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La Universidad de Granada colabora en el proyecto para instalar el primer telescopio europeo en la Antártida

La Universidad de Granada colabora en el proyecto para instalar el primer telescopio europeo en la Antártida

Dos investigadores del departamento de Física Teórica y del Cosmos de la Universidad de Granada (UGR), Carlos Abia e Inmaculada Domínguez, colaboran en la instalación del primer telescopio europeo en la Antártida. Y es que este continente presenta un cielo con unas condiciones óptimas (transparente, sin humedad, sin nubes ni viento, sin radiaciones térmicas que confundan la labor de los telescopios) para la observación astronómica.

Se trata de una iniciativa especialmente desarrollada en Italia y España, aunque el telescopio está dentro del VI Programa Marco de la Unión Europea. El aparato se está instalando en la Base Concordia, situada en la región antártica conocida como Dome C. Actualmente están fijando la estructura del telescopio pero aún faltan las partes más delicadas, «esperamos poder empezar a observar a finales de este año», detalló Abia.
Radiaciones infrarrojas

«Uno de los objetivos principales es ver lo que da de sí el cielo antártico», apuntó el científico, que explicó que el equipo astronómico se dedicará principalmente a la obtención de radiaciones en infrarrojo, que corresponden a los procesos menos energéticos que suceden en el Universo y con menor despliegue de emisiones, como por ejemplo una estrella en sus últimos años de vida, cometas, asteroides y otros objetos de las galaxias que no emiten mucha luz propia pero sí reflejan la de otros cuerpos. Así, la idea es aprovechar las ventajas de este lugar para observar aquellos fenómenos que son menos conocidos por la ciencia al ser poco visibles.

Los observatorios tradicionales presentan una serie de inconvenientes, como la presencia de vapor de agua en la atmósfera -que se condensa y reduce la visibilidad- o la proximidad de otros objetos en la superficie que emiten calor y pueden entorpecer la labor de los telescopios. Estos problemas se acentúan cuando se quieren observar astros a bajas temperaturas y poco energéticos.

Al menos teóricamente, la Antártida no tendría estos problemas. Por eso una de las metas al instalar un telescopio en esta región es estudiar su viabilidad científica para la observación astronómica. Si el proyecto obtuviera buenos resultados, abriría nuevas posibilidades para el estudio del Universo.
Tecnología innovadora

Los investigadores de la UGR se encargan de una de las partes más delicadas del telescopio, el sistema óptico (movimiento de las lentes, espejos, etc). Para esta tarea han colaborado con otros investigadores del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, con la empresa catalana Nuevas Tecnologías S. A. y con expertos italianos de la Universidad de Perugia y del Observatorio de Teramo. El telescopio utiliza una tecnología muy innovadora que permitirá el control remoto del mismo, explicó Abia. «La idea es que en un futuro se pueda manejar incluso desde Europa», añadió el investigador.
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