Los estudiantes Erasmus van en aumento y, además, son mayoría los que optan por hacer prácticas en el extranjero en lugar de permanecer en una universidad o centro docente para completar su formación académica. Un aumento de becarios Erasmus que se ha traducido en una disminución del importe de las becas, aunque desde la Unión Europea se aboga por aumentar los recursos del programa para favorecer la movilidad estudiantil y cumplir con la Estrategia Europea 2020.
Los estudiantes cada vez están más concienciados de la importancia de vivir experiencias internacionales, aunque estén estudiando. Un motivo por el que el programa Erasmus cuenta cada vez con más aceptación. De hecho, el número de alumnos que cada año obtiene unabeca Erasmus ha ido creciendo. Tan sólo en el curso académico 2009-2010 se concedieron becas a más de 213.000 estudiantes, lo que supone un aumento del 7,4% sobre el año anterior, según datos dados a conocer por la Comisión Europea. [Ver cursos de Idiomas]
Y las perspectivas de cara al futuro reflejan que el programa seguirá creciendo, llegando incluso a superar los tres millones de estudiantes becados en el curso 2012-2013 desde el inicio de su andadura en el año 1987.
Del total de los 213.000 estudiantes, cerca de 178.000 pasaron parte de su programa de grado en una universidad o centro de enseñanza superior extranjero de entre los existentes en los 32 países de la iniciativa Erasmus entre los que se incluyen los 27 Estados de la Unión Europea, además de Croacia, Islandia, Liechtenstein, Noruega y Turquía. Un número de estudiantes que supone un incremento del 5,7%.
Sin embargo, el mayor aumento, del 17,3%, se produjo en los becarios Erasmus que optaron por realizar prácticas en el extranjero, siendo un total de 35.000 en la convocatoria de 2009-2010, dentro de la que también se concedieron 38.000 becas de personal y profesores universitarios –un 4% más- para enseñar o recibir formación en el extranjero.
Los estudiantes a la hora de elegir su destino como Erasmus se sienten atraídos por España, Francia y Reino Unido, países que han sido los tres destinos más populares en el curso 2009-2010. La Universidad de Granada, con 1.858 estudiantes, fue la universidad europea que más estudiantes recibió, seguida de la Universidad de Valencia y la Complutense de Madrid.
Además se da el caso de que España es el país que más alumnos ha enviado a otros estados, seguido de Francia y de Alemania. De las diez universidades europeas que más estudiantes Erasmus envían, cinco son españolas. La clasificación la encabeza la Universidad Complutense de Madrid, que en el curso 2009/2010 envió 1.473 estudiantes a universidades europeas.
Cuantía y recursos
En este período, el importe medio mensual de la beca Erasmus ha sido de 254 euros, cuantía que refleja una disminución del 7% debida al aumento del número de beneficiarios del programa.
No obstante, en la convocatoria 2009-2010, la Unión Europea destinó 415 millones de euros y no se descarta poder disponer de más recursos en las próximas convocatorias. Según ha explicado la comisaria europea de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud, Androulla Vassilou, “Erasmus es más popular que nunca y me comprometo a asignarle más recursos en el futuro” porque “estudiar o formarse en el extranjero favorece el desarrollo personal y las oportunidades de empleo, por lo que está justificado que seamos más ambiciosos cuando se trata de invertir en nuestros jóvenes”.
Precisamente, la falta de recursos económicos es uno de los problemas por los que hay estudiantes que no pueden estudiar en el extranjero. De acuerdo con una encuesta del Eurobarómetro, el 33% de los estudiantes que desean salir al extranjero no pueden permitírselo y el 63% de los que llevan a cabo la iniciativa deben recurrir a financiación privada o a sus ahorros.
Una situación que quiere solventarse desde la Unión Europea porque la movilidad en el aprendizaje es uno de los objetivos que se establecen en la Estrategia Europea 2020 para el crecimiento y el empleo, aparte de ser uno de los ejes de la iniciativa ‘Juventud en movimiento’ de la Comisión Europea.
Y es que estudiar a formarse en el extranjero hace que los jóvenes adquieran competencias y aptitudes que los empleadores valoran como es el caso del aprendizaje de idiomas y una mayor conciencia de los aspectos interculturales o la adaptabilidad. Además, los estudiantes Erasmus suelen estar más dispuestos a trabajar en el extranjero.