Inicio / Historico

El monte vuelve a nacer

– El monte vuelve a nacer

Hoy se cumple el segundo aniversario de un suceso que los habitantes de Lanjarón y otros municipios próximos no olvidarán fácilmente. El 23 de septiembre de 2005, dos excursionistas ingleses que se habían perdido en el monte pensaron que, prendiendo una fogata, podrían ser localizados con más facilidad. Lo que consiguieron con esa ocurrencia fue que ardieran 2.600 hectáreas, la inmensa mayoría de ellas incluidas en el Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada.

Fue un auténtico drama. No hubo muertos, pero sí 35 personas evacuadas, pérdidas millonarias en la agricultura y la devastación de una inmensa zona forestal de valor ecológico incalculable. Pinos, castaños y almendros de cultivo sucumbieron a los efectos de las llamas. Y todo por una actitud irresponsable.

Además, claro, se produjo una importante pérdida sentimental, la que genera esa sensación de desolación que siente el que mira la montaña y la ve absolutamente calcinada. Para muchos, el monte era su vida. Siento como si me quemara yo, resumió aquel día, con mucho acierto, un anciano agricultor mientras reprimía las lágrimas.

Ese hombre, lamentablemente, ya no tendrá tiempo de ver de nuevo el monte tal y como lo conoció. Pero sí sus descendientes, porque, pasada la inevitable fase inicial de desconcierto, todo el mundo estuvo de acuerdo en que aquello había que regenerarlo. Aun sabedores de que los resultados no se verían a corto plazo -entonces ya se dijo que serían al menos quince años-, políticos y ciudadanos, esa vez sí, se dieron la mano y se conjuraron para lograrlo.

La primera fase de ese programa de reforestación, también denominada de emergencia, ya se ha acometido en su totalidad. Consistió, entre otras cosas, en retirar la madera quemada, construir diques -un total de once- para frenar la erosión del terreno y prevenir avenidas, la recuperación de caminos y acequias o la instalación de fajinas en las laderas. Para todo eso se destinó un presupuesto de 5,5 millones de euros, aportados por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta.

Mientras se acometía esa primera fase de urgencia, la Consejería redactaba el proyecto de la segunda y más ambiciosa, la que contempla la reforestación de la superficie dañada. Ha sido complejo, porque se ha estudiado el terreno a fondo, revisando por barranco y teniendo en cuenta las características del suelo y otras muchísimas circunstancias, explica Javier Sánchez, director del Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada, que añade que ahora se está a la espera de que el citado proyecto se tramite. Según las previsiones, comenzará a ejecutarse en diciembre de este año o en enero de 2008. El organismo autonómico invertirá 3.840.000 euros en los montes públicos y otros 1.300.000 en las fincas particulares afectadas.

Mientras llega ese día, al menos sí hay noticias positivas. El terreno se ha comportado razonablemente bien, algo a lo que han ayudado dos años climatológicamente favorables. Esta primavera se ha visto con claridad con qué fuerza ha brotado la hierba y hasta algunas capas de encinares, comenta Sánchez, ciertamente ilusionado.

En esa segunda fase, apuntó, se van a aplicar unos criterios científicos, ecológicos y técnicos para lograr como resultado lo que podría denominarse un monte del siglo XXI. En ese objetivo han colaborado la Universidad de Granada y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Buscamos un monte más abierto, con mayores discontinuidades, adaptados a las posibles consecuencias del cambio climático, más resistente a plagas y enfermedades y que implique más a la gente en su conservación, enumeró el director del Parque, que en ese último punto incluye, naturalmente, a la gente que vive de la montaña, como los ganaderos.

El hacer el monte más discontinuo, relató, consiste en conseguir zonas con menos densidad de masa forestal para que, por un lado, sea más fácil de defender frente a un incendio -como una suerte de cortafuegos moderno, más integrado en el paisaje- y, por otro, dar espacio para el pastoreo. Eso da a los ganaderos más perspectiva de trabajo y más beneficio económico, además de implicarles más en su conservación, dijo.

En cuanto a las especies que van a ser replantadas, dependerá también de la altitud. Habrá pinar de carrasco en la zona más baja, encinar en le media, vegetación de ribera -sauces, sobre todo- en los lugares más frescos y enebros y piornos en la parte más alta del monte.

La idea es facilitar las cosas a la naturaleza, poner la técnica a su disposición y ayudar así a un proceso natural para restaurar un bosque mediterráneo, resumió.

Descargar