Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) junto con especialistas del Complejo Hospitalario de Jaén, el Instituto de Bioquímica de la Universidad de La Marche, en Italia, y de la Universidad de Lleida confirman que ratas alimentadas con este tipo de grasa viven más tiempo que otras cuya dieta está basada en aceite de girasol.
Un equipo de granadinos trabaja para establecer los posibles mecanismos moleculares a través de los cuales el aceite de oliva virgen por sí solo, así como la suplementación con coenzima Q, un compuesto antioxidante, ejerce sus influencias en los signos propios del envejecimiento, que provocan cambios en la estructura y las funciones de las células, según publica el diario La Razón.
De esta manera, los expertos estudian cómo afecta la grasa ingerida a las células, porque si hay una relación negativa entre ambos factores (tipo de grasa y funcionamiento celular), modificando la dieta también se pueden atenuar ciertos procesos.
En concreto, la investigación se centra en ver cómo afecta el aceite de oliva a las mitocondrias, un orgánulo del interior de la célula que se encarga de producir energía. Estudian los efectos de la grasa sobre tres niveles: el estrés oxidativo, la funcionalidad del orgánulo y su estructura. «La dieta basada en aceite de oliva hace que durante la vejez se acumulen menos daños en estos tres niveles», puntualiza el responsable de la investigación, José Luis Quiles.
«El aceite de oliva reduce el estrés oxidativo, es decir, la generación de radicales libres y, por tanto, hace que los tejidos envejezcan de forma más lenta», añade Quiles.
El hallazgo se suma a la ingente lista de beneficios que tiene. No produce colesterol, recomendado para enfermedades circulatorias y cardiovasculares, y es el que más vitaminas aporta al organismo.
