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La nariz sí nos delata cuando mentimos

«Miente Pinocho, miente». Eso decía el chiste y parece que tanto este «clásico popular» como su inspirador, el cuento escrito por Carlo Collodi, paradójicamente no mentían. O no del todo. Científicos de la Universidad de Granada han demostrado que la nariz nos traiciona cuando mentimos y aunque no crece, su temperatura sí varía.

Lo que han venido en llamar «Efecto Pinocho» no es otra cosa que cuando realizamos un esfuerzo mental disminuye la temperatura de la punta de la nariz y si estamos ante una situación de ansiedad, aumenta al igual que la de la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo. Los científicos han llegado a estas conclusiones usando la termografía, una técnica que se basa en observar la temperatura de los cuerpos ante diferentes emociones.

Así, han descubierto que ante situaciones en las que se realiza un esfuerzo mental como ser evaluado, una tarea difícil o mentir, se producen cambios térmicos en la cara. En concreto, al mentir se activa en el cerebro una zona denominada «ínsula» del sistema de recompensa cerebral, la cual provoca el cambio térmico en la nariz. En el caso de que la persona diga la verdad, (sentimientos «reales» o «cualias») el área no sea activa. A más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa.

Y aprovechando el estudio, los científicos también han confirmado que ante la excitación sexual aumenta la temperatura de la zona pectoral y genital tanto en los hombres como en las mujeres o que muchas personas con empatía alta sufren contagio emocional cuando ven por ejemplo sufrir a otra y ese dolor se les contagia.

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