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El lema de la democracia, ‘una persona, un voto’, no siempre tiene reflejo en las elecciones

El curso ‘Matemáticas en el entorno cotidiano: optimización de recursos y matemáticas para la política’ del Centro Mediterráneo de la Universidad de Granada ha sido marco en la mañana del miércoles 18 de julio, para la discusión sobre la justicia del actual sistema electoral.

Es habitual que siempre que se desarrollan elecciones, ya sean de ámbito local, autonómico, nacional o européo, se abra el debate sobre si el método de asignación de escaños es el más adecuado o no. Constituye ésta una de las más importantes y a la vez polémicas aplicaciones de las matemáticas: la representación proporcional, los sistemas electorales y la elección social.

Partiendo de un teorema matemático que afirma que no existe método de elección social que no sea manipulable, ¿cuál es, en cualquier caso, el menos manipulable? ¿cuál es el más representativo?, ¿cuál es el más justo, y en qué sentido?.

Victoriano Ramírez González, catedrático de Matemática Aplicada de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada, es hoy por hoy uno de los mejores expertos matemáticos de España en sistemas de representación proporcional, sistemas electorales, y métodos de elección social, con numerosas publicaciones internacionales y varias tesis dirigidas al respecto.

Victoriano Ramírez afirma que, en efecto, «los métodos de elección social son manipulables, pero no cosiste en que se pueda acceder a la urna, meter la mano y cambiar las papeletas… la manipulación puede hacerse en el mismo momento en que se emite el voto, cuando ese voto no es sincero». El catedrático granadino afirma que no existe un sistema mejor que otro, y que el sistema elegido depende de qué queremos.

Una persona, un voto

Existe una variada gama de sistemas electorales en España. » Ninguno es mejor o peor», afirma Ramírez, «lo que hay que saber siempre es qué se quiere, y en función de lo que se quiere hay que elegir el sistema». El sistema español fue adecuado en su momento, cuando las provincias jugaban un papel más importante que las autonomías, pero esta circunstancia ha cambiado.

Además, se podría plantear la necesidad de eliminar grandes agravios entre partidos que tienen el voto concentrado o disperso. Es el caso de IU y de CiU, el primero, con más votos habitualmente que el segundo, ha sacado menos escaños. La democracia es una persona un voto esto demanda proporcionalidad. Pero cualquier cambio ha de ser paulatino, pues las consecuencias pueden ser buenas en proporcionalidad y malas en lo democrático.