– Los expertos advierten que la acidez del aceite no es una virtud, sino un alto nivel de degradación
Científicos de la Universidad de Granada y la Junta de Andalucía advierten de que la acidez del aceite no es una virtud, sino una señal de un alto grado de degradación y aseguran de que la legislación española es muy fiable, por lo que es difícil que se comercialicen aceites adulterados.
El curso Autenticidad y trazabilidad de los alimentos celebrado en el Centro Mediterráneo de Almuñécar, analiza la calidad y la autenticidad del aceite de oliva, además de las garantías de los consumidores al adquirir este producto, según informó un comunicado de la Universidad de Granada.
El jefe del Servicio de Control de la Calidad Agroalimentaria de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta, Francisco de Paula Rodríguez García, explicó que las pruebas destinadas a determinar la calidad del aceite de oliva que consumimos se fundamentan en el análisis de la acidez, de los peróxidos, del índice k y en catas profesionales que valoran la categoría de cada aceite.
En España existen cuatro laboratorios de referencia para evaluar la calidad y la autenticidad del aceite de oliva, y dos de ellos se encuentran en Andalucía, uno en Córdoba y otro en la localidad granadina de Atarfe.
Las instituciones comunitarias definen a través de un Reglamento comunitario las medidas destinadas a garantizar que lo que el consumidor compra bajo el nombre de aceite de oliva, dentro de sus distintas categorías, es realmente aceite procedente de aceituna y no una mezcla con otros aceites más baratos, según el comunicado.
Sin embargo, recordaron que el año pasado asistimos a una investigación que acabó con el descubrimiento de una adulteración de aceite de oliva mezclado con aceite de girasol en proporciones superiores al 50 por ciento.
Igualmente, señalaron el caso de la adulteración con aceite de avellana, un fraude que, cuando la cantidad de aceite de avellana mezclada es inferior al 10 por ciento, resulta difícil de detectar incluso en los laboratorios.
Por último, los expertos destacaron que la legislación española va más allá de la comunitaria en dos sentidos: se prohíbe la mezcla de aceite de oliva con otros aceites para su comercialización, incluso si la etiqueta lo especifica claramente, y exigen que cualquier producto que contenga la más mínima cantidad de aceite de oliva o grasa vegetal, identifique en su etiqueta tanto la cantidad como la categoría del mismo.
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