María Pilar Jiménez GRANADA
Por estas mismas fechas, algún
año atrás, discutía con mis alum-
nas, futuras maestras de infantil,
sobre las preferencias del alum-
nado de dicha etapa educativa
en el tema de los juguetes. Está-
bamos y estamos en los momen-
tos justos. Aprovechando que las
tiendas de juguetes nos inunda-
ban con sus catálogos, se los re-
partí y les propuse que eligiesen
juguetes como si tuviesen su
edad. Al momento me pregunta-
ron si hacían la elección como ni-
ño o como niña. Sabiendo lo que
me podían contestar, les pregun-
té si la elección sería diferente.
Contestaron que los niños proba-
blemente elegirían con más fre-
cuencia coches, robot, juegos de
construcción, balones de fútbol;
mientras que las niñas elegirían
con más frecuencia los relacio-
nados con su cuidado personal y
el de otras personas; por supues-
to, añadían, siempre habría ex-
cepciones. Quizá se estén pre-
Ludotecas o empresas
de cumpleaños, además
de merienda, ya ofrecen
talleres de ciencias
guntando qué relación hay entre
los juguetes y las ciencias y la tec-
nología, pues en apariencia qui-
zá no haya relación alguna, pero
solo eso, en apariencia.
Las ofertas que asocian ocio y
ciencias son cada vez mayores,
y no son exclusivas de los mu-
seos o de las aulas de naturale-
za. En la actualidad ya no es ra-
ro que ludotecas o pequeñas
empresas que organizan cum-
pleaños no solo oferten la me-
rienda y la típica piscina de bo-
las, sino también talleres de
ciencias o, como mencionamos
en su día, cumpleaños científi-
cos. En estos casos es decisión
de la familia escoger el lugar
donde celebrar el evento. La
asistencia a estos lugares suele
ser puntual, mientras que en ca-
sa suelen pasar muchas horas, y
es ahí donde la familia puede
compartir situaciones cotidia-
nas que propicien el acerca-
miento a las ciencias y la tecno-
logía. Observar cómo se arregla
un enchufe, preparar un batido
de frutas, llenar un recipiente
con bebidas frías
o echar cubi-
tos de hielo
en el gazpa-
cho son al-
gunos ejem-
plos de di-
chas situa-
ciones por-
que permi-
ten la obser-
vación, la re-
flexión y la
formulación
de pregun-
tas sobre lo
que ocurre.
Pero los ju-
guetes tam-
bién pueden
proporcio-
nar un con-
texto ade-
cuado para
aprender
ciencias. Y
ahí padres y
madres tene-
mos mucho que
decir tanto en la suge-
rencia y elección de ju-
guetes como en el tiempo que
invertimos en compartirlos con
nuestros hijos e hijas.
Numerosa literatura especia-
lizada nos advierte que la fami-
lia y las experiencias extraesco-
lares son algunos de los factores
que determinan las actitudes del
alumnado hacia las ciencias y la
tecnología, encontrando actitu-
des más favorables entre quie-
nes disfrutaron experiencias de
ciencias en contextos no escola-
res y entre quienes, en este sen-
tido, han tenido la familia como
referente. Curiosamente este
efecto positivo es mucho más
patente en las chicas que en los
chicos. Y es que también el géne-
ro influye en
la actitud hacia las ciencias.
Estudios internacionales co-
mo el ROSE (Relevance of
Science Education) revelan que
los chicos, en general, muestran
una actitud más positiva hacia
las ciencias y la tecnología y han
experimentado a lo largo de su
vida más oportunidades con las
ciencias y la tecnología en con-
textos no escolares.
Los juguetes, bien elegidos,
unifican los tres factores de los
que aquí se habla. El factor fa-
milia y experiencia en contextos
no escolares es fácil apreciarlo,
pero me quiero detenerme más
en la cuestión género. Todos los
años por estas fechas, cuando
ojeo los catálogos de juguetes
para escri-
bir la carta
a los reyes
(o para el se-
ñor ese de
rojo que dice
entrar por la
chimenea)
de los más
pequeños
de la familia,
me hago las
mismas pre-
guntas ¿Por
qué aparece
la imagen de
niño y/o ni-
ña en ciertos
juguetes y
no en todos?
¿Por qué esa
misma ima-
gen aparece
en las cajas de algu-
nos juguetes? Lo cierto es que no
acabo de verlo claro. Actual-
mente las empresas que se dedi-
can a la venta de productos in-
tentan buscar nuevos sectores
entre el público: familia mono-
parental con hijos, familia tra-
dicional, solteros, solteras, ca-
sados, casadas, divorciados, di-
vorciadas y cualquier otra com-
binación que se les ocurra. E in-
sisto en los ‘os’ y las ‘as’ porque
los bienes y servicios que se
ofrecen a cada grupo pueden
ser muy distintos. Pero las
cuentas no me salen, porque
pienso que si lo que se pretende
es vender un producto lo mejor
es ampliar el público a quien va
dirigido ¿o no? Si siguen mi ra-
zonamiento estarán de acuerdo
conmigo en que si no aparece
imagen de persona alguna se
podría entender que el produc-
to, en este caso juguete, va diri-
gido a cualquiera. Ahora bien,
es fácil encontrar en los catálo-
gos ciertos juguetes asociados a
la foto de un niño, una niña o
ambos.
Cada vez es más frecuente
que veamos a ambos al lado de
la cocinita, pero no se da el caso
para el taller de reparaciones (o
yo no lo he visto), y no es muy
habitual que en las cajas de los
laboratorios de ciencias aparez-
ca la imagen de niñas. En este
No es habitual que en las
cajas de los laboratorios
de ciencias aparezca la
imagen de niñas
caso es fácil encontrar la ima-
gen estereotipo que la sociedad
tiene sobre quienes se dedican a
las ciencias, varón y con bata al
lado de un laboratorio lleno de
material de vidrio.
Líneas atrás indicaba que uno
de los factores que influye en la
actitud hacia las ciencias es el
género, y que los juguetes tam-
bién tenían algo que decir al res-
pecto. Afortunadamente cada
vez son menos quienes se guían
por estos estereotipos, pero si lo
hacen es probable que estén pri-
vando a alguien de una magní-
fica oportunidad de acercarse a
las ciencias y la tecnología, e in-
cluso afectando a una elección
profesional en el futuro.
María Pilar Jiménez GRANADAPor estas mismas fechas, algúnaño atrás, discutía con mis alum-nas, futuras maestras de infantil,sobre las preferencias del alum-nado de dicha etapa educativaen el tema de los juguetes. Está-bamos y estamos en los momen-tos justos. Aprovechando que lastiendas de juguetes nos inunda-ban con sus catálogos, se los re-partí y les propuse que eligiesenjuguetes como si tuviesen suedad. Al momento me pregunta-ron si hacían la elección como ni-ño o como niña. Sabiendo lo queme podían contestar, les pregun-té si la elección sería diferente.Contestaron que los niños proba-blemente elegirían con más fre-cuencia coches, robot, juegos deconstrucción, balones de fútbol;mientras que las niñas elegiríancon más frecuencia los relacio-nados con su cuidado personal yel de otras personas; por supues-to, añadían, siempre habría ex-cepciones. Quizá se estén pre-Ludotecas o empresasde cumpleaños, ademásde merienda, ya ofrecentalleres de cienciasguntando qué relación hay entrelos juguetes y las ciencias y la tec-nología, pues en apariencia qui-zá no haya relación alguna, perosolo eso, en apariencia.Las ofertas que asocian ocio yciencias son cada vez mayores,y no son exclusivas de los mu-seos o de las aulas de naturale-za. En la actualidad ya no es ra-ro que ludotecas o pequeñasempresas que organizan cum-pleaños no solo oferten la me-rienda y la típica piscina de bo-las, sino también talleres deciencias o, como mencionamosen su día, cumpleaños científi-cos. En estos casos es decisiónde la familia escoger el lugardonde celebrar el evento. Laasistencia a estos lugares sueleser puntual, mientras que en ca-sa suelen pasar muchas horas, yes ahí donde la familia puedecompartir situaciones cotidia-nas que propicien el acerca-miento a las ciencias y la tecno-logía. Observar cómo se arreglaun enchufe, preparar un batidode frutas, llenar un recipientecon bebidas fríaso echar cubi-tos de hieloen el gazpa-cho son al-gunos ejem-plos de di-chas situa-ciones por-que permi-ten la obser-vación, la re-flexión y laformulaciónde pregun-tas sobre loque ocurre.Pero los ju-guetes tam-bién puedenproporcio-nar un con-texto ade-cuado paraaprenderciencias. Yahí padres ymadres tene-mos mucho quedecir tanto en la suge-rencia y elección de ju-guetes como en el tiempo queinvertimos en compartirlos connuestros hijos e hijas.Numerosa literatura especia-lizada nos advierte que la fami-lia y las experiencias extraesco-lares son algunos de los factoresque determinan las actitudes delalumnado hacia las ciencias y latecnología, encontrando actitu-des más favorables entre quie-nes disfrutaron experiencias deciencias en contextos no escola-res y entre quienes, en este sen-tido, han tenido la familia comoreferente. Curiosamente esteefecto positivo es mucho máspatente en las chicas que en loschicos. Y es que también el géne-ro influye enla actitud hacia las ciencias.Estudios internacionales co-mo el ROSE (Relevance ofScience Education) revelan quelos chicos, en general, muestranuna actitud más positiva hacialas ciencias y la tecnología y hanexperimentado a lo largo de suvida más oportunidades con lasciencias y la tecnología en con-textos no escolares.Los juguetes, bien elegidos,unifican los tres factores de losque aquí se habla. El factor fa-milia y experiencia en contextosno escolares es fácil apreciarlo,pero me quiero detenerme másen la cuestión género. Todos losaños por estas fechas, cuandoojeo los catálogos de juguetespara escri-bir la cartaa los reyes(o para el se-ñor ese derojo que diceentrar por lachimenea)de los máspequeñosde la familia,me hago lasmismas pre-guntas ¿Porqué aparecela imagen deniño y/o ni-ña en ciertosjuguetes yno en todos?¿Por qué esamisma ima-gen apareceen las cajas de algu-nos juguetes? Lo cierto es que noacabo de verlo claro. Actual-mente las empresas que se dedi-can a la venta de productos in-tentan buscar nuevos sectoresentre el público: familia mono-parental con hijos, familia tra-dicional, solteros, solteras, ca-sados, casadas, divorciados, di-vorciadas y cualquier otra com-binación que se les ocurra. E in-sisto en los ‘os’ y las ‘as’ porquelos bienes y servicios que seofrecen a cada grupo puedenser muy distintos. Pero lascuentas no me salen, porquepienso que si lo que se pretendees vender un producto lo mejores ampliar el público a quien vadirigido ¿o no? Si siguen mi ra-zonamiento estarán de acuerdoconmigo en que si no apareceimagen de persona alguna sepodría entender que el produc-to, en este caso juguete, va diri-gido a cualquiera. Ahora bien,es fácil encontrar en los catálo-gos ciertos juguetes asociados ala foto de un niño, una niña oambos.Cada vez es más frecuenteque veamos a ambos al lado dela cocinita, pero no se da el casopara el taller de reparaciones (oyo no lo he visto), y no es muyhabitual que en las cajas de loslaboratorios de ciencias aparez-ca la imagen de niñas. En esteNo es habitual que en lascajas de los laboratoriosde ciencias aparezca laimagen de niñascaso es fácil encontrar la ima-gen estereotipo que la sociedadtiene sobre quienes se dedican alas ciencias, varón y con bata allado de un laboratorio lleno dematerial de vidrio.Líneas atrás indicaba que unode los factores que influye en laactitud hacia las ciencias es elgénero, y que los juguetes tam-bién tenían algo que decir al res-pecto. Afortunadamente cadavez son menos quienes se guíanpor estos estereotipos, pero si lohacen es probable que estén pri-vando a alguien de una magní-fica oportunidad de acercarse alas ciencias y la tecnología, e in-cluso afectando a una elecciónprofesional en el futuro.