Las empresas energéticas han fijado su punto de mira en el litoral andaluz. Las intenciones de importantes compañías del sector de realizar prospecciones para buscar bolsas de hidrocarburos y gas están generando un gran rechazo entre grupos ecologistas, responsables de los municipios afectados y empresarios del sector turístico, que ven una aberración que el antiguo Ministerio de Industria incluso concediese permisos en zonas de alto valor medioambiental.
Las críticas por estos trabajos, que se iniciaron años atrás cuando se iban a iniciar frente a las costas de los municipios malagueños de Marbella, Fuengirola y Mijas, se han retomado después de la multinacional de capital canadiense CNWL Oil obtuviese permisos para iniciar prospecciones en la zona del mar de Alborán limítrofe entre Málaga y Granada. Aunque aún no tienen fecha de inicio, se realizarían durante un mes en una extensión de unas 130.000 hectáreas y afectaría a las localidades granadinas de Almuñecar, Salobreña y Motril y las malagueñas de Nerja y Torrox.
Los opositores a este proyecto han intensificado sus protestas para que el nuevo Ejecutivo central revoque las autorizaciones y han protagonizado manifestaciones en las que se reclama al PP y PSOE que actúen con consecuencia después de que el año pasado impulsaran prospecciones contra las prospecciones de Repsol YPF frente a Mijas, Fuengirola y Marbella. Industria amplió los permisos de esta compañía hasta el 20 de agosto de 2013, lo que desencadenó una ola de protestas de los alcaldes. La regidora marbellí, Ángeles Muñoz, reiteró en más de una vez que estas iniciativas empresariales «atentan contra el turismo, nuestra principal forma de sustento, y el medio ambiente».
Los pescadores están convencidos de que los caladeros se verán afectados por estos trabajos y que la situación sería aún más grave si se encontrase alguna bolsa de gas o hidrocarburo y finalmente se autorizase la extracción. El patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Caleta de Vélez, José Luis Guerrero, aseguró que supondría «la ruina» del sector en la Costa del Sol oriental.
Pero hay opiniones contrarias a esta conclusión. El investigador del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT) y catedrático de la Universidad de Granada Juan Ignacio Soto precisó que este sistema, denominado «air-gun» o cañones de aire comprimido, «no tiene efectos en la fauna».