The Conversation | Autora de la Universidad de Granada: María Isabel Cifo Izquierdo. Profesora interina. Dpto. Didáctica Expresión Musical, Plástica y Corporal. Área de Didáctica de la Expresión Corporal, Universidad de Granada.
Autores de otras instituciones: Antonio Luis Quiñonero Martínez. Profesor de Didáctica de la Expresión Corporal, Universidad de Murcia | Alberto Gómez-Mármol. Didáctica de la expresión corporal, Universidad de Murcia | Bernardino Javier Sánchez-Alcaraz Martínez. Profesor Contratado Doctor – Didáctica de la Expresión Corporal, Universidad de Murcia.
De casa al instituto y del instituto a casa: puede que andando, pero sobre todo en transporte público o privado. Este es el máximo movimiento que realizan fuera de la escuela una mayoría de estudiantes en España, entre los que los niveles de sedentarismo y obesidad continúan aumentando desde la pandemia. Solamente seis de cada diez cumplen las recomendaciones de actividad física de la Organización Mundial de la Salud.
Los centros educativos tienen una responsabilidad fundamental en fomentar y facilitar el ejercicio físico de los niños y adolescentes, y hay propuestas en marcha como el programa de Escuelas Activas, los descansos activos y los patios activos.
Y dentro de escuelas e institutos, son los docentes de Educación Física los que asumen la responsabilidad de transmitir hábitos saludables de ejercicio físico. La nueva ley educativa propone que para lograrlo apliquemos metodologías activas: aquellas que buscan implicar a los estudiantes en actividades prácticas y animarlos a reflexionar sobre lo que están haciendo, en lugar de recibir la información del profesor de manera pasiva.
Pero ¿cómo permiten estas metodologías que todos los alumnos sin exclusión encuentren la asignatura interesante y desafiante, y participen en ella con igual grado de compromiso?
Metodologías activas para la Educación Física
Algunos ejemplos de estas metodologías son el modelo de responsabilidad personal y social y el modelo de educación deportiva. Ambos desarrollan la enseñanza de los contenidos curriculares a partir de la educación en valores, de manera que buscan fomentar actitudes cívicas y responsables y evitar comportamientos de competitividad y rivalidad que a menudo se asocian a la práctica deportiva.
El modelo de responsabilidad personal y social tiene entre sus objetivos el fomento de actitudes como el respeto, la autonomía, el esfuerzo o la ayuda a los demás, a partir de propuestas basadas en la actividad física.
Por ejemplo: podemos aprovechar las sesiones de baloncesto para trabajar al mismo tiempo las actitudes de respeto, enfocadas en la observación de conductas referidas al cuidado del material. O se puede trabajar la autonomía personal a través del reparto de roles con funciones claras y concisas: el alumno o alumna que asume el rol de capitán es el único que puede acceder al almacén para coger o dejar el material, mientras que el que asume el rol de preparador físico es el responsable de dirigir la activación fisiológica o calentamiento.
Una sesión en cinco fases
Para llevar a cabo este modelo, su autor, Donald Hellison, propone el desarrollo de cada sesión dividida en cinco partes:
- Tiempo de relación, entendida como una parte previa a la sesión en la que el docente establece una comunicación distendida e informal con los participantes para conocer sus inquietudes, sus emociones y sentimientos.
- Toma de conciencia, en la que se celebra una reunión dentro del pabellón para plantear los objetivos de la sesión. Ejemplo: si se pretende trabajar el deporte del atletismo, en la primera parte de la sesión, se deben plantear objetivos referidos al juego limpio, como el respeto a las decisiones del árbitro, o relativos a conductas de trabajo y superación, como el planteamiento de objetivos individuales.
- Responsabilidad en acción, en la que se llevan a cabo las principales actividades de carácter físico por las que se consiguen los objetivos curriculares.
- Encuentro de grupo, referida a la asamblea en la que se valoran las conductas y comportamientos observados, así como la consecución de los objetivos planteados en la primera reunión.
- Evaluación y autoevaluación, en la que se da voz al estudiante para que evalúe la consecución de los objetivos propuestos. Esta evaluación se realiza mediante el thumb test: el dedo pulgar hacia arriba representa una valoración positiva; en horizontal, una valoración neutra, y hacia abajo, una valoración negativa.
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Cultos en el deporte
Por su parte, el modelo de educación deportiva tiene como objetivo formar individuos cultos en términos deportivos. Para ello, se propone la simulación de una temporada deportiva, basada en cualquier disciplina deportiva, que se alarga durante 18 o 20 sesiones.
En cada temporada, el grupo o clase se divide en equipos cuyos integrantes asumen roles de responsabilidad como el de jugador, capitán o árbitro. De este modo, son ellos los encargados de desarrollar las distintas competiciones, garantizar el correcto desarrollo de los partidos o enfrentamientos y organizar la celebración de un evento final de carácter festivo.

La combinación de ambos modelos es óptima debido a las características comunes que presentan, como el fomento de actitudes de participación y esfuerzo por encima de otras de rendimiento y competición. De este modo, usados en conjunto permiten trabajar cualquier contenido de tipo físico o deportivo con la intención de formar ciudadanos socialmente proactivos, favoreciendo actitudes de predisposición y motivación.
Evidencias y resultados
Nuestra investigación en la Región de Murcia, con estudiantes de segundo curso de ESO (13-15 años), aplicó la hibridación de ambos modelos con el objetivo de valorar su efecto sobre los niveles de práctica de actividad física y el desarrollo de la condición física.
En este sentido, dada la motivación experimentada por los estudiantes tras el programa de intervención, se observó un incremento de los días de práctica física motu propio de los participantes. Sin embargo, cabe destacar que ni antes ni después se cumple con los estándares para considerar a un individuo como activo: cinco días o más de práctica de actividad física cada semana.
Por otro lado, se analizaron los niveles de condición física de los estudiantes mediante pruebas físicas como el salto a pies juntos, el test de resistencia cardiorrespiratoria y el test de velocidad-agilidad. En este caso, también se observaron incrementos en algunas pruebas, como el salto a pies juntos, tras el desarrollo de la intervención basada en la hibridación de modelos.
Aumentar los días de Educación Física
Asimismo, son numerosos los esfuerzos que se están haciendo por conseguir un incremento en el número de horas de Educación Física semanales. Hoy en día, la Educación Física cuenta con dos o tres horas semanales, es decir, la mitad de los días que se necesitan para considerar a una persona activa.
Por lo tanto, a pesar de la estrecha relación que tiene la Educación Física con los hábitos de vida activa y saludable, no se deben entender como contenidos específicos del área. La salud y, por tanto, la actividad física deben ser consideradas como una obligación de toda la comunidad educativa, siendo responsabilidad de docentes, familias e incluso de las administraciones públicas.