Más de la mitad de las universidades españolas ofrecen formación a través de internet
MADRID. R. Barroso
La oferta de los centros públicos dobla a la de los privados y son las áreas de Ciencias Sociales y Estudios Técnicos las que cuentan con mayor número de recursos
La pantalla digital sustituye a la pizarra, los apuntes se bajan de internet, los debates en clase discurren en un chat y las dudas se mandan a los profesores por «e-mail»: las aulas universitarias están cambiando. Por ello, las claves, los retos y las posibilidades de esta docencia virtual centraron la atención de numerosos expertos durante la pasada semana en las «Jornadas Formativas sobre Enseñanza Virtual» que tuvo lugar en la Universidad de Huelva y que pusieron de manifiesto que la oferta de formación de las universidades españolas a través de internet, aunque empieza a ser significativa, todavía no está suficientemente generalizada. Lo que deja un optimista escenario para la creación y desarrollo de campus o servicios virtuales, de modo que es previsible un aumento de la oferta de cursos y programas «on-line» a corto plazo.
«La implantación del crédito europeo -que computa el trabajo presencial y no presencial del alumno- abre todo un campo de posibilidades a la enseñanza virtual o semipresencial», señala Alfonso Infante, responsable de la unidad de enseñanza virtual de la Universidad de Huelva.
Modelos españoles
Las nuevas tecnologías en la enseñanza universitaria han sido también objeto de un minucioso estudio por parte del Laboratorio de Educación y Nuevas Tecnologías de la Universidad de La Laguna. En España, a diferencia de otros países de nuestro entorno, son dos los modelos de oferta docente universitaria a través de internet: la creación de campus virtuales paralelos a la red física de centros presenciales y la constitución de universidades completamente virtuales.
Así, más de la mitad de las universidades españolas (un 52 por ciento) tienen algún tipo de oferta docente a través de internet, ya sea propia o compartida con otros centros. Pero si además se tiene en cuenta la titularidad de los centros, los datos revelan que las universidades públicas (61 por ciento) casi doblan el porcentaje de centros privados (31,5 por ciento) que disponen de alguna oferta formativa virtual.
En lo que al número de estudiantes matriculados se refiere, depende del año de creación de los campus virtuales: los más antiguos (creados en el curso 96-97) han tenido más de 18.000 estudiantes, los creados entre el 97 y 99 han registrado entre 3.500 y 4.000 alumnos,mientras que los creados entre 1999 y 2001 han tenido entre 200 y 1500 estudiantes (a excepción de la Universidad de Murcia que ha contado con 8.000).
Uno de los aspectos más importantes es la oferta formativa, siendo los cursos de formación continua, las asignaturas de 1º y 2º ciclo, estudios de posgrado y cursos de doctorado los más frecuentes. Por áreas, existen mayor número de cursos a distancia en Ciencias Sociales y Estudios Técnicos, mientras que en Ciencias de la Salud y Ciencias Experimentales la oferta resulta bastante escasa.
El idioma utilizado en la gran mayoría de CV es el castellano, seguido del catalán y el inglés, aunque también existen algunos cuya oferta está en euskera o gallego. En cuanto a la Plataforma más utilizada, presente en el 50 por ciento de los campus, es la WebCT.
Calidad y oferta formativa
Los expertos coinciden que el siguiente reto de los campus virtuales es asegurar el control de su calidad. En este sentido señalan algunas limitaciones y problemas como la ausencia de un patrón común en los distintos centros, una oferta formativa descompensada tanto en número de asignaturas por niveles como por campos de conocimiento. También precisan que la oferta formativa de algunas universidades es escasa, tanto para la enseñanza semipresencial como para la virtual y que muchos de los campus están pensados para estudiantes matriculados en las asignaturas presenciales del propio centro, pero no para aquéllos que quieran acceder a su oferta formativa desde otros puntos geográficos.
En este sentido, señalan la ausencia de una evaluación institucional de la oferta de docencia virtual. Para tomar medidas, los expertos sugieren la elaboración de unos criterios comunes de calidad para la educación a distancia a través de las redes digitales para todo el sistema universitario español. Una cuestión que fue debatida durante el Congreso y que ha movido a las universidades andaluzas a colaborar en la creación de una guía de evaluación de la calidad de la enseñanza virtual universitaria. «No se trata sólo de ofertar cursos -señala Alfonso Infante de la Universidad de Huelva- sino de ofrecer calidad. Es un tema que preocupa a los centros porque la oferta virtual es una carta de presentación de la propia universidad y de sus profesores».
El coste de la enseñanza
Germán Ruipérez, presidente de la Agencia Española para el Desarrollo e Investigación de la Sociedad de la Información, coincide en señalar en su libro «Educación Virtual y e-learning»que existen dos retos importantes: la homologación y control de calidad de las titulaciones obtenidas por internet y los costes de esta enseñanza.
Respecto a esto último, Ruipérez insiste en que un reto importante al que se enfrentan las autoridades universitarias a la hora de proceder a la virtualización de su oferta académica, total o parcial, es la estimación del coste real del proceso. Tras un detallado estudio se señala que en el caso de las universidades presenciales, el coste de cada alumno (en 2001) varió entre los 3.700 euros al año de la Universidad de Santiago de Compostela y los 5.100 de la Autónoma de Madrid. En el caso de la UNED el coste de cada alumno fue de 1.100 euros al año, mientras que el de un alumno de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC) fue de 2.200 euros.
Por tanto, el alumno universitario español «más barato» es el de la UNED, que imparte sólo enseñanza no presencial, mientras que el de la UOC, que imparte sólo por internet, cuesta el doble, aunque lejos siempre del coste de cualquier alumno de la enseñanza presencial que cuesta cuatro veces más que el de la UNED. En cualquier caso existe otro factor a tener en cuenta: ofrecer enseñanza virtual a los estudiantes universitarios presenciales supone siempre un gasto adicional a las universidades, por lo que para la adecuada implantación de estas nuevas tecnologías resulta clave disponer de la financiación adecuada.
Ahora, la apuesta de futuro es potenciar las experiencias de campus interuniversitarios por cuanto suponen una reducción de costes, la ampliación de la oferta formativa y el desarrollo de programas y cursos a distancia entre diferentes equipos docentes.