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Guías y conductores del desierto egipcio se forman en lectura de mapas y GPS

La Universidad de Granada ha formado a guías y conductores del desierto occidental egipcio en la lectura de mapas topográficos y en navegación GPS a través de un curso en el que se han usado sistemas informatizados idénticos a los empleados por los estudiantes de Geología de la institución académica.

El programa formativo, subvencionado en el marco de la VIII Convocatoria de Proyectos de Cooperación Universitaria para el desarrollo (CICODE), ha permitido enseñar a los 30 trabajadores que se han sometido a él (conductores de safaris y guías turísticos) a conducir con un sistema de GPS usando un receptor, un mapa y un ordenador con conexión a Internet, ha informado hoy la Universidad.

La idea surgió de los propios guías y conductores egipcios que habían acompañado anteriormente a una expedición geológica de la Universidad de Granada, según Fernando Bea, catedrático de Mineralogía y Petrología de la Universidad y responsable de este proyecto, que ha permitido mejorar las condiciones de trabajo en la zona y la conservación de los puntos turísticos del desierto.

Las actividades de guía y conductor turístico son el principal recurso económico del desierto occidental egipcio.

Los beneficiarios del curso ya son capaces de manejar un sistema de GPS y planificar un recorrido de varios días en el desierto usando mapas y ordenadores.

Al curso han asistido dos profesores de la Universidad de Tanta que se han comprometido a trasladar la información, incluidos mapas y manuales, a otros profesores y estudiantes de geología de esta Universidad, así como un capitán del Ejército destinado a las patrullas de protección en el desierto del Oeste.

El desierto occidental de Egipto ocupa 700.000 kilómetros cuadrados, lo que representa las dos terceras partes del territorio total de este país.

Considerado el más grande del mundo y la zona más árida de la tierra, el desierto occidental egipcio se extiende desde el Nilo hasta la frontera con Libia, al Oeste, y desde el Mediterráneo hasta la frontera con Sudán, al Sur.

Las únicas zonas habitadas son cinco oasis (Siwa, Bahariya, Farafra, Dakhla y Kharga) y la única ruta transitable es una carretera de mala calidad que los une (el resto es sólo arena).

Según la Universidad, desde los últimos años los turistas occidentales demandan cada vez más safaris en el desierto profundo (zonas remotas como Gilf Kebir o Oweinat), lo que ha llevado a la creación de una nueva profesión entre la población de los oasis: guías turísticos especializados en el desierto y conductores de safaris.

Los recorridos pueden durar hasta diez o quince días dentro del desierto, por lo que la localización y orientación pueden ser un problema incluso para la gente bien entrenada, especialmente en condiciones atmosféricas adversas (como tormentas de arena).

En esas condiciones, un GPS puede representar la salvación de un grupo de personas, según la Universidad.

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