Tras años de destrucción de empleo, se siguen perdiendo puestos de trabajo y la dinámica no ha tocado fondo porque la economía andaluza está estancada. Este desolador panorama fue dado a conocer ayer, en forma de cifras y balances, casi todos negativos, por los responsables del 27 Informe Económico y Financiero de Andalucía Eseca de Caja Granada. Después de un año 2010 de «ajuste intenso» en el ámbito nacional, la crisis continúa y «a escala andaluza se intensifica aún más», según señaló ayer Santiago Carbó, autor principal del informe que advierte de que «el sector de la construcción sigue perdiendo peso» mientras que los servicios y el turismo dejan un comportamiento «algo más favorable».
Aunque de un modo en que aún no puede crearse empleo «de un modo significativo», la previsión para este 2011 de los expertos de Eseca es de un aumento del PIB en un 0,6 por ciento, dos décimas menos que en el conjunto de España. El ejercicio 2010 se cerró con un descenso de casi un 0,7 por ciento en el PIB que cayó aunque a un ritmo menor que en el año anterior (-3,6 por ciento). El aumento del consumo de los hogares y la mejora del comercio exterior han sido decisivos para esta mejoría en el mapa de los números rojos del sistema económico andaluz. Las exportaciones han crecido un 6,8 por ciento en 2010 en términos interanuales, frente al descenso del 8,1 por ciento registrado el año anterior. Las importaciones, por su parte, han registrado una mejoría del 2,3 por ciento. Es de lo poco bueno que se puede reseñar.
El mercado de trabajo de la comunidad autónoma ha registrado un agravamiento de sus problemas endémicos. La tasa de paro se estableció en un 28 por ciento al cierre del año pasado mientras que en el primer trimestre de 2011 alcanzó el 29,7 por ciento. Las previsiones de Eseca indican que al término del año se situará en un 28,6 por ciento. «Todo lo que se puede hacer en materia de empleo es muy importante para reducir esta tasa», señaló Carbó.
El también consultor de la Reserva Federal de Chicago y catedrático de la Universidad de Granada explicó que, dado que no existe un crecimiento de la economía que esté en el entorno del 3 por ciento y que, por tanto, pueda favorecer la creación de empleo, han de tomarse medidas encaminadas a hallar nuevas fórmulas de contratación que permitan facilitar puestos de trabajo. La generación de confianza ha de pasar por una flexibilización del mercado laboral, pero también por la moderación salarial.
Proceso de ajuste
Hay que tener en cuenta que la situación nacional continúa en un incierto «proceso de ajuste» en el que, según la información facilitada ayer por Caja Granada «queda todavía un largo camino hasta superar los desequilibrios y despejar las incertidumbres latentes en los mercados».
A diferencia de la economía internacional, que comenzó a remontar durante el segundo semestre de 2009 y cobró impulso a comienzos de 2010, España no retoma el pulso. Y Andalucía menos. Antes al contrario, la caída de la ocupación se ha visto reforzada por un incremento de la participación laboral femenina de mayores de 35 años. Este colectivo de mujeres supone el 81 por ciento de nuevas activas que en su gran mayoría pasa directamente a una situación de desempleo.
Eseca señala igualmente que ni este año ni probablemente el siguiente se vaya a producir una estabilización del número de desempleados debido a los desajustes estructurales y teniendo en cuenta los datos publicados por la EPA y el Servicio Público de Empleo durante los primeros meses de este año.
La agricultura aguanta el tipo
La crisis del pepino es la punta del iceberg de los problemas de un sector básico de la economía andaluza como es la agricultura. En 2010, la economía del campo se vio afectada por una adversa climatología que generó múltiples pérdidas en cosechas debido a las fuertes lluvias. Sin embargo, el sector cerró el último trimestre del año con un incremento del Valor Añadido Bruto (VAB) del 2,8% en términos interanuales. No fue suficiente para compensar la caída del 0,85% registrada en el conjunto de 2010 respecto del año anterior.
La revolución de las cajas
El Informe Eseca incorpora un capítulo monográfico dedicado a la reforma y reestructuración financiera emprendida en 2010, cuyas consecuencias están afectando, fundamentalmente, a las cajas de ahorros. Hasta la fecha, la reestructuración se ha concretado en 12 procesos de integración en toda España que han reducido el número de cajas de ahorros desde 45 hasta 17, en las que han participado 40 entidades, cuyos activos representan más del 90 por ciento del sector de cajas. El tamaño medio del sector de las cajas de ahorros se ha triplicado, pasando de 28.825 millones de euros en 2008 hasta 75.906 millones de euros en septiembre de 2010.
En la actualidad, el proceso de reestructuración bancario no puede considerarse cerrado. Según el análisis de Eseca, se trata de una de las más exigentes y detalladas reformas del panorama financiero mundial, que precisa aún de una mayor definición y desarrollo para alcanzar sus objetivos y, en particular, el de lograr la confianza y credibilidad de los mercados e inversores internacionales.