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La UGR crea una herramienta para analizar la soledad social de los mayores

Los mayores son los protagonistas del último estudio de la Universidad de Granada. Los investigadores del Gabinete de Calidad de Vida y Envejecimiento, único en España, han creado la primera escala española con la que medir la soledad social que sufren los abuelos

Y es que al envejecer, las personas ven disminuir su círculo social, lo que produce sentimientos de marginalidad, aislamiento y aburrimiento. Quienes la padecen desean tener un lugar dentro de un grupo de personas con las que puedan compartir intereses y preocupaciones.

Detectar todos estos factores ya es posible con ‘Escala de Soledad Social Este II’, la herramienta que permite a los expertos analizar la experiencia subjetiva del sujeto teniendo en cuenta los cambios sociales generados, la era digital o la adaptación a las nuevas tecnologías, factores con componentes cognitivos y emocionales.

Para llevar a cabo la baremación, los mayores tienen que enfrentarse a 15 preguntas y responder “siempre”, “a veces” o “nunca”.  “¿Tiene usted a alguien con quien puede hablar de sus problemas cotidianos?”, “¿Se siente usted solo?”, “¿Utiliza usted el móvil, el ordenador o Internet?”, “¿Le resulta fácil hacer amigos?”, son algunas de las cuestiones que se les presentan.

Para demostrar la validez de esta herramienta se realizó un estudio experimental con 780 mayores de más de 65 años de la provincia de Granada. De él, los investigadores constataron que el perfil de las personas mayores que viven en soledad son mujeres de entre 70 y 75 años que residen en zonas rurales y tienen lejos a sus familiares.

“La soledad social afecta más a mujeres que hombres debido al rol que las mujeres de esta generación han desempeñado a lo largo de su vida. Con el paso del tiempo dejan de sentirse elemento protector de sus familias para pasar a ser las protegidas de las mismas. La pérdida de los seres queridos, de la red de apoyo social, la crisis del nido vacío, etc. les hace encontrarse en una situación que en ocasiones no les permite adaptarse al cambio social que experimentan”, explica Ramona Rubio Herrera, catedrática en Psicogerontología y  principal responsable del estudio.

La teleasistencia es otro de los factores que influye en la soledad social. Las personas encuestadas que disponen de este servicio aseguraron sentirse más solas que aquellas que no cuentan con él. “Es un dato interesante, pues podría ser que el sentimiento de soledad de estas personas les impulsara a utilizar este servicio como una forma de contacto social y de sobrellevar los sentimientos negativos hacia los cambios que le están aconteciendo. De confirmarse esta hipótesis, la teleasistencia sería un recurso notable como fuente de apoyo social en las personas mayores”, apunta Rubio Herrera [Ver Cursos de Emergencias y Ciencias Sanitarias]

Con este estudio, los investigadores pretenden favorecer la adaptación de los mayores a los cambios sociales y promover, así, un envejecimiento activo.

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