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INVESTIGADORAS DE LA UNIVERSIDAD DE GRANADA ESTUDIAN LA PÉRDIDA DE FUNCIONES COGNITIVAS EN LOS ENFERMOS DE ALZHEIMER

Funciones cognitivas como la memoria, la atención, la planificación o el lenguaje están presentes en la ejecución de las actividades de la vida diaria, tales como el aseo, la limpieza de la casa o el hacer la comida. Muchas personas las realizan de forma automática, pero su ejecución depende de unas determinadas habilidades cognitivas, que en ciertas patologías que implican daño cerebral, como en el Alzheimer, se ven deterioradas, dificultando la autonomía de la persona afectada.

El equipo del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada (UGR) formado por Marisa Arnedo, María Rodríguez y Mª Jesús Funes ha desarrollado una línea de investigación para estudiar la implicación de las funciones cognitivas en la ejecución de las Actividades de la Vida diaria (AVDs). Se trata de un proyecto de excelencia dirigido por la profesora Funes y denominado Evaluación e intervención en las Actividades de la Vida Diaria en personas con deterioro cognitivo. Está incentivado con 64.840 euros por la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía. Entre sus principales objetivos está el profundizar en el conocimiento sobre los procesos cognitivos y cerebrales implicados en la realización de las AVDs, así como plantear estrategias de rehabilitación que les permita, a los pacientes, una mayor autonomía.

“Por ejemplo -explica la Doctora Arnedo- para hacer una simple tostada, necesitamos reconocer los útiles implicados, como el pan y el cuchillo (gnosias), saber cómo usarlos (praxias), recordar los pasos secuenciales para tostar el pan y después poner la mantequilla y la mermelada (memoria y planificación) y corregir algún error si se nos presenta en la tarea (funciones ejecutivas)”.

“Los problemas en la ejecución de estas actividades diarias tienen tanta importancia que son, actualmente, criterios imprescindibles para poder diagnosticar demencia. Por eso es importante evaluar de manera exhaustiva cada proceso cognitivo que impacta en el desempeño de las actividades cotidianas que realizan estas personas”, destaca la Doctora Arnedo.

Pérdida de habilidades

El Alzheimer tiene importantes repercusiones en las AVDs, desde sus comienzos. El síntoma más precoz es la pérdida de memoria, pero a medida que avanza la enfermedad, se agravan los déficit en las llamadas actividades instrumentales (conducir, preparar comidas, comprar o manejar finanzas) y en las tareas más básicas como las relacionadas con el aseo o la comida. Por eso, en opinión de la investigadora, “el ambiente que rodea al enfermo de Alzheimer puede colaborar para fomentar su autonomía personal. Las personas que están a su alrededor y disponer de una determinada manera los espacios y los objetos, son claves para que el deterioro funcional no avance tan deprisa.”

La fase de evaluación contemplada en este proyecto se está realizando en colaboración con la Residencia de Mayores de María (Fundación Gerón) y con la Unidad de Estancia Diurna de Santa Clotilde, en Granada, dependiente de la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social. Se está estudiando, en grupos de residentes, cómo desempeñan algunas tareas específicas de la vida diaria. Para la fase de intervención, que acaba de iniciarse, se ha diseñado un programa para la estimulación cognitiva, destinado a reforzar la memoria, la atención y el lenguaje, entre otras funciones, integrándolas en la ejecución de actividades diarias.

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