Científicos granadinos rastrean en un meteorito la existencia de vida en Marte
Un equipo de científicos de la Universidad de Granada investiga el origen de los cristales de magnetita descubiertos en un meteorito marciano hallado en la Antártida en 1984, una iniciativa científica que pretende contribuir a esclarecer si existió vida en el planeta Marte.
El proyecto, en el que también participan investigadores de la NASA y del Savannah River Ecology Laboratory (Universidad de Georgia) examina este fragmento rocoso, de unos dos kilos de peso y compuesto básicamente por un silicato mineral llamado ortopiroxina.
Así lo ha explicado hoy la investigadora responsable de los experimentos y profesora del Departamento de Microbiología de la Universidad de Granada, Concepción Jiménez, quien ha avanzado que el grupo está trabajando para determinar si el meteorito contiene restos de actividad biológica en su interior.
Según ha destacado la científica, ningún investigador ha establecido aún «criterios objetivos» que permitan distinguir el origen biológico de las muestras minerales.
No es posible saber inequívocamente, ha dicho, el origen bacteriano o no de minerales encontrados en sedimentos terrestres o extraterrestres, por lo que el primer paso consiste en establecer criterios que determinen el origen del mineral.
Esta fase es «fundamental» para concluir si las muestras de magnetita encontradas en el meteorito están ligadas o no a alguna actividad bacteriana en Marte, ha aseverado Jiménez.
Sin embargo, la investigadora ha advertido de que los cristales de magnetita -óxidos de hierro- encontrados dentro del meteorito presentan características similares a los que se forman por las bacterias magnetotácticas, que viven actualmente en la Tierra.
Para acabar con esta incertidumbre, los científicos granadinos están desarrollando experimentos en los que tratan de sintetizar cristales de magnetita a través de diversos métodos inorgánicos, combinados con otros métodos controlados por diferentes microorganimos.
A través de técnicas de microscopía electrónica y espectroscópicas, pretenden comprobar si es posible efectivamente diferenciar magnetitas en función del origen bacteriano o no.
El meteorito, denominado ALH84001, fue hallado en la región de Allen Hills de la Antártida en 1984.
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