenticios destina

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