Convencidas de que en época de crisis la formación es, más si cabe, una herramienta utilísima para encontrar empleo, las universidades han hecho un esfuerzo titánico para mantener, y en algunos casos hasta incrementar, su oferta de cursos de verano, aunque los recortes presupuestarios han sido inevitables en muchos campus.
Es el caso de la Universidad de Santiago de Compostela, donde los apuros económicos han obligado a sus autoridades académicas a realizar «recortes muy importantes» en su oferta, de un cincuenta por ciento en relación a 2009, según confirmó a Efe Pablo Sampedro, director del Área de Cultura y coordinador del programa formativo estival.
Si en 2009 la universidad gallega celebró 72 cursos, este año la oferta se ha rebajado a casi la mitad, 37, debido, sobre todo, a la retirada de patrocinadores, «afectados también por la crisis», se lamenta Sampedro, y a las dificultades para encontrar otra alternativa financiera.
«Habrá menos cursos y de menor duración. Ha habido que recurrir a profesores amigos de otros lugares que, además, no cobrarán.
Suponemos que disminuirá el número de alumnos, porque a ellos también les afecta la crisis, y muchos tendrán dificultades para pagar los gastos de matrícula y desplazamiento». El año pasado los matriculados fueron más de 3.800.
La Universidad de Santiago organiza cursos de verano, si bien con algún paréntesis, desde 1975, en esa capital y en Lugo, además de otros catorce municipios gallegos. «Sus ayuntamientos -resalta Pablo Sampedro- han hecho auténticos esfuerzos para mantener sus subvenciones». A pesar de todo, la crisis les ha tocado de lleno.
En la UNED han tenido mucha más suerte, pues su principal patrocinador, el Banco Santander, ha mantenido su apoyo financiero.
«La crisis no nos ha afectado, sorprendentemente», señala Consuelo Gómez López, directora de los cursos de verano de esta universidad, que celebrará su XXI edición.
MATRÍCULAS CONGELADAS No obstante, y conscientes del momento delicado que vivimos, la UNED ha congelado los precios de las matrículas para los alumnos interesados en sus 160 cursos, ocho más que el año pasado, cinco de los cuales estarán dedicados al análisis de una situación que se ha agravado en las últimas semanas.
«Nuestra filosofía -apunta Consuelo Gómez López en conversación con Efe- es que la mejor alternativa que tienen nuestros jóvenes para escapar de la crisis es aprendiendo también en vacaciones, sin renunciar al ocio».
El 37% de los temas que abordarán los cursos de la UNED, en sus 47 sedes, más los centros de Malabo (Guinea Ecuatorial) y Buenos Aires, tienen que ver con la ética, con el buen gobierno, el respeto al medioambiente, los derechos humanos y el compromiso personal e institucional con nuestro entorno. «Confiamos -comenta Gómez López- alcanzar por lo menos el mismo número de alumnos que el año pasado, más de 5.500».
La crisis ha afectado «en cantidad, pero no en calidad» a una de las citas académicas con más solera del verano español, los cursos de la Complutense madrileña, según reconoce a Efe su rector, Carlos Berzosa. «Nos hemos visto obligados -añade- a dar muchos cursos pero en menos tiempo».
La crisis, sus causas y consecuencias, figura en lugar destacado en el amplio abanico de temas que se abordarán en los cursos de la Complutense, que un año más tienen como escenario la localidad madrileña de San Lorenzo de El Escorial, por los que pasarán unos 1.700 ponentes -entre ellos, casi la totalidad de los ministros del Gobierno de Rodríguez Zapatero- y más de 4.000 alumnos.
En otra universidad madrileña, la Politécnica, que celebra este año la sexta edición de sus cursos de verano, con sede en la localidad segoviana de La Granja de San Ildefonso, han encontrado también «dificultades», reconoce su rector, Javier Uceda, para mantener el número y el nivel de la oferta académica estival.
Serán cuarenta cursos en una «oferta atractiva, trabajada y rigurosa», con la que se espera «no defraudar» a los más de 800 alumnos que, confían, formalicen finalmente la matrícula.
LA UIMP, LA MÁS VETERANA La más veterana de la universidades con experiencia en cursos de verano, la Internacional Menéndez Pelayo, que los inició en 1933, no sólo ha tenido la fortuna de no tener que recortar su programación, «sino que la hemos incrementado un poco», declaró a Efe su rector, Salvador Ordóñez. Eso sí, se han congelado los honorarios de profesores y colaboradores.
También han tenido que «trabajar más para buscar patrocinadores.
El trabajo ha sido ímprobo», reconoce el rector de la UIMP, que este año gastará en los cursos de Santander un total de 6.801.421 euros, de los cuales un 68,71% se financian a través de patrocinadores, públicos y privados, el 12,66% con las matrículas de los alumnos -unos 10.000 el año pasado- y el 18,63% restante con cargo a su presupuesto.
«En el mundo universitario somos capaces, y estamos muy acostumbrados a ello, a hacer muchas cosas sin apenas dinero. A veces, siento un poco de vergüenza porque parece que pertenecemos a una orden mendicante», bromea Salvador Ordóñez.
En la Universidad de Granada, que lleva ya 27 veranos de programas académicos, pasaron «miedo» el año pasado, cuando la crisis empezaba a mostrar su cara más desagradable, «pero finalmente todo salió bien. Este año confiamos que el comportamiento sea similar», afirma Jesús Arias Abellán, subdirector del centro que organiza los cursos del campus andaluz.
La estrategia, en cualquier caso, ha sido la de organizar más actividades en Granada capital, «porque son más baratos, tenemos menos gasto en desplazamientos», y menos en otras sedes tradicionales, como las localidades de Almuñécar, Guadix o Motril, y congelar los honorarios del profesorado.
LA CRISIS, TEMA DE MUCHOS CURSOS La Universidad granadina tiene un presupuesto de unos 480.000 euros para cursos de verano, «el mismo que el año pasado», pero «si el número de alumnos baja en relación a la cifra estimada, tendremos que replanteárnoslo», reconoce Jesús Arias.
La Rey Juan Carlos de Madrid, que celebra la XI edición de sus cursos de verano, en Aranjuez, como en años anteriores, ha querido que el análisis de la actual situación de crisis global esté en el centro de muchos de los debates.
En la Autónoma madrileña la crisis les ha obligado a un recorte «mínimo, del tres por ciento» en su programación veraniega, que «afortunadamente no afectará al número de cursos», admite Valeria Camporesi, vicerrectora de Extensión Universitaria y Divulgación Científica.
«Nuestros profesores se han movido mucho para encontrar ayudas.
En cualquier caso -argumenta- nuestra oferta siempre ha sido más ajustada que, por ejemplo, la de la Complutense. El momento es difícil, pero hemos hecho un esfuerzo de racionalización».