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El síndrome de la abuela esclava ¿Enfermedad o problema familiar?

– El síndrome de la abuela esclava ¿Enfermedad o problema familiar?

La semana pasada tuve la suerte de asistir al XIX Simposio de Medicina Familiar en la ciudad de Puerto la Cruz, fueron 5 días de interesantes y actualizadoras conferencias, excelentes en calidad. Pero una de ellas me llamó poderosamente la atención, por cierto dictada por una médica de Familia de Ciudad Guayana, la Doctora Zaida Ferrer. “El síndrome de la Abuela Esclava”. Explicaba al inicio de su exposición que el título de su conferencia “es el nombre dado por el profesor Antonio Guijarro, cardiólogo de la Universidad de Granada a un cuadro clínico (enfermedad) patológico grave y potencialmente mortal y que afecta a amas de casa en ejercicio activo y cuyo perfil psicológico y social, corresponden a mujeres de mediana edad en adelante, con excesivo sentido del deber y la responsabilidad familiar e incapaces de quejarse de la situación con la debida elocuencia y expresividad. Son mujeres sometidas a una sobrecarga física y emocional, ocasionándoles en forma progresiva graves alteraciones orgánicas y psíquicas”.

El Síndrome de la Abuela esclava es una enfermedad cuyas causas son de origen familiar, es de su entorno más íntimo de donde parten los daños, al delegar en ella responsabilidades que exceden su capacidad física y emocional y convierten lo que pudiese ser una mutua ayuda que generara placer al sentirse útil, en una obligación productora de estrés al tratar de cumplir en forma simultánea y eficiente una multiplicidad de tareas, de las cuales la mayoría ya no le corresponden. Dentro de las causas productoras de esta alteración podemos incluir entre otras muchas, el cuido de ancianos o niños enfermos, hijos que conviven en la casa materna con sus parejas e hijos y que lejos de descargarla de las tareas hogareñas le adicionan el cuido de nietos, incluso aquellos que viven fuera del hogar, lo cual puede conjugarse con deterioro económico, sufrimiento emocional debido a muerte o separación conyugal y generar una gran cantidad de manifestaciones orgánicas resistentes al tratamiento médico si no apreciamos realmente la causa que lo genera.

El Síndrome de la Abuela Esclava produce una gran variedad de síntomas y signos físicos y psíquicos. Dentro de las manifestaciones físicas más importantes tenemos la hipertensión arterial, la diabetes y otras manifestaciones metabólicas, dolores en el pecho y en la cabeza, dificultad para respirar, taquicardia, mareos, desvanecimiento, cansancio generalizado y decaimiento. Dentro de las alteraciones emocionales más frecuentes de este síndrome podemos mencionar malestar general, ansiedad, tristeza, desánimo, falta de motivación, sentimiento de culpa y depresión de grado variable que puede llegar a ser mayor con perdida de la capacidad de encontrar salidas pudiendo llegar al suicidio. El síndrome de la abuela esclava es sin lugar a dudas un factor de riesgo importante para enfermar y morir del corazón, una enfermedad grave si no se diagnostica a tiempo.

Para diagnosticar el síndrome de la abuela esclava, el médico debe en primer lugar conocerlo y pensar en ello, la variabilidad de las manifestaciones puede llevarnos a diagnosticar un síntoma como la enfermedad de base, es necesario establecer una verdadera comunicación con la paciente que nos lleve a detectar loa riesgos psicosociales, debemos dedicar tiempo a escudriñar en su papel de madre, abuela y conyugue, la cantidad de miembros en el núcleo familiar, la presencia de hijos con parejas, nietos y enfermos en el hogar. No debemos olvidar la característica matriarcal de nuestra sociedad, este patrón cultural facilita la adopción por parte de la madre abuela de la conducción y el asumir un liderazgo mal entendido que la lleva a sobrecargarse de trabajo, algunas veces en forma “voluntaria”; pero la regla es un descontento no expresado en el hogar que puede reconocer el médico en frase como: No aguanto más, nadie me comprende, de donde sacaré fuerzas, doctor ¿por qué no me hospitaliza?

Píldoras de tu médico

·Basta con hacer un pequeño análisis familiar y darnos cuenta que el síndrome de la Abuela Esclava es tan frecuente que es imposible que no exista uno en nuestra familia. Las causas, en las cuales muchos de nosotros estamos involucrados, están reconocidas por la Organización Mundial de la Salud como malos tratos hacia la mujer.

·Nosotros en el seno familiar tenemos la obligación de prevenirlo, el que se casa, casa quiere, ya nuestra madre parió y crió, no deleguemos en ella nuestra responsabilidad. La abuela necesita el afecto del nieto y le gusta su compañía, pero no puede ser una obligación sistemática su cuido, al punto que no le permita salir, planificar viajes y hacer su vida.

·¿No te has dado cuenta que cuando esa abnegada y sufrida mujer sale de casa aunque sea por poco tiempo mejora de sus dolores?

·No la abandones, pero tampoco te aproveches.

Vacuna contra el estrés

– ¡Nunca debiste morir!, llora desconsoladamente un hombre sobre una tumba.

Al cabo de un rato se le acerca otro:

– Debe sobreponerse. Seguro que se trataba de un familiar muy querido, ¿tal vez su padre o madre?

– Ni uno ni otro. ¡Es el primer marido de mi mujer!
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