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PORTADA > Cultura > Cultura Un estudio de la momia de Sancho de Castilla revela que no murió envenenado
MERCEDES VEGA
TOLEDO. ¿Podría haber cambiado el curso de la historia si Sancho de Castilla no hubiera muerto envenenado en la infancia? Es posible, pero un minucioso estudio morfológico, anatomopatológico y toxicológico realizado por un equipo multidisciplinar a la momia de el infante Sancho de Castilla y en el que se han utilizado las últimas tecnologías, concluye que la causa de su muerte no fue el envenenamiento como se sospechaba, sino un proceso infeccioso agudo pulmonar. La microscopía electrónica de barrido no ha detectado presencia de tóxicos como arsénico, cianuro o mercurio, muy utilizados en la Edad Media, y los investigadores ven improbable que el joven infante muriera, con unos siete años de edad, envenenado.
Esta hipótesis se ha mantenido durante siglos, pues su padre, el rey Pedro I de Castilla, fue asesinado por su hermanastro Enrique de Trastámara, que pasó a ocupar su trono. Cuando muere Pedro I, el infante, de un año de edad, es trasladado a la fortaleza de Toro (Zamora) junto a su hermano Diego, donde murió en 1370. De ahí viene la suposición del envenamiento, aunque el infante Sancho no era el primogénito de Pedro I, que tuvo varios hijos con tres mujeres y otros tantos sin reconocer.
Los resultados de la investigación se presentaron ayer en el convento de Santo Domingo el Real de Toledo, donde han permanecido los restos del infante desde 30 ó 40 años después de su muerte.
«Desde luego, si hubiera reinado Sancho de Castilla, no lo hubiera hecho Isabel la Católica», dijo el antropólogo físico de la Universidad de Granada, Miguel Botella, quien indicó que el estudio de la momia sirve de excusa para conocer las condiciones de nutrición o de la sociedad de la época. «Ésta es la realidad, y la momia nos aportará datos objetivos», aseguró.
Para poder contestar a las sospechas de envenenamiento y otras muchas dudas sobre la muerte del infante se organizó un equipo de investigadores coordinado por el doctor Miguel Botella y en el que han intervenido especialistas del Hospital Clínico de Barcelona, de las universidades de Granada y Alcalá de Henares, de la Comisaría General de la Policía Científica de Madrid y del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha.
En el Hospital Virgen de la Salud de Toledo, se llevó a cabo la primera fase del estudio, con la realización de una tomografía computerizada, que no reveló ningún traumatismo como causa de la muerte del niño.
Para completar el análisis y obtener el mayor número de datos posibles sobre «Principito» o «Sanchito», como llaman de forma cariñosa las hermanas dominicas del convento toledano al infante, se empleó un escáner en 3D de superficie de alta precisión.
Uno más
La priora del convento de Santo Domingo el Real, sor María Teresa Fernández, confesó ayer la revolución que ha causado en la comunidad el estudio de la momia de «Sanchito», y que ella ya la había visto por los años 70. «Es uno más de la comunidad, le tenemos preparado un traje de monaguillo para ponerle de limpio», apuntó enormemente satisfecha.
Pero fue en noviembre de 2005, al realizarse obras en el retablo de las Manos Atadas, cuando se sacaron de nuevo los restos y la archivera, sor María Jesús Galán, propuso al delegado provincial de Cultura, que se investigara la momia. Para ello, la Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha ha aportado 7.000 euros.
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