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Ceuta, cuna de radicales

Ceuta, cuna de radicales
POR CARMEN ECHARRI
CEUTA. La «operación Duna», que el pasado 12 de diciembre se saldó con la detención de once personas en Ceuta, ha girado en torno a una oscura protagonista: la mezquita «Atawba», un centro de reunión sobre el que hace meses, desde que se tuvo conocimiento del tipo de conversaciones y alegatos radicales que en ella se proferían, había puesto sus miras la Policía.
Tras la macrooperación policial (el juez finalmente dejó en libertad sin cargos a cuatro de los detenidos) nadie se acerca hasta este lugar de reunión, ubicado en pleno corazón del Príncipe Alfonso. La barriada tiene miedo. Nadie quiere que le señalen como islamista, extremista ni mucho menos terrorista; no quieren problemas.
Entre la indignación callada por lo sucedido -a pesar del auto de Garzón, nadie quiere creer todavía que los detenidos sean radicales y optan por especular sobre una confabulación motivada porque los arrestados llevan barba y son creyentes- y el miedo a ser metido «en el mismo saco» que los arrestados, resulta complicado obtener cualquier valoración en una barriada que con más de 12.000 habitantes tiene estructura de pueblo. De pueblo fronterizo, salpicado por los ilícitos negocios que nacen en cualquier frontera, cuna de asentamiento de marroquíes desconocidos por el resto de habitantes, pero que terminan adquiriendo cierto poder en el barrio.
La Delegación del Gobierno nunca ha negado el poder que grupos radicales asentados en Tánger están ejerciendo paulatinamente en el Príncipe, intentando asentarse en centros de reuniones para captar a poblaciones «débiles», como la del Príncipe. Un barrio en el que el floreciente negocio del narcotráfico y del contrabando de personas alimentó a numerosas familias, pero que, una vez cortado y reducido notoriamente por los golpes policiales continuados, ha dejado enormes tasas de paro, pobreza y marginación.
Fácilmente manejables
«Tenemos mucha juventud en paro, que no saben qué hacer en todo el día. Son jóvenes a los que les da igual cualquier cosa y que son fácilmente manejables. Ahí es donde se están asentando los radicales promoviendo la figura de Bin Laden como ídolo e introduciendo ideas radicales en estas personas», apunta una fuente policial. Este testimonio no hace si no ratificar lo indicado por los profesores de la Universidad de Granada Javier Jordán y Humberto Trujillo, que en su informe «Entornos favorables al reclutamiento yihadista: el barrio del Príncipe Alfonso» hacen precisamente referencia a esta situación de abandono, desestructuración y tercermundismo que fomenta la generación del radicalismo ante la presencia de «captadores» con fuerza suficiente como para captar a masas.
Este proceso de captación influyó directamente en la mezquita «Atawba», que pasó de ser un centro de reunión visitado asiduamente por la población del Príncipe a convertirse en un reducto de radicales, cuando fue literalmente «tomada» por algunos de los ahora encarcelados, entre ellos los cabecillas Mohamed Fuad y el conocido como «Marquito».
«En el Ramadán del pasado año estaba llena. Fíjate que en este (Ramadán) tan sólo acudían grupos aislados. En el barrio se sabía que lo que allí se estaba produciendo no era bueno», apunta un vecino de la barriada en cuyas paredes comienzan a aparecer ahora mensajes alusivos a la operación con palabras mal escritas como «chibatos». Ese «no era bueno» al que se alude cuadra con la ristra de informes que desde marzo de 2005 estuvo realizando la Policía, informes que contenían grabaciones, escuchas y fotografías de los encuentros y reuniones mantenidos en este entorno, y expresiones de elevado contenido radical proferidas por adolescentes que entremezclan esas ideas embaucadoras con el consumo de hachís. «Se emitían valoraciones de todo tipo, con contenido más o menos radical, siempre apuntando a la yihad y a la exaltación de prácticas radicales», apunta un agente policial. «Hemos escuchado a chicos adolescentes proferir proclamas muy radicales, aunque luego se desvían con otras frases más coloquiales que nada tienen que ver con este asunto. Son adolescentes fácilmente manejables», comenta.
Persecución del Corán
De estos hechos nada sabe o nada quiere saber la población del Príncipe, que insiste en negar la presencia de radicales en su barriada, atribuyendo las detenciones policiales a una persecución a la práctica estricta del Corán y a la excesiva religiosidad.
El imán principal de Ceuta, Ahmed Liaziz, recalca que el islam choca directamente con cualquier práctica radical, ya que el individuo que se aproxima a Dios a través del islam «no puede dejar de estar en paz con Dios, consigo mismo y con el prójimo». Los imames niegan que uno de ellos pueda estar implicado en prácticas radicales, aunque lo cierto es que resulta imposible contactar con cualquier responsable de la mezquita «Atawba» -que toma su nombre de un versículo del Corán cuya interpretación puede ser radical-, «desierta» desde que se produjo la operación y contemplada únicamente por los musulmanes que frecuentan el popular cafetín del «Mojito», erigido en centro de reunión del barrio con un único tema de conversación: la «operación Duna». Saben que cuando la mezquita cambió de nombre y pasó a denominarse «Atawba» en vez de «Al Harrak» «algo estaba pasando».
Liaziz defiende a sus colegas con firmeza y niega que pueda haber un solo imán en la ciudad que no transmita los verdaderos valores del islam. «El problema es -diagnosticó el profesor- que existe un 20 por ciento de la comunidad que, debido a su falta de cultura islámica, interpreta los mensajes a su manera o a la manera de quienes tratan de convencerles de determinadas cosas». «Todo está relacionado», apunta el presidente de una asociación islámica que prefiere mantenerse en el anonimato. «Cuando empezaron a quemar los morabitos, cuando en la manifestación contra la chirigota se permitieron determinadas intervenciones de personas que no sabían hablar español o cuando las pasadas navidades se permitió una caravana festiva de personas cercanas a prácticas radicales se sabía que algo estaba pasando».
Informes policiales
Aunque oficialmente nadie quería hablar de radicales, todos sabían que estas prácticas se estaban generalizando en la ciudad. Hay muchos «barbas» que son de Marruecos que intentan captar a los jóvenes», apunta coincidiendo con algunas de las valoraciones destacadas en el auto dictado por el magistrado Baltasar Garzón.
Esas insinuaciones nunca confirmadas por órganos oficiales sí que quedaban incluidas en la ristra de informes a las que ha tenido acceso ABC. Informes que vinculan a uno de los detenidos, alias «Marquito», con la quema del morabito de Sidi Embarek, hecho que nunca pudo demostrarse pero que tuvo a esta persona, asidua a la mezquita «Atawba», como sospechoso. Informes basados en fotografías y escuchas que vinculan a captadores de Marruecos con vecinos del barrio a los que intentan vender la figura de Bin Laden como un semidios ylas prácticas radicales como una forma de ganar dinero. Captadores que conocen versículos del Corán de memoria -como se cita en algunos informes internos- y que presentan términos como la «inmolación» o la «guerra santa» como algo normal, vinculándolos así erróneamente (y aprovechándose del desconocimiento de una población, en muchos casos, incauta) al Corán.
«¿Por qué no te inmolas?»
«Una cosa pequeña viene en el Corán y te saco un fascículo y te empiezo a leer y te hace llorar, Dios te dice «Lliat» («inmólate»). Dios nos dice que somos musulmanes y, ¿a qué estamos esperando? Me voy con el Señor, ¿por qué tú no te inmolas con la gracia de Dios todopoderoso? Yo conocía a uno que nos sentábamos juntos, tenía muchas empresas de petróleo se fue a Afganistán y era de Arabia Saudí. Le dije: ¿nada más llegar te vas a inmolar? Me dijo que no, que se iba a atar a las piernas una cuerda por todo el cuerpo, se iba a tumbar en el suelo para cuando pase un tanque salir volando. Dios dice bienaventurado sea los que van a inmolarse por una buena causa, ser muyahidines».
Contenidos de este tipo llenan los informes que los servicios de información de la Policía Nacional han remitido a Madrid. Son muchos los sospechosos a los que se aluden y, de hecho, distintas vías de investigación todavía se mantienen operativas, pues quedan individuos «en cartera».
Algunas de estas vías, tal y como reconoce la Policía, investigan los propios cuarteles, ya que los soldados musulmanes se convierten en objeto de captación de estos radicales a los que interesa el conocimiento que puedan tener sobre logística o material explosivo.
De igual forma que la Policía investiga, también lo hace la Guardia Civil y los servicios de información de la Comandancia General. Aunque lo hacen por caminos bien distintos, finalmente tienden a coincidir en las mismas personas y, sobre todo, en los mismos entornos. Uno de ellos es el centro religioso «Atawba».

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