Seguimiento en el domicilio, un servicio eficaz en un ambiente más distendido
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¿Es necesario el seguimiento farmacoterapéutico domiciliario en pacientes ambulatorios que no tienen una oficina de farmacia de referencia? ¿Es posible? Y, lo más importante: ¿Es un servicio eficaz? Contestar a estas tres preguntas del modo más riguroso posible es el reto que se planteó la farmacéutica murciana Esther Belén Hernández hace ya casi tres años.
P. M. P. pmolina@recoletos.es
Y en el VI Simposio de Resultados del programa Dáder de seguimiento farmacoterapéutico (Simpodáder), organizado este fin de semana en Murcia por el Colegio de Farmacéuticos de esta provincia y el Grupo de Investigación en Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada con la colaboración de CORREO FARMACí‰UTICO, ha ofrecido una primera respuesta a todas, fruto de una investigación cuyo trabajo de campo se desarrolló entre septiembre de 2003 y febrero de 2005.
Para satisfacción de la investigadora, esas respuestas han sido positivas, ya que el resultado del estudio, por el que Hernández ha recibido en el simposio un premio otorgado por este periódico (ex aequo con otra experiencia de formación en seguimiento, ver página 26), revelan una excepcional aceptación de este servicio profesional por parte de los pacientes y un alto porcentaje de detección y resolución de resultados clínicos negativos (PRM).
Y todo ello con una impresión que la autora llevó a las conclusiones de su comunicación y que resulta interesante: la visita a domicilio propició un ambiente más distendido, lo que, por un lado permitió obtener más información sobre el paciente y su entorno y, por otro, que éste se beneficiara de otros servicios de atención farmacéutica domiciliaria, como la supervisión del botiquín, la elaboración de una lista de medicamentos y la oferta de recomendaciones farmacéuticas.
A estas conclusiones se ha llegado tras realizar el seguimiento de veinte pacientes (once mujeres y nueve varones de entre 23 y 78 años) con metodología Dáder adaptada al ámbito domiciliario.
Así fue el proceso
Según explica Hernández a CF, una vez aceptado el servicio, se acordó con cada paciente día y hora de la entrevista inicial en su domicilio. En esa visita se obtuvo información acerca de sus datos personales, sus preocupaciones de salud y sus medicamentos, se revisó el contenido de la bolsa de fármacos y se le ayudó a desechar los que estaban caducados y en mal estado.
Tras la visita se realizó toda la fase de evaluación hasta llegar a definir, en su caso, las sospechas de PRM. Además, en sesiones clínicas con otros compañeros se intercambiaron opiniones sobre esas sospechas y la estrategia de intervención, y después se celebró la segunda visita, previa cita telefónica y también en casa del paciente, para informarle de la situación y acordar las medidas que se debían tomar en cada caso.
Al final del proceso se habían realizado 42 intervenciones, de las que se aceptó el 81 por ciento, y al final se resolvió, entre las actuaciones aceptadas y las no aceptadas, un 73 por ciento de los resultados clínicos negativos detectados, lo que revela un grado de eficacia similar a los datos de prestación del servicio en la oficina de farmacia que arroja cada año el programa Dáder y, para la autora, evidencia la importancia de ofrecer este servicio.
Respecto al tipo de PRM detectado, destaca sobremanera que casi la mitad sean del tipo 1 (problema de salud no tratado), lo que, según Hernández, podría ser consecuencia del escaso contacto que estos pacientes mantienen con los sanitarios hasta que el problema de salud que ha aparecido les resulta muy molesto.
En tal caso, afirma, el servicio de seguimiento es una alternativa y el papel del farmacéutico resulta fundamental para resolver este tipo de PRM mediante consejo o remisión al médico.