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Los propios adolescentes ven difícil acabar con el ‘bullying’ y sostienen que el maltrato escolar existe desde siempre

Los propios adolescentes ven difícil acabar con el ‘bullying’ y sostienen que el maltrato escolar existe desde siempre

La mayor parte de los adolescentes creen que el maltrato entre iguales en el ámbito escolar “es algo que ocurre desde siempre y que, además, va a continuar”. Asimismo, los jóvenes presentan “una visión negativa, pesimista y de resignación” ante esta lacra social, lo que dificulta la intervención y deja pocas esperanzas para la erradicación del ‘bullying’. Así se desprende de una tesis doctoral presentada por el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada, que advierte de que, desde un punto de vista de la acción psicopedagógica, “es necesario demostrar a los chavales que se puede hacer algo para terminar” con este tipo de actos violentos, fundamentalmente a través de programas educativos más completos. No todo está perdido.

Realizado por la profesora María Jesús Caurcel Cara, y dirigido por los profesores Fernando Justicia, Ana María Tomás y María del Carmen Pichardo, el citado trabajo tenía como objetivo conocer la representación que los adolescentes hacen acerca del fenómeno del maltrato entre iguales. Para llevarlo a cabo, los autores del estudio encuestaron a 1.237 menores de entre 11 y 16 años de Granada y Braga (Portugal), a quienes se aplicó un cuestionario para indagar en su percepción sobre el ‘bullying’. De este modo, se pudo constatar que, en los centros docentes estudiados, existen comportamientos de victimización con una tasa de incidencia de 7,3% de víctimas, 8.5% de agresores y 84.1% de niños ‘espectadores’.

Con su investigación, Caurcel ha corroborado que “el maltrato se está incorporando cada vez más al bagaje cotidiano de la interacción entre los grupos de iguales, se considera como algo natural y goza de cierta aprobación social”. Los escolares apoyan el comportamiento de quienes protagonizan los ataques y dejan aislados y desprotegidos a quienes los sufren. Además, el estudio revela que los niños, para describir a los implicados en estos casos, se sirven de estereotipos sociales, caracterizando a la víctima como una persona pasiva, socialmente incompetente y que experimenta estados emocionales desagradables de ansiedad, depresión e inseguridad; y al agresor como una persona fuerte, valiente, extrovertida, que experimenta estados emocionales agradables -victimizador feliz- que le dan poder y confianza en sí mismo, refuerzan su estatus en el grupo e inhiben otras motivaciones sociales para terminar con los abusos.

Diferencias por sexo y por edad

La investigación realizada en la UGR también ha demostrado que existen diferencias de sexo en la percepción social que los estudiantes tienen del ‘bullying’. Las chicas condenan los abusos de una forma más crítica, reaccionan ante ellos con emociones desagradables, rechazan este tipo de situaciones y muestran más empatía hacia la víctima, al describirla con un amplio conjunto de características positivas y reconociendo su sufrimiento y siendo capaces de compartir su estado emocional. Por su parte, los chicos resaltaban en sus categorizaciones la vulnerabilidad y responsabilidad moral de quienes son objeto de las agresiones, al afirmar que “deberían sentirse culpables y avergonzados”.

En cuanto a las diferencias halladas en función de la edad de los participantes en el estudio, las más marcadas se encontraron entre los preadolescentes de 11 y 12 años y los jóvenes de 15 en adelante. “La percepción de la vulnerabilidad de las víctimas y la intensificación del rechazo contra los agresores se acentúan conforme los adolescentes crecen, lo que se debe a una mayor interiorización de las normas sociales por parte de los niños”, explica Caurcel.

El estudio realizado en la UGR ha permitido encontrar asociaciones, regularidades y factores de riesgo y de protección que pueden servir como punto de partida para implementar intervenciones adecuadas, coherentes y realistas en los centros escolares estudiados. Además, ayudará a determinar cuáles deben ser los bloques a trabajar para programas de intervención directa que ayuden a salir de esa espiral de violencia injustificada a los adolescentes por sus propios medios, con el apoyo de toda la comunidad educativa.

Parte de los resultados de la investigación han sido publicados en la Revista Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación Psicológica, Electronical Journal of Research in Educational Psychology, Revista de Educación de la Universidad de Granada, Interamerican Journal of Psychology o European Journal of Education and Psychology.
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