Inicio / Historico

¿Corremos el riesgo de padecer el síndrome de Pinocho?

Texcoco, México.- (Texcoco Mass Media).- Hay que tener mucho cuidado a la hora de mentir porque corremos el riesgo de convertirnos en Pinocho. No se trata de que nos crezca la nariz si no somos totalmente sinceros, pero se ha demostrado científicamente que esta puede experimentar algún cambio. Por ejemplo, la nariz cambia de temperatura cada vez que decimos algo que no es verdad.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Granada, en el que han aplicado por primera vez la termografía a la psicología, revela que al mentir cambia la temperatura en la punta de la nariz, a la vez que aumenta la temperatura corporal en la zona del músculo orbital, situado en la esquina interna del ojo. De esta manera, los científicos han demostrado que el denominado «efecto Pinocho» realmente existe y se puede llegar a saber si la persona con la que estamos interactuando nos está mintiendo o no.

Además, el estudio concluye que ante un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende, mientras que durante un ataque de ansiedad se produce una subida general de la temperatura facial. De esta manera, el principal descubrimiento del estudio es que ante situaciones que suponen un esfuerzo mental, se producen cambios térmicos faciales.

El asunto es aún más revelador cuando se trata de sentimientos, cuando alguien miente sobre estos, se activa en el cerebro una estructura denominada ‘ínsula’, que forma parte del sistema de recompensa cerebral si hay sentimientos reales (llamados cualias), pero que no se activa cuando no los hay. «La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», explican los científicos.

Por todo ello, conviene ser cuidadosos a la hora de no decir la verdad porque aunque nuestras palabras afirmen algo, nuestra nariz puede estar emitiendo señales que nos delaten.

Descargar