POLÍTICA Y DIVULGACIÓN CIENTÍFICA
19 de Septiembre de 2005
LAS CONSTRUCCIONES INVADEN YA MÁS DEL 30% DE LA VEGA GRANADINA
Expertos reunidos en un curso del Centro Mediterráneo sobre el futuro de la aglomeración urbana granadina apuntan el imparable crecimiento de las viviendas en el Cinturón, que superan con creces las reservas de suelo previsto para este fin en los planes territoriales. Los ponentes apuntan como solución medidas de protección de este bien del patrimonio natural como los planes de ordenación urbana, una norma con la que sólo cuentan cinco de los treinta y dos municipios del Área Metropolitana.
Carolina Moya
“Granada es una ciudad que no ha sido invitada al nacimiento de su metrópoli”. Estas palabras del catedrático de Historia del Arte, Ignacio Henares, podrían resumir el proceso urbanístico que sufre la Vega granadina. Mientras la ciudad se preocupaba por buscar fórmulas que conservasen su frontera con la gran masa agrícola que la rodea, en los treinta y dos pueblos limítrofes al núcleo urbano, las viviendas adosadas invaden ya más del 30% del territorio. Una cifra que, según Henares, se sitúa muy por encima de la reserva de suelo previsto para este fin en los planes territoriales.
Durante su ponencia en el curso “¿Un futuro sostenible para la aglomeración urbana de Granada? La Vega es patrimonio” del Centro Mediterráneo de la Universidad de Granada, que se celebra estos días en el Parque de las Ciencias, Henares ha apuntado como factores de riesgo del suelo la especulación, las instalaciones industriales ubicadas en terrenos agrícolas y las grandes estructuras de construcciones lineales, como las viviendas adosadas. Estas amenazas dan lugar a un modelo de construcción insostenible caracterizado por un urbanismo disperso, que no atiende a planeamiento alguno, que desafía la ley en ocasiones y se supedita a los desplazamientos en coche.
El catedrático Ignacio Henares, durante su ponencia en el curso
Las claves para controlar este crecimiento incontrolado del ladrillo frente a los cultivos pasan, según el catedrático, por incentivar la conservación de las edificaciones urbanas de interés y la regulación de los núcleos menores del Cinturón. Sin embargo, el hecho de que cada pueblo normalice su situación urbanística no resulta la tónica general en la Vega granadina, donde sólo cinco de los treinta y dos municipios del Área Metropolitana cuentan con un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), obligatorio por ley para el año que viene. En breve, seguirán el ejemplo de Alhendín, Cájar, Dílar, Gójar y Pulianas –el quinteto más adelantado- otras localidades metropolitanas como Las Gabias, Atarfe, Ogíjares, Peligros, Fuente Vaqueros o Pinos Genil. No obstante, todos estos núcleos suman sólo el 30% del Cinturón, el resto de municipios rigen su urbanismo sobre la base de normas subsidiarias, normativas que ocupan el nivel más bajo de protección del suelo. Además, todos los pueblos del Cinturón han redactado propuestas de reserva de suelo de viviendas en su término municipal. El ejemplo más palpable, según el catedrático, es Atarfe que prevé la construcción de 15.000 nuevas edificaciones.
Cambio de modelo
Al crecimiento incontrolado de las viviendas de nueva planta se suma el cambio en el modelo de construcción. La primera ruptura irreversible con los cánones del pasado se produce en los años 70, cuando el deseo de la población rural por el desarrollo provoca una modificación de las estructuras anteriores. Si las viviendas rurales se caracterizaban por una baja densidad, un diseño respetuoso con el entorno y construcciones que permitían abundancia de terreno, a partir de los 70 las viviendas se convierten en lo que Henares ha denominado edificios propios de la industria de la construcción, que mimetizan la vivienda urbana, se construyen con materiales estándar y repiten su diseño. En esta nueva tendencia, priman las viviendas de nueva planta frente a la rehabilitación.
Este proceso constructivo se define por un desequilibrio entre el desarrollo económico y el consumo de un recurso no renovable como el suelo. Un dato de este modelo de desarrollo urbanístico lo ofrece la Carta Europea de Suelo: La población española ha crecido menos del 5%, de 1990 al año 2000, por el contrario, el suelo urbanizado consumido con fines constructivos ha aumentado un 25%.
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