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Martes 1 de Julio de 2014 | GRANADA HOY
GRANADA
CIENCIAABIERTA
● Hisai Kobayashi vivió el terremoto de Japón de marzo de 2011 y
lo explica en el IES Zaidín-Vergeles, en el que estudia bachillerato
Francisco González (UGR) y
Antonio Quesada (IES Zaidín
Vergeles)
Hisai Kobayashi vive en una región donde los terremotos son
frecuentes, un promedio de uno
a la semana aunque de una intensidad no muy alta. Para ella
es un fenómeno habitual que no
le causa gran preocupación. En
la escuela ha asistido a entrenamientos específicos frente a los
terremotos y cada seis meses hace un simulacro. En un momento dado se da una señal que indica terremoto y todos los estudiantes se protegen debajo de las
sillas, allí permanecen hasta que
cesan los movimientos y después
todos salen al patio del colegio.
Los colegios disponen de un
sistema de alarma en los móviles
que se activa cuando hay un
seísmo y emite una señal de
alarma. En cuanto se detectan
las ondas P de un terremoto
fuerte se emite una señal que
permite prepararse, ya que estas
ondas llegan las primeras y unos
segundos antes de que se inicien
los daños provocados por las ondas más superficiales (ondas L).
Los estudiantes pueden tener
activados los móviles en clase
para esta prevención.
Hisai recuerda el terremoto
del 11 de marzo de 2011 como
muy largo. Pudo durar unos 30
segundos. Estaba en un restaurante con sus padres. Cuando se
produce todos abandonan el local y salen a la calle. Van a recoger a su hermana al colegio tras
el terremoto principal y nota en
el coche de sus padres las réplicas. Hisai siente vibraciones en
sentido ascendente, descendente y en otros casos sacudidas laterales. A pesar de la intensidad
del terremoto, su hogar apenas
sufre daños, tan solo el tejado
presenta algunos desperfectos.
No hay graves destrozos en
otras casas. En el interior algu-
Una Historia de Hisai
GRANADA HOY
Hisai Kobayashi expone, en el IES Zaidín-Vergeles, el terremoto y el tsunami que vivió en Japón.
EFE
Una de las olas del tsumani.
nos libros se han caído. Esa noche recogen los libros para devolverlos a sus estantes pero las
réplicas son muy frecuentes y de
gran intensidad, volviendo a tirarlos al suelo. Durante el resto
del mes de marzo se producen
muchas réplicas, unas 3000. Hisai se acostumbra a las réplicas
pero piensa que va a venir un terremoto de mucha mayor intensidad.
Las casas están construidas
con normas sismorresistentes
de gran eficacia. Hisai no sabe
exactamente en qué consisten
pero si conoce que hay un plan
de evacuación preparado para
el caso de un gran terremoto.
Ella sabe perfectamente dónde
ir, a los polideportivos, o los
gimnasios grandes como los denomina. Sabe que no debe acercarse a las ventanas por el riesgo de los cristales rotos y en su
casa tienen preparada una bolsa con agua y comida por si hu-
biera necesidad de usarla ante
un gran terremoto. En el caso
de heridos sabe que hay protocolos de actuación aunque a
ella le da un poco de reparo hablar de ese tema.
Hisai cuenta que estaban preparados para el terremoto. Digamos que todo el país está preparado para los terremotos. Sin
embargo, el terremoto no fue lo
peor; Hisai refiere que fueron
mucho peores las consecuencias
del tsunami que llegó después. A
ella le contaron que hace tiempo
hubo un tsunami muy grande y
que entonces se estableció una
distancia de seguridad de manera que no se podía construir cerca del mar. Pero la gente se ha
olvidado y en la actualidad se
construye muy cerca del mar. En
el terremoto de 2011 el tsunami
alcanzó la costa solo diez minutos después del terremoto. La
gente no lo esperaba y eso provocó muchos muertos. La gente
está acostumbrada a los terremotos; Hisai dice que hay terremotos siempre, pero no tsunamis. La gente cree que estos son
más peligrosos, la gente ha tenido que recordar, trágicamente.
Hisai Kobayashi es japonesa,
como ya habrá deducido el lector. Tras acabar la escuela secundaria, justamente el mismo
día del terremoto del 11 de marzo estaba almorzando con sus
padres para celebrar su graduación, ha estado un año en el IES
Zaidín-Vergeles cursando primero de bachillerato. Con un esfuerzo encomiable ha terminado hablando un castellano más
que aceptable (vayamos nosotros un año a Japón y hagamos
la prueba). Y Hisai nos ha contado todas estas cosas sobre su país, un país donde desde la escuela elemental se enseña sobre
terremotos, medidas de seguridad, prevención y otras cuestiones esenciales para sobrevivir
cuando la naturaleza nos muestra su cara más dura.
Recordemos que Granada está en una de las zonas con mayor riesgo sísmico de España;
desde luego nada comparable
con Japón, pero nos podríamos
preguntar en cuántos centros
escolares de Granada y provincia se conocen las normas básicas de actuación ante un terremoto o si hay protocolos de actuación previstos. Toda la población escolar debería conocerlos.
Hay que agradecer a Hisai todo lo que nos ha enseñado sobre
terremotos, pero no solo sobre
terremotos. Al día siguiente del
terremoto, Hisai y su familia se
enteró del accidente nuclear en
la central de Fukushima, estaban cenando viendo la televisión, habían vuelto a recolocar
los libros caídos. Y entonces su
vida cambió. Hisai vive a 60 kilómetros de Fukushima. Esa es
otra historia de Hisai. Prometemos narrarla.
ASAHI SHIMBUN / REUTERS
Una joven llora ante el desolador paisaje tras el terremoto de Japón del 11 de marzo de 2011.
EFE
Efecto del tsumani recogido por la cadena ABC.