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Descubren el pozo de agua más antiguo de la Pení­nsula

Descubren el pozo de agua más antiguo de la Pení­nsula
Es de la Edad de Bronce y se encuentra en el pueblo manchego de Daimiel
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EFE
Madrid
El pozo de agua más antiguo de la Pení­nsula Ibérica está en el pueblo manchego de Daimiel (Ciudad Real), es de la Edad de Bronce y constituyó un auténtico tesoro para el centenar de habitantes que vivieron a orillas del rí­o Azuer en aquella época.
Así­ lo explicó la directora del estudio sobre el yacimiento manchego de la Montilla de Azuer e investigadora de la Universidad de Granada, Trinidad Nájera, quien aseguró que este pozo, cuya antigí¼edad oscila entre los 4.200 y 3.500 años, fue un instrumento de gran valor para la colonia que vivió allí­, durante un perí­odo mucho más seco que el actual.

La construcción de esta excavación en el interior de un recinto fortificado de unos 50 kilómetros denota, según Nájera, su relevancia, ya que los prehistóricos optaron por protegerlo bajo techo, entre otras razones debido al escaso caudal que el rí­o Azuer tení­a por aquel entonces.

El montí­culo de la fortificación que ha sido recuperado a unos 10 kilómetros del municipio de Daimiel comprende, además del pozo, dos recintos amurallados, un gran patio y una torre de mamposterí­a de planta cuadrada, cuyos paramentos conservan una altura superior a los 7 metros de altura.

Los resultados preliminares de la investigación, que comenzó en 1974 a cargo de este equipo del Departamento de Prehistoria y Arqueologí­a de la Universidad de Granada, han permitido constatar que estos yacimientos eran utilizados como almacenes de grano, y no como recintos funerarios, como se pensaba.

Además, los investigadores encontraron en el interior de este yacimiento caracterí­stico de la Edad de Bronce, que fue construido junto a un poblado, utensilios imprescindibles para la actividad agropecuaria, entre ellos, instrumentos de cerámica y metal como puntas de flecha, puñales y punzones.

También hallaron restos de heces de cabras, ovejas y de otros animales menores, que revelan que la construcción fue utilizada, además de como almacén, como granja.

Asimismo, el estudio de esta fortificación de planta central, ha servido para conocer a fondo cómo era el dí­a a dí­a de los habitantes manchegos de la Edad de Bronce, quienes viví­an de la actividad agropecuaria, y para determinar algunas de las caracterí­sticas de los yacimientos prehistóricos de Castilla-La Mancha.

Según Nájera, la originalidad de la Motilla de Azuer estriba en que se construyó sobre un territorio llano, en el que era más fácil acceder al agua, a diferencia del resto de asentamientos estudiados en la zona, situados en zonas montañosas.

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