El poeta García Montero consideró obligado descalificar opiniones sectarias y dogmáticas
El poeta y profesor de la Universidad de Granada Luis García Montero ha dicho hoy que al escribir un artículo periodístico donde cuestionaba a un compañero de su Departamento sólo pretendía contestar a unas opiniones que provocaban «sectarismo y dogmatismo» en el alumnado.
García Montero ha negado que tuviera «ánimo de ofensa personal»
García Montero, que se ha sentado hoy en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal 5 de Granada acusado de injurias graves, ha negado que tuviera un «ánimo de ofensa personal» al profesor José Antonio Fortes, que le pide una indemnización de 60.000 euros, y que únicamente quiso responder a unos planteamientos «muy desorientados e injustos».
En este sentido, ha comentado que Fortes, además de cuestionarle a él mismo en aspectos personales y con ataques hacia su familia y su labor literaria, decía en sus clases que Federico García Lorca era un fascista o que Francisco Ayala fue un aliado del franquismo.
Rencillas previas
«Creí que había que contestar esas opiniones porque afectaban al alumnado», ha comentado el escritor, quien ha asegurado haber sufrido una «persecución» desde hace años por parte de su compañero, a raíz de una reunión en el Departamento.
En el artículo periodístico escrito por García Montero, guiado por la libertad de expresión, calificó a Fortes como «perturbado» y sugería a la Universidad que lo pusiera «en su sitio».
La víctima ha negado que cuestionara al acusado o a otros literatos
Por su parte, el denunciante, que ejerce la acusación particular y que ha declarado como testigo, ha recordado que García Montero le llamó, entre otros insultos, «hijo de puta» y le dijo que nunca había tenido ideas, al tiempo que ha negado que le cuestionara a él o a otros literatos en sus clases.
La acusación particular, que antes de que el juicio haya quedado visto sentencia ha elevado a definitivas sus conclusiones provisionales, ha calificado como un «hecho gratuito» los insultos «ilegales» que atribuye a García Montero, de quien cree que se reiteró en su artículo y en el que no ve arrepentimiento.