EL SISTEMA FINANCIERO, EN CONSTANTE REVISIÓN
Investigadores del Departamento de Teoría e Historia Económica de la Universidad de Granada, han desarrollado un proyecto con el que han definido el proceso de exclusión financiera en nuestro país. Han identificado los principales grupos susceptibles a esta situación, así como todas las dinámicas de los agentes financieros que han suavizado este proceso de exclusión en España. Al mismo tiempo, han evaluado la influencia directa del sistema financiero en el crecimiento de las regiones españolas y las funciones de éste para que, mediante un aumento de la riqueza económica, se reduzcan las bolsas de pobreza.
La exclusión financiera es un fenómeno hasta ahora poco abordado en los estudios económicos. A grandes rasgos, es el proceso mediante el que una parte de la sociedad queda sin acceso a participar en el sistema financiero, esto es, tan siquiera posee una cuenta bancaria para participar activamente en el sistema económico. Se trata de un problema que tiene enorme trascendencia en países en vías de desarrollo, donde una parte muy considerable de la población no tiene acceso a este tipo de productos o servicios financieros. Es un indicador del grado de desarrollo de una sociedad y, al mismo tiempo, señala la existencia de economías más informales, en las que la mayoría de transacciones son en efectivo y no hay impuestos. Sin embargo, en los países desarrollados no deja de ser un fenómeno importante (en EEUU se estima que existe un 10% de la población en situación de exclusión financiera) que se relaciona directamente con situaciones de pobreza y marginación.
Por ello, el grupo de economistas de la Universidad de Granada coordinado por Santiago Carbó Valverde, ha profundizado mediante un proyecto de excelencia de la Consejería de Innovación Ciencia y Empresa, subvencionado con 122.400 €, en los condicionantes y causas del fenómeno de la exclusión. El equipo ha trabajado sobre las razones de la exclusión, llegando a la conclusión de que en nuestro país, las principales bolsas vulnerables de exclusión se encuentran en las zonas rurales y en grupos inmigrantes minoritarios. Las primeras, más relacionadas con un condicionante geográfico, se han debido principalmente al menor nivel de movimiento económico de dichas zonas y, por ende, una menor atención del sistema financiero en sí, más presente en zonas urbanas. El segundo caso está más relacionado con un componente cultural y se deriva del importante flujo migratorio que España ha acogido en las últimas décadas. Buena parte de las personas que han llegado pertenecen a culturas muy diferentes, algunas de las cuales no les permiten, a veces por religión, a veces por costumbre, participar en nuestro sistema financiero.
Sin embargo, uno de los principales resultados obtenidos tras el proyecto ha sido la identificación de un control de la exclusión financiera, esto es, una adaptación hacia la integración financiera por parte del sistema de bancos y cajas en nuestro país. “En España, el papel de determinadas instituciones ha ayudado bastante a que la exclusión sea más baja de lo que se pudiera haber esperado. Otros países desarrollados tienen unos niveles del 10% de exclusión, mientras que en el nuestro, la exclusión hemos comprobado que se sitúa en torno al 3,8%”, afirma Santiago Carbó, detallando los frutos de su investigación.
Adaptación a la sociedad
Uno de los principales motivos de esta reducción del grado de exclusión ha sido la asistencia financiera que se ha prestado en zonas rurales. Principalmente las cajas, han pensado en los ámbitos rurales, muy dispersos en España, y han llevado sus productos a dichas zonas. De este modo han facilitado un mayor acceso a los servicios económicos y posibilitado que buena parte de la población tenga cuentas corrientes, acceso a transacciones o pueda desarrollar proyectos con un respaldo económico adecuado a sus condiciones.
Prácticamente algo muy parecido ha ocurrido con la inmigración, las entidades han sido conscientes de que se trataba de un sector al que le costaba más tener acceso y con el que era más difícil interactuar. Esto se ha solucionado pensando nuevos tipos de productos, como los microcréditos, y ofertando servicios específicos como el envío de remesas de dinero a sus lugares de origen. Por todo ello, la exclusión en nuestro país no es tan acentuada como cabría esperar, aunque no deja de ser un fenómeno al que hay que seguir atendiendo y procurando solucionar. Todas estas atenciones, en teoría, deberían haber llegado mediante regulación y legislación, pero ha sido el propio tejido financiero el que ha sabido reducir la exclusión, por su propio bien.
Sin embargo, la nueva situación económica de recesión, hace que todos estos resultados sean puntuales. Se va a continuar toda la investigación evaluando ahora los mismos fenómenos, pero esta vez en un panorama de más cautela financiera. Para esta investigación, este hecho resulta muy útil, ya que permitirá comparar situaciones radicalmente distintas y comprender mejor el comportamiento de la exclusión financiera y sus consecuencias sociales.
Señal de crecimiento económico
Otro de los resultados de este trabajo ha sido reconocer que esta situación de mayores servicios y productos del sistema de cajas y bancos permite una dinamización de la economía. Por ejemplo, para Andalucía, la actividad crediticia puede explicar casi un 1% adicional de crecimiento del PIB regional según los resultados de todo este proyecto. Es importante definir el papel de todo el sistema financiero y reconducir su actividad para afrontar los nuevos tiempos económicos que se presentan.
“Vamos hacia un modelo de banca más social, en la que las instituciones financieras se han dado cuenta que deben trabajar para su entorno, orientando su actividad en función de su realidad más próxima. También será importante aumentar la diversidad del sistema financiero, para hacerlo más fuerte”, indica Carbó. Con su grupo de investigación trabaja para proponer nuevas herramientas y líneas de actuación con las que el sistema financiero mejore su actividad, no sólo internamente para optimizar sus funciones, sino de cara a la sociedad, para hacer más eficientes las inversiones y resultados.
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