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Entre un 25 y un 30 por ciento de los gitanos andaluces vive en la marginalidad

ANDALUCÍA
EDICIÓN IMPRESA – Andalucía
Entre un 25 y un 30 por ciento de los gitanos andaluces vive en la marginalidad
En Granada hay más de 20 pueblos en los que la población gitana supera el 15 por ciento y Sevilla capital es la ciudad que acoge a un mayor número de gitanos

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A.F.C.

SEVILLA. En Andalucía viven alrededor de 350.000 gitanos, de los cuales entre un 25 y un 30 por ciento (casi noventa mil) viven en situación de marginalidad o exclusión social, según las estimaciones de la Junta de Andalucía. Pese a ello, no todas estas personas viven en asentamientos chabolistas, sino que estos son sólo una pequeña parte, que se calcula inferior a un cinco por ciento lo hace en asentamientos.

La directora general de Servicios Sociales e Inclusión, Purificación Causapié, destaca que la lectura de estos datos da una visión bastante más positiva de la situación de los gitanos que la percepción que la sociedad tiene del colectivo, pues aún cuando un 30 % es una cifra muy alta de exclusión, ahí se engloban familias que aunque tengan una renta muy por debajo de la media y necesiten la ayuda social sí tienen una forma de vida normalizada. Además, estas cifras también indican que un 70 por ciento del colectivo, está plenamente normalizado en cuanto a renta, vivienda y otros parámetros.

Signos de marginación

Igualmente, el catedrático de Antropología de la Universidad de Granada, Juan Gamella, en un estudio de la Población Gitana en Andalucía, publicado por la Junta de Andalucía, constanta que un contingente notable del colectivo gitano está en una situación de normalización social, pese a lo cual matiza que «si se observa al colectivo de forma global presenta evidentes signos de marginación».

El profesor Gamella coincide con la directora general de la Junta, al decir que los gitanos andaluces en la actualidad se asimilan más, en costumbres y cultura, con los andaluces con los que llevan conviviendo más de cinco siglos que con comunidades gitanas de otras partes del mundo. De hecho, Purificación Causapié, hacía esta distinción a la hora de abordar el problema de la inmigración de gitanos rumanos que está teniendo cierta importancia en Andalucía y que son un colectivo con pocas características en común con los gitanos andaluces. Además, entre los gitanos andaluces, los diferentes colectivos son heterogéneos y, sobre todo, son lo que el profesor Gamella califica como una «población en transición» en cuyo seno están teniendo lugar profundos cambios en sus costumbres, modo de vida y estructuras familiares y sociales o demográficas.

A este respecto, la directora general c omentaba que en los últimos tiempos han salido a la luz algunos datos que demuestran estos cambios: por ejemplo, pese a que los gitanos siguen teniendo un índice de natalidad bastante más alto que el de la población no gitana, se ha reducido; y, aunque la edad media para contraer matrimonio sigue siendo también más temprana sobre todo en las mujeres, ha aumentado. Gamella da otro dato interesante sobre estos cambios culturales: la mayor parte de las mujeres gitanas de todas las edades consideran muy interesante la planificación familiar, aunque el profesor Gamella matiza, en su estudio, que en muchos casos luego tienen problemas para llevar esta planificación adelante a causa de la incomprensión masculina.

El nomadismo, una leyenda

Otra conclusión del estudio de Gamella sobre los gitanos en Andalucía es que no són nómadas y que ese pretendido nomadismo es «una leyenda» pues desde hace varias generaciones son una población asentada, sedentaria y con residencia fija. Según datos de su estudio, el 85 por ciento de las familias gitanas llevan viviendo en el mismo municipio desde hace más de 15 años. Respecto a las poblaciones donde se asientan, afirma que lo hacen en «todo tipo de unidades de población, desde las mayores ciudades a las más pequeñas y apartadadas aldeas y pedanías». De hecho, el 50 por ciento de los gitanos de toda España viven en Andalucía. En Granada, por ejemplo, se da la circustancia de que hay al menos 20 pueblos en los que la población gitana supera el 15 % de la población. Pero, sin embargo, en número de habitantes gitanos, Sevilla capital encabeza el ranking con más de 20.000.

El estudio indica también que los gitanos andaluces viven hoy mayoritariamente en barriadas urbanas perfericas (más del 44%) y en barrios de primera y segunda expansión de pueblos y ciudades (más del 31 %). Es decir que tres cuartas partes de la comunidad gitana andaluza vive en zonas urbanamente consolidadas y relativamente nuevas. El 25 % restante se reparte entre los centros viejos de las c iudades y los asentamientos no consolidados y degradados.

La mayoría vive en pisos

Asimismo, y es otro dato contra los estereotipos,más del 53 por ciento de los gitanos andaluces vive en viviendas en altura, es decir en bloques de pisos; otro 23 por ciento vive en viviendas consolidadas de una sola planta, y el resto en infraviviendas muy deterioradas lo que incluye casas, cuevas, poblados de transición y una mínima proporción en chabolas. En definitiva, «la mayoría de los gitanos andaluces no vive en los poblados chabolistas o barraquistas sino en barriadas de promoción pública y en zonas de construcción reciente». Sin embargo, el estudio también dice que «muchos gitanos viven hoy en Andalucía «segregados, en barrios o asentamientos separados de otras áreas aunque sea por líneas imaginarias pero poderosas».

Otras diferencias de la comunidad gitana respecto a la paya es su juventud: el 64,3 % tiene menos de 25 años. Asimismo, el tamaño de las familias gitanas sigue siendo mayor, ya que el promedio de miembros de una familia gitana es de 5,2 miembros, mientras que el de una no gitana es de 3,5. En natalidad también hay diferencias, para empezar las mujeres gitanas comienzan a tener hijos más jóvenes, en el 28% de los nacimientos la madre tiene menos de 20 años y tienen tambien hijos hasta más tarde, un 2,5 de las madres gitanas tiene más de 40 años.

Las gitanas, no tan sumisas

El estudio de Gamella para la Junta también aborda la situación de la mujer gitana y destaca algunos hechos que sorprenden: aunque la gitana es una sociedad patriarcal no se cumplen en el caso de las gitanas los roles de mujeres «sometidas o sumisas».

Según este catedrático, las gitanas son habitualmente activas y emprendedoras y con una fuerte presencia e iniciativa en el ámbito público y extradoméstico. De hecho, afirma que la mujer gitana participa en las actividades económicas extradomésticas, o sea que trabaja fuera de casa, más que las paya.

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