SIMPODÁDER 2005. Las boticas que trabajan en equipo intervienen más del doble que las que hacen seguimiento individualmente
Participar en grupos de investigación facilita la implantación del seguimiento
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¿Cómo influye la formación de un grupo de investigación sobre el envío de intervenciones al programa Dáder durante el año posterior a la finalización de los cursos de experto? Esto es lo que se han preguntado los boticarios valencianos Juan Miragall, Laura Monzón, Leonor Domínguez, Amparo Zapater, Marta Colomer, Fernando Minguet, Macarena Peiró, Elena Jiménez, Carmen Velilla y Eugenia Ballester después de diez meses de trabajo tras formar, hace un año, el Grupo de Investigación en Farmacia Práctica de Valencia.
Pedro Molina Porlán. pmolina@recoletos.es
Y, con la colaboración de Fernando Fernández Llimós, coordinador del programa Dáder, prepararon un trabajo, presentado la semana pasada en Badajoz en el Simpodáder 2005, en el que constataron que, como sospechaban, formar parte de un grupo en el que, como premisa básica, se realicen sesiones clínicas, es un faciliador en la implantación del servicio de seguimiento farmacoterapéutico (SFT) frente a quien lo trata de ofrecer de forma particular.
La conclusión se extrae de un análisis comparativo de las intervenciones remitidas en este tiempo al Dáder por los miembros del nuevo grupo de investigación frente a las remitidas por el resto de farmacéuticos que completaron a la vez (aunque por la cantidad de alumnos se dividió completamente en dos) la primera edición del Curso de Experto en Seguimiento Farmacoterapéutico que la Universidad de Granada impartió en Valencia.
El resultado global indica que los 26 farmacéuticos (de 25 farmacias) enviaron en ese periodo 170 intervenciones, una media de 6,80 por farmacia.
Pero de la comparación sale claramente ganador el grupo de investigación: sus integrantes enviaron al programa 90 intervenciones, con una media de 11,3 por farmacia, mientras que el resto de boticarios envió 80, con una media de 4,7 intervenciones por farmacia -menos de la mitad de la media del grupo de investigación-.
La claves del éxito
La clave de esta diferencia es, según explicó Juan Miragall en una comunicación oral en el Simpodáder, la realización periódica de sesiones clínicas. A la que Leonor Domínguez añadió, en una ponencia en la que se abordó más en porfundidad la creación de este grupo de investigación, otras más intangibles pero igual de importantes para mantenerse: No a los protagonismos, superar los roces (pedir y aceptar perdón), adoptar cada uno su papel en el grupo, trabajar para todos y buscar la motivación a través de dos premisas básicas, que son fijar metas cercanas y tratar de divertirse.
Sobre estos cimientos el grupo ha logrado, en apenas doce meses, elaborar dos guías de AF pediátrica, enviar de forma fluida intervenciones al Dáder y elaborar varias comunicaciones para congresos. Y se han marcado como retos próximos diseñar su web, avanzar en distintos trabajos de investigación (tesis doctorales y diplomas de estudios avanzados), aumentar el número de pacientes en SFT, gestionar mejor a los que ya lo están y mejorar la relación farmacéutico-médico.