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Uno de cada cuatro ancianos con dolor precisaría analgesia de rescate

Así concluye una investigación en dos farmacias de palencia que analiza la percepción del dolor y el perfil de tratamiento de 49 pacientes mayores de 65
Uno de cada cuatro ancianos con dolor precisaría analgesia de rescate

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El perfil de tratamiento del dolor en mayores de 65 años viene definido por un tipo de paciente de 75 años de media que vive solo; principalmente se trata de dolor crónico, de variable aparición y de intensidad media-alta; el analgésico más usado es el paracetamol solo o en asociación, con una efectividad buena aunque no siempre controla el proceso de dolor y requiere la adición de unode rescate además de otras medidas no farmacológicas complementarias.

Pedro Molina Porlán. pmolina@recoletos.es

Esta es la fotografía que ha tomado la farmacéutica Mª Isabel Valverde en una investigación en dos farmacias de Palencia (una de la ciudad y otra de Fuentes de Nava) con 49 pacientes que ha constituido su proyecto final del Máster de Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada y en cuyos resultados va a profundizar para su diploma de estudios avanzados.

La idea de abordar este problema se fundamentó en el hecho de que el dolor es uno de los principales motivos de consulta (especialmente en ancianos) y la botica, uno de los primeros lugares donde se realiza, y en el convencimiento de que ésta puede detectar anomalías en los tratamientos, inefectividad, situaciones que imposibiliten la correcta administración o cumplimiento, etc.

y, al final, asegurarse de que el paciente tiene toda la información que precisa y lo comprende.

De modo que realizó, mediante entrevistas con los pacientes y análisis de las recetas, un análisis cuantitativo (perfil de uso de analgésicos) y cualitativo (percepción del dolor que tiene el propio afectado y cómo afecta a su ánimo y a su vida) de la situación con idea de extraer algunas conclusiones que ayuden a que estas personas saquen el máximo rendimiento a la farmacoterapia, a resolver el dolor infratratado, a un uso más racional de estos fármacos y, en definitiva, a hacer un poquito más feliz su vida, que es, a fin de cuentas, la motivación última y común de las personas.

¿Y qué ha sacado en claro? Pues, en primer lugar, algunos datos que ayudan a situarse, como que la patología de dolor crónico más frecuente es (lo ha sido en este trabajo) la artrosis, seguida de cefalea y dolor muscular. O que casi uno de cada cuatro pacientes (23,5 por ciento) necesitó tratamiento de rescate para controlar su dolor además del analgésico de base. La autora afirma que este dato es más o menos coincidente con la bibliografía, y puntualiza que en muchos casos este segundo fármaco está pautado por el prescriptor, pero hay otros en los que el paciente decide por sí mismo automedicarse, y ahí es donde, dice, el farmacéutico puede aportar mucho con su intervención: Es habitual que los pacientes de estas edades tomen el fármaco sólo cuando les duele, y no respeten la pauta fijada por el médico. Además, como suelen estar polimedicados, al analgésico lo consideran el menos importante y si no hay dolor no lo toman. En estos casos hay que reforzar el cumplimiento explicándoles que sólo si respetan la pauta prevendrán la aparición de ese dolor.

Saber escuchar

En cuanto al análisis sobre la percepción del dolor, Valverde ha comprobado que ésta comprende una amplia y enriquecedora descripción del mismo y de las implicaciones en su vida, siempre expresado desde el punto de vista de su criterio y comprensión de la enfermedad, que no siempre es óptimo, quizá porque no se les ha explicado en su lenguaje.

También ha visto que les afecta principalmente en las actividades que no puede realizar pero no tanto en su estado de ánimo o relaciones sociales, ya que ellos mismos intentan minimizarlo. Y que la relación con el profesional sanitario es determinante en este tipo de pacientes y patología ya que precisan solicitan atención y no siempre se les proporciona.

Todo esto le lleva a la conclusión de que, por encima de cualquier otra consideración, la clave del éxito en estas situaciones es saber escuchar y atender a las particularidades de cada paciente: Al empezar el estudio creía que todos los pacientes seguían un patrón parecido y, por tanto, habría que ofrecerles soluciones estándar, pero es justo lo contrario, porque muchas veces un detalle hace que la forma de abordar un caso sea completamente distinta a la de otro, aunque sean dos mujeres con artrosis y que toman el mismo fármaco.

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